sábado, 17 de octubre de 2020

JUNTOS… PODEMOS VIVIR MEJOR

Escribe:

Luis A. Castro Gavelán

Algunas lágrimas escurrieron por mis mejillas. Ver imágenes del local de la Asociación Pro Salud “Jesús Nazareno Cautivo” siendo bendecido por el sacerdote, trajeron a mi memoria ciertos recuerdos de mi niñez y pude transportarme a aquellos días, atisbé al padre Carlos Conroy, a los Pejerrey, a Bartra papá, Renato Custodio, Oscar Salazar Chafloque, Natty Boggio, Alfredo José Delgado Bravo, a mi padre Luis Isaías Castro, Teodoro Flores Atencio, y tantos monsefuanos que lo dieron todo. Entonces la interrogante vino de golpe. ¿Dónde carajo dejamos la casta, por qué carajo entramos en nimiedad frente a esa estirpe labriega que nos aproximó a ser una provincia lambayecana?

En un par de meses trabajamos como los himenópteros, cada uno de los miembros de la institución hizo lo que le correspondía y los resultados están a la vista. Somos profesionales, pero ante Monsefú nos ponemos el overol. Irzio haciendo limpieza al local, Harold tramitando documentos, José Pisfil viajó desde Lima para supervisar los arreglos del local, todos, todos sentimos que había que trabajar por igual. Por eso todo está listo, ocurrió en el menor tiempo posible. Este lunes 19 de octubre iniciamos labores y queremos perdurar en el tiempo apoyando a nuestros hombres y mujeres adultos, a nuestros niños, a quienes lo requieran, porque el apoyo solidario dignifica, nos hace más humanos. Aristóteles decía “¿Cuál es la esencia de la vida? Servir a otros y hacer el bien.”.

La pauta está trazada, esta es una evidente demostración, que sí es posible reverdecer laureles. Los planes de la Asociación Pro Salud JCN tienen que ser imitados porque nunca es tarde para llevar adelante aquello que pregonó el poeta Alfredo José Delgado Bravo, “Hacia un nuevo y mejor Monsefú”.

Tres generaciones se han juntado para iluminar la cristalización del proyecto. El presidente, doctor Milton Gonzales, Harol Percy Capuñay, Irzio Boggio y el cirujano Jacinto “chito” Custodio. En el otro grupo está el ingeniero Miguel Reyes Custodio, el empresario José Pisfil Puyén y este cronista, en representación de la Fundación “Luis Castro & Dora Gavelán”. En el tercer grupo está la todoterreno Zaira Chanduví Bravo, de profesión abogada y de gran dinamismo. Luego, los empresarios Carlos Guillermo Túllume y César Flores Ballena. También están contribuyendo los socios Dante Angeles Reyes y el notario Sergio Vera Gonzales.

                           Parte de la Junta directiva de la Asociación Pro Salud "Jesús Nazareno Cautivo".

“Juntos somos más” fue la frase que elegimos y que propulsamos en cada una de nuestras acciones. La suma de esfuerzos promueve resultados positivos. Gracias a la familia del extinto Pedro Llontop Galarreta por brindarnos su local de la avenida Mariscal Castilla #452, a media cuadra del parque de Monsefú. Incluso Margarita Llontop Farro, hija del recordado monsefuano, se ha convertido en una gran colaboradora de este proyecto. Nuestro agradecimiento a Rosita Gamarra Morales, Danitsa Gonzales, Eddar Llontop Ramos, Enma Puicón, Paola Casas, Oliver Capuñay, Carlos Uceda y tantos monsefuanos se van sumando. Por supuesto que hay algunos anónimos caritativos.

         Directivos y asistentes a la ceremonia de bendición del local institucional.Gracias al sacerdote Manuel Urias y el jefe                                                                 policial, Mayor PNP Rubén Durán

Este lunes 19 de octubre iniciamos labores y por sugerencia de las autoridades del Ministerio de Salud del país, la mayoría de las consultas con los médicos serán en línea: a través del teléfono o de una computadora. Nosotros tenemos ambas herramientas para la comunicación entre el paciente y el doctor. En ese sentido, es importante considerar las instrucciones que daremos a conocer:

A)       Todas las consultas son gratuitas, sin costo alguno. Los casos provocados por el COVID-19 no serán vistos en nuestro consultorio. Pacientes con otras patologías sí serán atendidos. El paciente o su familiar deben solicitar una cita llamando al 971-089 169 o escribir al correo electrónico prosaludjnc@gmail.com

B)       El día de su cita el paciente debe ir a nuestra oficina. El personal de enfermería hará preguntas; tomará la presión arterial, pesará y hará algunas evaluaciones que sugiere el médico especialista. Luego, el paciente hablará con su médico de manera presencial o por internet. De acuerdo a las condiciones económicas del paciente, recibirá medicinas gratuitas si en nuestro almacén existieran. Si hay algunos exámenes de laboratorio, es posible que el costo sea del 50 por ciento de su valor, o en todo caso gratuitos, gracias al apoyo de empresarios amigos. (Laboratorio de Carlos Guillermo Túllume y Laboratorio de Carlos Uceda)

C)       Por indicación de las autoridades de salud pueden estar dentro de nuestro local no más de cinco personas. Por lo tanto, pedimos disculpas si algunos de los pacientes deben esperar en el parque de Monsefú, que está a media cuadra. Estaremos en contacto a través del teléfono. Nuestro local institucional está en la avenida Mariscal Castilla #452

D)       Tenemos la intención de contar con más profesionales con especialidades diversas. Los instamos a unirse. Se pueden comunicar con nosotros a través del celular, el correo electrónico institucional y al Messenger de este cronista.

