domingo, 9 de enero de 2011

Un justo homenaje








por Luis A. Castro
La vida está llena de decisiones y ejercer control sobre aquellas implica ayudar a construir nuestro destino .Percibir las cosas que nos pasan y adaptarlas a la realidad es parte importante para que tengamos éxito personal. Y dentro de este proceso de madurar, crecer y triunfar están las relaciones sociales que nos ayudan a aprender, pensar y comportarnos. También es parte importante el ambiente en que nos desarrollamos (hogar, escuela, vecindario, iglesia) y la interacción con amigos, compañeros y parientes. Todo ello aporta una influencia que corresponde al ser humano discernirlas, digerirlas y aplicarlas en la medida de sus propios intereses.
Y entonces podemos sostener como corolario que para ser exitosos en la vida debemos asumir buenas decisiones y en la medida que somos seres sociales interactuar con personas que ejerzan una empatía e influencia positivas capaces de llevarnos al éxito personal. Porque como dice Paulo Coelho, “Ningún hombre es una isla. Para hacer frente al buen combate, necesitamos ayuda”.
Y entonces la influencia, la ayuda de personas con sentido social aumentan el positivismo a nuestro entorno y nos permite perseverar en lo importante que es la vida y en comprender que las cosas buenas nos abren la puerta a la felicidad.
El exordio a este artículo tiene sentido en la medida que nuestra ciudad, Monsefú, recibió en los años 60 a un grupo de personas que procesó con sus iniciativas una influencia positiva sobre una generación de pobladores que hoy por hoy, con un merecido homenaje al hermano Diego Glos, corrobora que fueron envueltos en una vorágine de acciones que determinaron el éxito de sus vidas personales.
Crecer en un hogar aparente es bueno, tener una educación alturada es reconfortante; pero si al mismo tiempo aceptas la decisión de seguir y compartir con personas de real valía e intenciones sanas, la seguridad de triunfar acrecienta.
Y así lo reconocen los Walter y Pedro Salazar García, Marcos Guevara, Liliana Escajadillo, Jesús “Chito” Custodio, Pablo Díaz, “Teny” Cigueñas, Los hermanos Incio, los hermanos Vassallo, los hermanos Bravo, Harold Capuñay, el que escribe, las hermanas Kant Galleno , los hermanos Flores Llontop y toda la generación de monsefuanos que ahora está entre los 40 y 55 años. Y por consiguiente también salieron beneficiados nuestros hijos y nietos.
Gracias a Dios nos tocó interactuar con las religiosas de las “Madres de la Misericordia”, con los Hermanos Cristianos seguidores del irlandés Edmundo Rice, con el padre Carlos Conroy, el padre Juan Maddigan y toda la legión de religiosos foráneos que se erigieron en una grata influencia, que dieron un giro de 90 grados a nuestras vidas.
Construyeron escuelas ( La Misericordia y Carlos Conroy ), vimos la religión católica desde otra perspectiva, nacieron instituciones como los Boys Scouts y las Chicas Girls, reverdecimos laureles en el baloncesto y al igual que los “White Stars” en años pasados, se erigió el “Deportivo Monsefú en una sensación departamental; practicamos artes marciales con el hermano Eduardo; aprendimos el inglés ( Javier Sullivan fue mi profesor particular), nos dieron lecciones de fe y amor al prójimo ; es decir, vimos la vida con nuevos horizontes.
Incluso ganamos profesores de primer nivel y políticos emergentes como el Padre Carlos Conroy que se convirtió en un alcalde de lujo, que generó obras y dejó un legado: alcalde es aquel que trabaja para servir al pueblo y no servirse del poder que da esa posición.
Anecdóticamente los religiosos y religiosas, todos ellos de otra raza, blancos y pelo rubio impulsaron una sensación de tener cerca a la mujer o el hombre soñado. Las monjas , guapas ellas, arrancaron más de un suspiro en los jóvenes que inicialmente las veían como mujeres de real belleza, hasta que finalmente entendían que eran enviadas de Dios con una misión diferente a nuestras intenciones.