Si iniciamos el proyecto bajo el lema “Juntos somos más”, ahora vamos a cambiarlo. Creo que “Juntos…podemos vivir mejor”, de forma cerril lo confirmo. Martin Luther King Jr. también lo asevera “Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero sigamos aprendiendo el arte de vivir juntos, como hermanos”. (Luis Castro Gavelán)

 

domingo, 4 de octubre de 2020

La Asociación Pro Salud “Jesús Nazareno Cautivo” y su misión solidaria

 Escribe:

Luis A. Castro Gavelán

Una conversación con Miguel Reyes en el mes de Julio determinó la posibilidad de reverdecer actividades benéficas a favor de Monsefú. Compañeros de promoción en el “Diego Ferré Sosa” y ex integrantes de otras instituciones, juntos emprendimos tareas y las cumplimos. Por eso había garantía de emprender un nuevo reto. La precariedad socioeconómica de muchos peruanos, especialmente monsefuanos, definió el rublo: apoyar a hombres y mujeres con alguna patología, así como efectivizar actividades para la prevención de enfermedades.

De inmediato contacté al cirujano Jacinto “Chito” Custodio, quien no dudó en respaldar esta iniciativa. Recomendó a Irzio Boggio y éste a su vez integró a Harold Percy Capuñay. Miguel Reyes hizo lo propio con José Pisfil Puyén, un ex compañero de estudios que también destaca por sus actividades benefactoras. Formamos un grupo “Somos Monsefú” a través de WhatsApp y así las distancias se acortaron. Incorporamos acertadamente a la abogada Zaira Chanduví y luego aparecieron Carlos “Willy” Túllume Flores y el propietario de radio “La Norteña”, César Flores.

La cereza del pastel fue el médico geriatra Milton Gonzales, quien se acaba de convertir en el primer presidente de la Asociación Pro Salud “Jesús Nazareno Cautivo”. Milton es dinámico, emprendedor y bondadoso. Todo un acierto fue su nombramiento.

Apenas hice una publicación en “Crónicas de Monsefú”, la respuesta fue inmediata. Mis lectores se identificaron con el proyecto y pronto hubo un solidario respaldo. Margarita y César Llontop Farro, así como sus otros hermanos, pusieron a disposición su domicilio ubicado en Mariscal Castilla # 452. Este local será nuestro centro de operaciones.

Luego se pusieron en contacto varios profesionales que mostraron un total desprendimiento, pese a sus atafagadas labores. Los médicos que ya han confirmado sus deseos de contribuir a mejorar la calidad de vida y atención de las necesidades de salud de nuestra población son:

1.- Milton Gonzales (Geriatra, egresado de la universidad de San Marcos. Sus labores son inherentes a prevenir la ocurrencia de enfermedades en las personas adultas mayores que están bajo su cuidado.

2.- Paola Casas Vásquez, geriatra, hija del ingeniero Héctor Casas Salazar. Actualmente labora en el hospital “Cayetano Heredia” de Lima.

3.- Eddar Llontop Ramos, egresado de la Universidad de San Marcos y con trabajo actual en el hospital Arzobispo Loayza de Lima. Es médico cirujano con especialidad en Laparoscopia (es una cirugía para examinar órganos pélvicos, mediante el uso de un instrumento de visualización llamado laparoscopio).

4.- Olivier Capuñay Effio, médico pediatra, que labora en Chiclayo y muy querido por los monsefuanos.

5.- Danitsa Gonzales y Lars Cachay Capuñay. Ambos son experimentados físico terapistas y tecnólogos. Danitsa es hija del extinto periodista Luis Gonzales.

6.- La carismática Obstetra Enma Puicón Gamarra, con labores en el Hospital Regional de Lambayeque. La experimentada enfermera técnica Rosa Gamarra Morales.

7.- Carlos Uceda y Carlos Túllume Flores. Ambos son propietarios de sendos laboratorios y han ofrecido su total apoyo. Previa evaluación, los pacientes tendrán pruebas y diagnósticos clínicos al cincuenta por ciento de su costo e incluso gratis.  (muestras biológicas diversas como sangre, orina, heces, etc.)

8.- Doctor José Santiago Caicedo, especializado en medicina general. Es catedrático en la Universidad de Rosario, Argentina , con residencia en ese país. Estará en contacto con sus futuros pacientes mediante las denomindas teleconsultas.

Creemos que a finales del mes de octubre ya estaremos listos para empezar a ofrecer servicios. Estamos a punto de firmar un convenio con el Centro de Salud de Monsefú, luego de varias conversaciones con el doctor Rafael Coronado. La intención es trabajar de manera articulada para mejorar el acceso a los servicios de salud, a través de la prevención, diagnóstico y tratamiento oportuno de los pobladores que lo requieran. El costo de las consultas será totalmente gratuito gracias a los profesionales que se han adherido al proyecto, así como de varios buenos monsefuanos que no han dudado en respaldar de diversas formas.

Para conocimiento de los paisanos y amigos, la junta de la directiva de la Asociación Pro Salud “Jesús Nazareno Cautivo” ha quedado conformada así: Dr. Milton Gonzales como presidente. Irzio Boggio Lores en la vicepresidencia. El ing. Miguel Reyes Custodio como Coordinador General. Harold Percy Capuñay es el tesorero. Carlos Túllume será el primer vocal. La doctora Zaira Chanduví  Bravo ejercerá las funciones de Secretaria de actas. César Flores es el Secretario de prensa y publicidad. Finalmente, el doctor Jacinto Custodio tiene el cargo de Director Médico.  

Otros miembros fundadores son el abogado y notario Sergio Vera, los empresarios José Pisfil Puyén y Dante Angeles Reyes; Margarita Llontop, y el autor de esta crónica, monsefuano de pura cepa, en representación de la Fundación Luis Castro & Dora Gavelán.

Esperamos con mucha ilusión que otros profesionales se integren a esta labor humanitaria. La semilla ha sido sembrada y pronto germinarán acciones solidarias, hechos plausibles que nos harán más humanos. Dar es mejor que recibir. Los miembros de la asociación pro salud interpretamos que los sueños son verosímiles cuando somos suficientemente capaces de luchar por ellos. Decía Paulo Coelho que nunca debemos “desistir de un sueño. Sólo hay que ver las señales que te lleven a él” (Luis Castro Gavelán)


viernes, 28 de agosto de 2020

La muerte de Higinio Capuñay, el monsefuano triunfador

 Escribe:

Luis Castro Gavelán

La muerte es la compañera final. Y esa infausta etapa del organismo vivo le ha bajado el telón al monsefuano más exitoso del campo empresarial y de las telecomunicaciones. Higinio Capuñay Sarpán, el propietario del conglomerado de medios de comunicación: Exitosa y La Karibeña, ha partido a la edad de 71 años.

A la edad de 71 años Higinio Capuñay ha dejado de existir. En la gráfica durante mi primer matrimonio, junto a Elmer Yaipén y los chicos de "Grupo 5". En la otra vista Higinio está con su esposa Elsa.

Su inteligencia y sapiencia para los negocios pude conocer de cerca cuando trabajé a su lado entre los años 1986 y 1995. Fue un maestro para discernir qué inversiones hacer. Su escasa educación nunca fue un impedimento para exhibir ese olfato de hombre de negocios, de predestinado para hacer de la nada todo un emporio de las telecomunicaciones a nivel nacional: radios, canales de televisión, periódicos.

Lo conocí en 1984. Tenía una imprenta gráfica en el distrito de San Luis. Yo trabajaba en el diario “La República”. Nos reunimos varias veces para planificar actividades que redundarían en la construcción del “Arco de Monsefu”. Junto a otros buenos monsefuanos organizamos la “Asociación Progresista Monsefuana” e Higinio fue parte vital. Apoyó económicamente, hizo suyas las tareas sin alharacas y a pesar de ser un empresario exitoso dio muestras de humildad, de amor por su tierra y de mucho compañerismo.  

Señalado con una flecha amarilla, Higinio Capuñay juramenta como directivo de la Asociación Progresista Monsefuana.

En noviembre de 1986 renuncié a “La República” y acepté trabajar a su lado. Era un hombre de pueblo y por eso sabía que podía aprender mucho con él. Higinio estaba familiarizado con el hambre y la miseria, y cuando un ser humano tiene experticia en estos avatares, posee otro tipo de riquezas. Se hizo solo, me contó todas sus penurias y la pobreza extrema que vivió cuando llegó a Lima. Trabajó como obrero en La Parada, distrito de La Victoria, y cuando le dieron la oportunidad de ser operario en una pequeña imprenta, supo que ese era su destino. Creció en ese rubro y con libérrimas ideas llegó a niveles insospechados. Me trató como el hijo mayor que no tenía. Esther, Lalo, Karen, Robert, Evelyn eran niños. Yo despachaba en su oficina, puso su escritorio junto al mío y a veces me sentía atafagado con sus actos de cortesía. Cuando me casé por primera vez, coordinó con Elmer Yaipén  y el “Grupo 5 “ amenizó gratuitamente mi fiesta matrimonial.

“Cada persona tiene su propio valor” me decía en su parresia plática. Recuerdo que los sábados era fecha de pago e íbamos al Banco Industrial, que quedaba cerca de Hiraoka, en el centro de Lima. Al salir de la oficina bancaria escondíamos los fajos de dinero debajo de la ropa, en la cintura . “Actúa de manera natural, esgrimía, de lo contrario los “choros” se van a llevar los salarios de los casi 90 obreros que nos están esperando”. Entonces me invitaba un jugo de naranja donde el carretillero de la esquina y así, disimulando, tomábamos el taxi de retorno.

         Jóvenes trabajadores de editora "Universal"  durante un evento de camaradería. Año 1989.

Con su anuencia editamos por varios años la revista regional “Líder”, de la que fui su director. Luego me encomendó iniciar los trámites para conseguir la licencia de radio “Universal”, que posteriormente se convirtió en “La Karibeña”. El primo “Koko” Urbina, amigo personal, fue quien le metió el bichito de involucrarse en el mundo de la radio. Este locutor gozaba de cierta fama animando un sintonizando programa en la otrora Radio R-700.  Higinio siempre dominó  habilidades especiales, fue el gestor, el idealista y el precursor de un emporio que se ganó las consideraciones a nivel nacional. Radio Exitosa tiene nada menos que 65 filiales a nivel nacional, ahí trabaja Nicolás Lucar, a quien conocí cuando visitaba con asiduidad “La República”. Esta tarde lo escuché llorar, derramó lagrimas por el exitoso monsefuano.

Higinio fue multifacético, un emprendedor nato, un hombre con una envidiable memoria y gran visión empresarial. Me alejé de él luego que el Ministerio de Transportes otorgó la licencia a radio La Karibeña, que inicialmente salió al aire desde la ciudad de Vitarte. Supe que había llegado el momento de encontrarme con mi propio destino. De Higinio solo tengo grandes recuerdos, palabras de agradecimiento. Vienen a mi memoria las reuniones con el extinto Elmer Yaipén, con el paisano Julio Gonzales, propietario de panetones “Don Julio”. “Higinio es ejemplo de la juventud, un monsefuano ejemplar, un peruano inolvidable”, recordó Julio Gonzales.

Higinio Capuñay, Julio Gonzales y su esposa Polita, durante una fiesta en Huarmey.

Higinio Capuñay ha dejado un gran legado y el reto de Esther, su hija mayor, es grande. Alguna vez Higinio me confesó que tenía grandes esperanzas en ella. Por eso la hizo estudiar en la universidad de Lima, porque según admitió, debía prepararse para los retos del futuro. Mis bendiciones para Esther y sus hermanos.