Algo adicional. La presencia de los Hermanos Cristianos fue verdaderamente importante en ese compartir amical entre carlinos y diegoferrinos ( estudiantes de los colegios San Carlos y Diego Ferré Sosa)que por razones injustificadas llevaron adelante y por muchos años una rivalidad en competencias escolares que muchas veces terminaron en grescas y enemistades. Fue vital aquellas jornadas entre muchachos y chicas guías, así como las “Noches de Oración” impulsadas por el hermano Eduardo para que carlinos y diegoferrinos dejaran de lado sus diferencias y tomen parte de esas reuniones como verdaderos cristianos.
Por eso me place saber que la visita a Monsefú del hermano Diego Glos no pasó inadvertida, que muchos monsefuanos encabezados por la alcaldesa Rita Ayasta le rindieron un homenaje y a través suyo se recordó a tantos religiosos y laicos extranjeros que sembraron paz y felicidad en nuestros corazones, que influenciaron en la vida que ahora llevamos miles de oriundos de la “Ciudad de las flores”.
Tal vez las nuevas generaciones se preguntarán y...porqué ya no están con nosotros, porqué ahora están en otros lugares del Perú y Sudamérica?.Porqué se fueron de Monsefú?.Eso ya es otra historia. Algo de eso se llevó a su tumba el padre español de apellido Belchi.
No quiero dejar de resaltar el tributo realizado en esa misma ceremonia a la inolvidable “tía” Colomba Vassallo, quien se ganó el aplauso y admiración de los jóvenes de esa época por su férrea actitud de propulsar jornadas sabatinas de baloncesto. Su compromiso y entrega fueron loables.
La vida está llena de decisiones, pero las asumimos de manera sabia y sensata cuando crecemos alrededor de gente capaz , gente amiga. La soledad no es buena. Termino esta nota con otra frase del buen Paulo Coelho: “De nada sirve comprender el universo entero cuando se está solo”.
Ah…mi agradecimiento a mi primo Marcos Guevara y al hermano Javier Sullivan por las fotografías.

FOTOS DE ARRIBA HACIA ABAJO
1.- Con sus pañoletas que los identificó como Boys Scout, un grupo de monsefuanos participaron de la ceremonia.
2.-Con brazos en alto, la inolvidable “tía” Colomba agradece el homenaje.Aplauden la alcaldesa Rita Ayasta y el hermano Diego.
3.-El hermano Diego, carismático él, lleva un paño monsefuano sobre el cuello.
4.-En 1963 el Padre Carlos Conroy ,vestido con su indumentaria de religioso,encabezó una delegación de monsefuanos en su calidad de alcalde de la ciudad.
5.-El “grandazo” Javier Sullivan rodeado de un grupo de amigos durante su última visita a Monsefú.Está con un gorro de Papa Noel .
6.-“Los escorpiones”, equipo de baloncesto que competía en jornadas sabatinas. Figuran entre otros dos extintos: Cufo y Mañuco Senmache.También Marco Bravo,Angelillo Boggio y de lentes otro fallecido,mi cuñado Manuel Casas.
7.- Un grupo de hermano cristianos posa para el recuerdo durante una jornada de trabajo.

7 comentarios:

  1. Realmente fue un justo homenaje a un hombre que dedicó parte de su vida a formar jóvenes. Lástima que por motivos de trabajo no pude estar en el homenaje. Desde siempre, Diego Glos, gracias por tu esfuerzo en bien de la juventud monsefuana,

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  2. El y todos los religiosos que llegaron a Monsefú sembraron esperanza,amistad y solidaridad. Gracias por opinar "Chito". Y felicitaciones por el éxito de "Los Negritos".
    Luis

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  3. te felicito hno,siempre es satisfactorio acordarse de aquellas personas que de una manera u otra han hecho o hacen algo en beneficio de nuestro querido monsefu.un abrazo

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  4. hola luchin me alegro mucho de haber leido lo antes mencionado me hizo recordar de algunas personas antes mencionadas que ya no estan con nosotros como nuestro cuñado manuel y a algunas otras personas en las fotos.un abrazo fuerte y que DIOS te bendiga felicidades.

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  5. resulta reconfortante saber algo de la tierra que llevamos dentro del alma,gracias por los datos que aportas en tus comentarios,me has hecho saborear nuevamente el clima de la tierra de las flores.en la distancia desde españa un amigo.alex(alexgllontop@hotmail.com )

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  6. Un abrazo a la distancia Alex.
    Siempre es oportuno involucrarse en los recuerdos, en las vivencias de la vida, especialmente si se trata de añoranzas de nuestra tierra.
    Saludos Alex,
    Luis A. Castro

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