Higinio Capuñay ha dejado de existir. En memoria de este gran monsefuano  dejo una frase de John Rockefeller: “No creo que exista ninguna otra calidad tan esencial para el éxito de ningún tipo cómo la calidad de la perseverancia”. La perseverancia y la constancia fue su norte. Adiós amigo y paisano Higinio. Gracias por tus enseñanzas. (Luis Castro Gavelán)


miércoles, 22 de julio de 2020

Los Boy Scouts de Monsefú…”siempre listos”


Escribe:
Luis A. Castro Gavelán

La mayoría anda por base cinco, muchos ya superaron el medio siglo de vida. Esos jóvenes eternos de espíritu llevaban por frase “Siempre listos” y pertenecían a una agrupación internacional que en Monsefú dirigió el hermano cristiano Diego Gloss. Los Boy Scouts rotularon la vida de muchos monsefuanos.

Eran los años 70, los hermanos cristianos marcaban la pauta en la vida de los jóvenes de esos tiempos que participaban de los grupos de oración.  Además, unos practicaban karate con el hermano Eduardo. Otros disfrutaban jugando al baloncesto con Javier Sullivan y la tía Colomba Vasallo. Y un grupo mayoritario estaba inmerso en algún deporte, pero también integraba aquella organización que nació en Irving, Texas, fundada por William Boyce y Ernest Thompson.

Todos los sábados nos reuníamos en el colegio San Carlos o en la casa de Los Hermanos Cristianos. Era un ambiente de jolgorio y camaradería, cantábamos y desarrollábamos actividades al aire libre aprendiendo a sobrevivir en circunstancias adversas. Los jóvenes, el futuro de Monsefú, anhelábamos vivir en un mundo responsable, desarrollar aptitudes propias de los “chicos exploradores”, con honestidad y civismo. Por algo habíamos hecho el juramento “Por mi honor, yo haré todo lo posible para cumplir con mi deber hacia Dios y mi país; obedecer la Ley Scout para ayudar a los demás en todo momento; para mantenerme físicamente fuerte, mentalmente despierto y moralmente recto”.

Con una pañoleta característica, amarilla y marrón; pantalón jean y una camisa beige, los Boy Scouts estuvieron a la altura de las circunstancias. Éramos niños, jóvenes y adultos sin maledicencias ni apatías; al contrario, éramos personas que irrumpíamos reclamando un papel en el presente y seguros de erigirnos en promesas del futuro.

Muchos de los integrantes de la Tropa Scout Nro. 198 tenían innatas cualidades. Solo buscaban las oportunidades necesarias para potenciar esas capacidades y habilidades. Como decía el empresario John Rockefeller, “lo importante para un joven es establecer su carácter, una reputación y un crédito”.

Durante la celebración de la primera FEXTICUM, en 1973, los Boy Scouts estuvieron presentes en dos actividades, tal como recordó el hermano Diego Gloss, quien actualmente labora en un colegio de Lima y disfruta de sus 80 años “Nos pidieron cuidar las joyas y ornamentos del Señor del Cautivo que se exhibían para los turistas, y por otro lado, nos encargamos junto a la policía, de controlar el tráfico de carros que entraba y salía de la ciudad”, recuerda el siempre ponderado Diego. Los Boy Scouts también tuvieron activa participación en muchas actividades en beneficio de la ciudad, entre ellas la pavimentación de calles como Mariscal Castilla, 7 de Junio, 28 de Julio, María Izaga; la limpieza de las calles y el parque de la ciudad,etc.
Una labor a favor del pueblo. Podemos ver a los integrantes de la Tropa Scout 198 en acción

Sus orígenes. -  En 1972, un grupo de jóvenes Boy Scouts de Chiclayo llegó a Monsefú para desfilar. “Nos impresionó su gallardía, su nobleza y compromiso”, refiere Walter Salazar, hoy médico veterinario, quien estaba al lado de su “collera”, entre ellos Pablo “colambo” Custodio, Marco Chafloque, Gustavo Casas, Matías Montalván, Miguel Llontop, Francisco Uceda, César Incio, Lucio Reyes, Tomás Farro, Jorge Llontop, el popular “guineo”, Carlos Senmache “pirulo”, entre otros. En ese mismo momento se acercaron a los “chicos exploradores” y preguntaron por los requisitos para formar un grupo en Monsefú.
“Nosotros recién habíamos terminado la secundaria y queríamos invertir nuestro tiempo en algo importante”, dice Walter Salazar, quien recuerda su inicial decepción, al recibir la noticia que por la edad que representaban, no podían ser Boy Scouts.

Pero luego recuperaron el dinamismo al escuchar que podían formar el Clan Rovers, destinado a jóvenes entre los 17 y 21 años. “Yo conocía a todos ellos porque practicábamos baloncesto y me pidieron apoyarlos en esta iniciativa. Acepté sin inconvenientes porque los conocía mucho y no me equivoqué, hasta ahora tengo comunicación con ellos”, refirió el hermano Diego Gloss, quien fue el primer director. Carlos Ballena fue nominado jefe de clan y Walter Salazar García se erigió como el subjefe.

Asignada la primera directiva del Clan Rover se dio inicio a la búsqueda de un nombre. A muchos les gustó “Los Camarones” y cuando fue planteada la propuesta al hermano Diego, se opuso porque él ya dominaba bien el español y se había enterado que “camarón” le decían a la persona que ingresaba a las fiestas sin invitación. Entre risas, los Rovers aceptaron el cambio y se bautizaron como “The shrimp”. Era el mismo apelativo, pero más estilizado, traducido al inglés.
Hermanos Diego Gloss y Javier Sullivan en foto reciente

Meses después se formaron los Boy Scouts para adolescentes entre 11 y 17 años, y posteriormente las “chicas guías” y los Lobatos, los niños de 7 a 11 años (fueron dirigidos por Orfelinda Sierra y la querida tía Colomba Vasallo). “Para mí fue algo muy lindo, siento que hice algo diferente, aprendimos a hacer fogatas, perfeccionar nuestro carácter, conocer técnicas de sobrevivencia, compartir con mis amigos”, rememora Jorge Chafloque Vasallo, el popular “Cucho”, radicado en Argentina.

A muchos les gustó “Los Camarones” y cuando fue planteada la propuesta al hermano Diego, se opuso porque él ya dominaba bien el español y se había enterado que “camarón” le decían a la persona que ingresaba a las fiestas sin invitación. 

Los cachorros, Los toros, Los lobos, Los tigres, Los panteras, fueron algunas de las patrullas (grupos de 5 a 8 personas) que se formaron con jóvenes impetuosos que aprendimos técnicas del escultismo, aprendimos a valorar la vida, participar de campamentos, hacer cabañas, amar la naturaleza, realizar tareas del hogar y participar voluntariamente en actividades solidarias a favor de las personas necesitadas.
Uno de los scouts entrevistados recordó un campamento realizado en Pomalca, donde había mucha caña de azúcar. Muchos integrantes de las patrullas se apoderaron de decenas de esos dulces bambús, y por la noche, comieron tanto que, más de una veintena de “chicos exploradores”, terminó con dolor de quijada. Habían mordido y masticado demasiada caña que terminaron con las mandíbulas duras, con mucha dificultad para accionarlas.
"Cucho" Chafloque y Walter Salazar

El destino de los Boy Scouts estuvo marcado por la aparición de la dictadura del General Juan Velasco, reacio a convivir con algo o alguien de procedencia norteamericana. Su régimen político le bajó el dedo a esta organización nacida en Estados Unidos, tan igual como ocurrió con los primeros “chicos exploradores” que tuvo Monsefú.

Los Boy Scouts del hermano Diego Gloss fueron la versión moderna. Esta agrupación ya había existido por iniciativa de mi abuelo Federico Castro, allá por los años de 1925. Los estudiantes del quinto de primaria de la escuela “Sabogal” fueron los primeros integrantes, como podemos confirmar con una gráfica muy antigua.  Esta brigada dejó de existir durante la junta militar de gobierno del general Manuel Odría.
En 1925 se fundó la primera organización scout. La mayoría era procedente de la escuela "Sabogal"
Hay una frase que el hermano cristiano Diego Gloss dijo y encierra aquellos añorados días de los Boy Scouts “Aprendimos a valorar a la gente, aprendimos que se puede progresar cuando trabajamos mano a mano” (LCG).

sábado, 11 de julio de 2020

“13 brasas” y la gastronomía de Monsefú




Escribe:
Luis A. Castro Gavelán.
Que el Padre creador fue por demás benevolente con Monsefú y nos regaló una variada gastronomía, eso nadie lo duda. Y para complementar esa generosidad también nos regaló tierras fértiles para cosechar frutas, verduras y legumbres; así como hombres y mujeres que jamás se morirán de hambre porque tienen manos diestras para elaborar exquisitos platos culinarios. Qué esplendidez la del divino hacedor.

El empujoncito que necesitaba nuestra gastronomía lo dio la Fexticum, con la sabia iniciativa de los fundadores, los directores de los centros educativos que exhibieron nuestros platos bandera. Esto ocurrió en julio de 1973, hace aproximadamente unos 47 años. A partir de ahí empezaron a surgir decenas de restaurantes no solo en el centro de la ciudad, sino también los caseríos. La gastronomía pasó a ser una fuente de ingresos económicos para los monsefuanos.

Este comentario lo hago como preludio a las expresiones que deseo ofrecer sobre el restaurante “13 brasas”, ubicado en Madrid, España, de propiedad de un monsefuano, que empieza a forjar su destino bajo los mejores auspicios. En apenas 15 días el restaurante de mi hermano Rubén Castro está consolidando sus objetivos. Los comentarios sobre la comida y la atención son favorables. ¿Entonces, Rubén está teniendo buena suerte?

Es posible, pero aquí hay otros ingredientes que deseo compartir con todos mis hermanos monsefuanos, especialmente quienes están vinculados al rubro de la gastronomía. La tenacidad y el espíritu de lucha debe ser constantes. Además, Rubén no estuvo solo, contó con el respaldo de toda la familia, gozó de las oraciones y buenas intenciones de los miles de paisanos monsefuanos, y de muchos amigos. Mi página de Facebook es testigo de excepción de indulgentes comentarios y afables vibras. Muchos asimilaron el proyecto como suyo. Incluso fueron de las palabras a los hechos, como César Flores de radio “La Norteña”, que grabó un comercial y hasta ahora lo propala por su radioemisora.


Por otro lado, hay algo esencial, digno de ser destacado. Cocineros peruanos y españoles no cicatearon sus consejos. Fueron indulgentes para compartir sus experiencias, sus recetas para elaborar el pollo a la brasa, el lomo saltado, ají de gallina, los ceviches y tantas delicias que tiene la cocina peruana. Este hecho tiene para mí el objetivo primordial de esta crónica. Al carajo los celos y envidias. Lo que está pasando con “13 brasas” ratifica aquello que ya ha consolidado Gastón Acurio: las ambiciones y codicias no tienen lugar cuando pretendemos triunfar.
El exitoso Gastón Acurio organizó una agrupación de chefs que redundó en Mistura, la feria gastronómica de fama mundial que aún no toca techo.  Entonces mi pregunta se cae de madura: ¿Por qué los propietarios de restaurantes y picanterías de Monsefú no estructuran una asociación para trabajar de forma mancomunada, sin recelos ni golpes bajos?


 Si los propietarios de negocios gastronómicos se unen, Monsefú podría consolidarse en un emporio de las comidas típicas del norte del país y todos saldrían ganando. El turista vendría directamente a Monsefú y el beneficio redundaría en todos los aspectos: económico, laboral, social, familiar. Nuestro distrito también saldría ganando porque estoy seguro que los empresarios y expositores del arte culinario monsefuano ayudarían a implantar mayor seguridad en las calles, mejorarían el ornato de la ciudad, etc.

Cuando pregunté a mi hermano Rubén el buen comienzo de “13 brasas”, no dudó en confirmar que la limpieza y excelente presencia del local es importante. Luego combinar la buena elaboración del plato con una prolija decoración al momento de entregarlo al cliente. A continuación, el servicio tiene que ser de calidad, con meseros respetuosos y atentos.

Rubén también corroboró el fuerte impulso que le dieron los comentarios de los paisanos. “Es increíble, estoy muy agradecido con mi familia pequeña (los Castro Gavelán) y mi familia grande (los miles de monsefuanos que se identificaron con su proyecto). Me sentí privilegiado por tantas bendiciones y buenos deseos. Estoy eternamente agradecido con mi gente, amo a mi Monsefú”. Rubén se siente identificado con lo expresado por la norteamericana Margaret Carty “lo más hermoso del trabajo en equipo es que siempre tienes a otros de tu lado”.

Monsefú tiene una gastronomía que cautiva. “13 brasas” ha tomado ventaja de esa fama. Los potajes como la carne seca, arroz con pato, los ceviches. O tal vez unos chicharrones de chancho con sus camotes fritos y ese pan especial que solo Monsefú lo saben hacer. Guarde estómago, porque también hay pepián de pavo, arroz con pato, panquitas de lifes, espesado, tortilla de raya, parihuela de mero…etc. tantos platos deliciosos que los turistas terminan extasiados.

Nuestra propuesta está sobre la mesa, esperando que la acojan nuestros empresarios gastronómicos. La unión hace la fuerza. Juntos somos más porque trabajar en equipo nos aproxima hacia una visión común. Me despido con una frase de la poetisa Jasleen Kaur Gumber, de India. “Este mundo no es un campo de batalla. Algún día te darás cuenta de cómo tu éxito depende de un montón de otras personas y ese día serás más sabio. Tú sabrás que todos estamos conectados. O lo hacemos todos o ninguno de nosotros lo hace” (LCG).

domingo, 21 de junio de 2020

Manifiesto a los hijos de mi amado Monsefú





Este manifiesto va dirigido a mis paisanos y vecinos de Monsefú. Represento a muchos de los cientos de monsefuanos que por razones profesionales y laborales vivimos lejos de la “patria chica”, y que sentimos una mezcla de tristeza, preocupación e indignación por lo que acontece. Quienes vivimos lejos de Monsefú jamás hemos dejado de pensar y recordar nuestra ciudad, ese terruño que nos arranca a diario un suspiro de añoranza.

Hace 18 años, Monsefú inició una curva descendente, una evolución negativa que preocupa. Nuestro pueblo está trunco, su desarrollo ha quedado empantanado y las razones saltan a la vista. Nos hemos acostumbrado a nominar autoridades, verdaderos embaucadores que hacen prevalecer sus intereses personales, muchas veces colindantes con la mezquindad y que convierten sus promesas electorales en meros cantos de sirena.
Pero esas autoridades jamás habrían salido elegidas si no hubiera imperfecciones en el sistema democrático. Entonces nosotros, como electores, no hemos hecho nuestra tarea, la de elegir con aséptico nivel de conciencia. Incluso algunos paisanos tuvieron la infausta decisión de comprometer su voto por prebendas.

Cuando los alcaldes asumían labores sin remuneración alguna, es cuando logramos éxitos que nos encaminaron a soñar en una futura provincia lambayecana. Aquella generación brillante que nació entre los años 1920 y 1950 dio su tiempo a favor de la “patria chica”, jamás percibieron algún salario, fue suficiente su inmenso amor por Monsefú. Fueron los hijos epónimos a quienes admiré en mi niñez.

A partir de la decisión del gobierno central, de pagar honorarios a los alcaldes y demás autoridades, apareció una retahíla de personas que no solo se benefició de los emolumentos, sino que tomó el sillón municipal para protagonizar desatinos que han sumido a Monsefú en un estado de inactividad y somnolencia. Nuestro pueblo está postrado en la sala de cuidados intensivos.

Ese letargo persiste con la nueva autoridad. Su nominación nunca me inspiró confianza. A día siguiente que ganó las municipales del 7 de octubre del 2018 dije en una de mis crónicas que “Pisfil Míñope no es mudo de nacimiento ni tampoco tiene cierta discapacidad en sus cuerdas vocales. Es insonoro por naturaleza, su aspecto es liso, pasa desapercibido y tiene una personalidad introvertida que nos hace dudar de su futura labor edilicia en un mundo donde triunfan los extrovertidos”.  

Y mi preludio se hizo realidad, el actual alcalde es la autoridad ausente, ha perdido todo tipo de representatividad. Su desproporcionada mediocridad ha hundido a la “Ciudad de las Flores” en un desgobierno que ha originado la execración de muchos monsefuanos, como podemos corroborar en los comentarios aparecidos en la página de Facebook de “Crónicas de Monsefú”.  Casi el 99% de esas opiniones cuestionó al alcalde. La decepción que provoca esta autoridad está impregnada de indignación. En el seno municipal hay empleados que renuncian impagos, personas que se conmocionan por su imprudente trato, por el irrespeto que evidencia en sus actos.

Cual energúmeno, no acepta asesoramientos, vocifera, es malcriado y se ufana de una posición que solo durará 4 años. Incluso, anda distanciado con su partido político, no admite sus errores. Es quisquilloso, se exalta tanto que su jugo biliar lo tiene dominado, sus arranques hepáticos exacerban los ánimos de la sociedad civil. Y las consecuencias de su funesta gestión nos perjudican. Monsefú sobrevive, se encuentra en un estado de inanición, endeudado, sin obra de planeamiento, sin mayores obras de infraestructura, con cámaras de vigilancia inservibles; con pobladores que sufren mezquinos servicios de agua, desagüe y energía eléctrica y al no llevar “bien puestos los pantalones”, no reclama por mejores servicios ante las empresas pertinentes. Todo este panorama ha empeorado, la aparición del covid-19 y su nefasto gobierno municipal han logrado una perfecta cópula en desmedro de la “patria chica”. Todo es un pandemónium.

¿Merece ser defenestrado? por supuesto que sí. La Ley 30315 que habla sobre los derechos de participación y control ciudadanos lo especifica. Y hay tres fórmulas inmediatas para lograrlo:

A). Alentar su revocatoria. Para ello necesitamos recolectar firmas, correspondiente al 25% de los electores. En Monsefú hay 26,934 electores hábiles. Aquel 7 de octubre del 2018, el Apra ganó con 5,173 votos. En la situación que experimentamos, con confinamientos y recojo de firmas, su correspondiente verificación por parte de RENIEC y otras gestiones adicionales va a resultar un proceso tedioso.

B). Promover su vacancia, que puede darse luego de una sesión extraordinaria con el voto aprobatorio de dos tercios del número legal de sus miembros. Nuestro municipio tiene 7 concejales o regidores. Ellos son: Mary Julia Peña Salazar (APRA), Jorge Yocya Lluén (APRA), Raúl Túllume Pisfil (APRA), Jesús Míñope Muga (APRA), Manuel Mechán Cornejo (APRA), Sabino Flores (PL), José Mercedes Montalbán Santisteban (SN) De ellos depende una rápida solución. Decía el recordado Martín Luther King “no me preocupan los violentos, los miserables sin escrúpulos y los que carecen de ética, me preocupa el silencio de las personas buenas”. Y a ellos me dirijo, a ejecutar un examen de conciencia. He visto la foto de los regidores y estoy convencido que Manuel Mechán fue mi alumno, y yo le enseñé a hacer cosas buenas.

Foto: diario "La Industria"

C). Acelerar su remoción por malos manejos, llámese apropiarse de lo ajeno utilizando su posición. Ya tiene denuncias, vamos a invitar a los monsefuanos abogados a investigar por lo menos esos dos casos ya establecidos. Además, podemos instar a algunas damas que trabajan en el municipio a entender que el acoso está penado y que pueden hacer su denuncia. Tengo fundadas esperanzas en estas mujeres, quienes con coraje moral pueden confrontar a los desatinados.   

Mis queridos paisanos. Agradezco mucho sus pronunciamientos, sus comentarios y anhelos. Pero al tiempo que este manifiesto es para inventariar nuestras desgracias, es también para autoanalizarnos, que cada uno, ciudadanos de a pie, compruebe que podemos revertir esta tribulación que nos pasma y dista con lo malsonante.
Influenciado por Aristóteles, el irlandés Edmund Burke dijo alguna vez que “todo lo que se necesita para que las fuerzas del mal se apoderen del mundo es que haya un número suficiente de gente de bien que no haga nada”. Y ustedes han dado muestras que no son de ese grupo. Yo los insto a una vida más digna para nosotros y nuestras generaciones. Por ese amor a nuestro “pedacito de cielo” vamos a bajarnos de esa inmensa platea y cimentar el legado de Diego Ferré y Manuel María Izaga. No hay pretexto para la abstención.

No sé cuál de las tres fórmulas funcionará, voy a escuchar opiniones, pero de lo que estamos seguros es que debemos defenestrar a ese individuo que hasta sus propios paisanos de Chacupe deploran por sus ignominiosas mentiras y su escasa sensibilidad. “Es egoísta, malo, lo hemos visitado en el municipio y no nos recibió, nos dejó plantados, se escapó por otra puerta”, manifestó uno de los conciudadanos que ya tiene listo el mamífero équido llamado burro.

Quiero decirles, estimados paisanos, que infortunadamente sus intenciones y las mías no irán a buen puerto si no somos conscientes que las personas que demandamos un cambio, estamos en minoría y jamás podremos ganar las elecciones o cualquier destitución del alcalde. Somos pocos en número, pero poderosos si logramos difundir ideas y clarificar proyectos de fondo. Para nuestra desazón, hay una mayoría de monsefuanos que ha sido contaminada por los embaucadores políticos, quienes utilizan el hambre y el analfabetismo para sus desproporciones. Nuestra labor inmediata es educar, que cada uno de nosotros nos empeñemos en ser mejores padres o madres, que estemos comprometidos con la educación de nuestros hijos, que preparemos mejor a las nuevas generaciones, que sepamos que, una vez acabada una elección debemos despojarnos de nuestros partidarismos políticos y que la única camiseta a exhibir sea la de Monsefú.

La cultura cívica es vital. Que exista el compromiso que vamos a persuadir a cinco o diez de nuestros vecinos para no arrojar basura a la calle, cuidar del ornato, promover el amor por nuestro terruño. Que vuelvan las mingas, como lo estimuló el padre Carlos Conroy. Decía el español Antonio Maura y Montaner que “la patria no existe sin el amor de sus hijos”.

Tengo la seguridad que muchos paisanos profesionales y con buenas intenciones van a secundar esta intención porque aman de verdad a Monsefú.

Queridos paisanos, Monsefú es la ciudad donde pasamos nuestra infancia, donde nacimos y nos criamos, donde nos hemos sentido felices; añoramos el parque, el viejo mercado, el Señor del Cautivo, las personas con quienes compartimos nuestras primeras vivencias, nuestras primeras cuitas y sensaciones de felicidad.

Vamos a ser sensatos y al mismo tiempo patriotas, asumamos el compromiso que prolijamente describió nuestro cosmonsefuano vate Alfredo Delgado Bravo: 

Monsefuanos al Pie de la historia
Bajo el ínclito Sol del Perú
Elevemos este himno de gloria

Por un nuevo y mejor Monsefú.



viernes, 12 de junio de 2020

La muerte ronda, Monsefú siente aflicción


Escribe: Luis A. Castro Gavelán
Nos estamos acostumbrando a llenar las plataformas sociales de mensajes de condolencias. La muerte y su inefable guadaña acechan con su infausto proceder, arrebatando hombres y mujeres que aún no han terminado de construir su legado y que deseaban seguir compartiendo con sus seres queridos.


Lucho Gonzáles, Eugenio López, Ethel Niquén, Pedro Llontop, Gilberto Chanduví, Marco Chafloque.

Agustín Chavesta

De repente muere mi compañero de promoción, el buen Agustín Chavesta Cornejo, un fotógrafo que radicaba en Cajamarca y que hace apenas dos días había comentado en mi página de Facebook, su tristeza por el deceso de Marco Antonio Chafloque Custodio.

Agustín posee un interesante material gráfico de Monsefú que no debe extraviarse, era el recambio generacional de José Ferré Vílchez, Eugenio Reyes Flores y Juan Farro Capuñay. Muchas de sus fotos aparecen en el libro de mi padre “Monsefú, memorias de un pueblo líder”. Espero que alguien de sus familiares valore ese legado fotográfico.

Hace unos días también sentimos el deceso del contador público y eterno auxiliar de educación Marco Chafloque Custodio, popularmente conocido como “Maico”. Su labor en el colegio Diego Ferré fue encomiable. Gracias a él, a su tolerancia y paciencia, decenas de alumnos cambiaron sus equivocados rumbos. Tenía el consejo oportuno y sabía cómo convencer a esos adolescentes zafios.

Por supuesto que algunas palabras de reconocimiento van para el periodista Lucho Gonzáles Llontop. Fue honesto e independiente. Siempre matizó sus labores profesionales como abogado, con la dirección de su “Matutino del aire”, programa que algunas veces escuché para informarme del acontecer local y regional.

Ha dejado la vida terrenal Eugenio López Pisfil,”geño” para sus amigos. Recio defensa central en sus tiempos de juventud, plasmó una actividad pedagógica que muchos reconocen.  Días después también falleció otro deportista ejemplar. El popular “manco” Gilberto Chanduví, dueño de una envidiable trayectoria deportiva. Su olfato goleador lo llevó a ser la estrella indiscutible del club Independiente (1957) cuando apenas era un adolescente, y tres años más tarde fue campeón olímpico departamental con el elenco rojo. Tuvo una agitada vida deportiva con el José Pardo de Tumán, San Lorenzo de Almagro de Chiclayo, Estudiantes de Pimentel, e incluso el equipo profesional del Defensor Lima, de la capital de la república. Cuando “colgó los chimpunes” se convirtió en un reconocido profesor de educación física.

Muchos lamentamos también la muerte del honrado, íntegro y siempre activo dirigente político que muchas veces fue concejal de la municipalidad de Monsefú. Nos referimos a Pedro Llontop Galarreta. Aprovecho para expresar mis condolencias a Pedro y Margarita, mis amigos de generación. También a sus otros hijos y familiares.

Las siguientes líneas son para evocar a doña Ethel Ñiquén, aquella mujer que con su sonrisa afable se granjeó el cariño de sus decenas de clientes. Vendía el pollo con “yapa” y además contaba sus chistes que hasta su propia “competencia” reía a carcajadas. Era de inmensa alegría visitar su puesto en el mercado de Monsefú.

Ya no están con nosotros el carpintero Humberto Puicón Cuyate, el maestro constructor Manuel Bernabé, el músico saxofonista Walter Custodio, don José Santos Valencia, Pedro Salazar Rodríguez y otros monsefuanos más que nos llevan la delantera.
Quiero aprovechar esta crónica para compartir con ustedes, queridos lectores, una reveladora encuesta que el afamado diario estadounidense New York Times ha hecho a 511 científicos de todo el mundo, la totalidad de ellos epidemiólogos y especialistas en casos de infección. A propósito de la reapertura paulatina de muchos negocios y la posibilidad de flexibilizar el confinamiento, estos científicos han opinado acerca de los riesgos y expectativas de sociabilizar, guardar distancia social y llevar a cabo actividades que actualmente evitamos por miedo al contagio.

Las preguntas hechas por los periodistas del New York Times son las mismas que ahora intentamos alguna sabia contestación con sabor a consejo. Aunque sus respuestas no son directrices ni mucho menos infalibles, la posibilidad de una segunda ola de infecciones es latente y por eso merece de vuestro agudo análisis. En Perú empieza la temporada del frío y el virus puede camuflarse como un simple resfriado. Tiene dudas sobre sus futuras actividades a ejecutar, tal vez aquí va a encontrar algunas explicaciones a sus vacilaciones.

Quiere usted asistir a un funeral, desea participar de un evento público, dejar de usar la mascarilla, comer dentro de un restaurante, viajar en avión o autobús, abrazar o dar la mano a alguien…aquí puede usted encontrar eco a sus interrogantes.



La científica Ayaz Hyder, de la Universidad Estatal de Ohio, dijo que “El equilibrio entre las prácticas laborales, de salud pública y las obligaciones sociales y religiosas me ha abierto los ojos y me ha hecho ser más humilde como académico”, explicó. Muchos epidemiólogos dijeron que puede que nunca vuelvan a saludar a otros de la misma manera. El 42 por ciento de los encuestados manifestaron que no daría abrazos ni la mano durante más de un año y el seis por ciento sostuvo que jamás volvería a hacer ninguna de las dos cosas. Eduardo Franco de la Universidad McGill de Montreal reconoce que, “la peor víctima de la epidemia es la pérdida de contacto humano”.

Todos los datos están en porcentajes. Decía Isidoro de Sevilla, el erudito católico, que “ la prevención atenúa las molestias futuras; la previsión suaviza la llegada de los males” (LCG)