lunes, 14 de marzo de 2011

Obra con los demás como quieres que te...

Muchas cosas han ocurrido en los últimos días en Monsefú que llaman a reflexión, toda vez que se han suscitado hechos que merecen ser tomados en cuenta, pues estamos ubicando en el limbo algo que nunca debemos dejar de hacer : justicia.
Es mejor sufrir que cometer injusticia decía el filósofo Sócrates y yo adiciono yendo al terreno ético : es peor cometerla que padecerla.
Y ser justo no es fácil .Así lo evidenciaron mis conciudadanos de Valle Hermoso que estuvieron a punto de cometer un fratricidio contra Arcadio Tocto Vega , un enajenado hombre oriundo de Reque que fue capturado en circunstancias extrañas y de acuerdo a las pesquisas policiales fue utilizado por abigeos que ahora pululan por Monsefú.
Sinceramente sentí pánico cuando tomé contacto de la nefasta noticia. Pensé – con el perdón a mis compatriotas de ciertos sectores del país - que estos hechos de tomar la justicia por sus propias manos formaban parte de personas que habitan en villorrios con alarmante analfabetismo . Pero no, me di un par de bofetadas y sentí que seguía consciente, que los hechos habían acontecido en Monsefú y que mis paisanos fueron protagonistas de una temeraria golpiza contra un hombre que estoy seguro tendrá en el futuro terribles secuelas físicas y mentales.
Los ganaderos y agricultores se dejaron llevar por la furia y la ofuscación, y dieron rienda suelta a su impotencia y desesperación por no tener respuesta a sus pedidos de seguridad en el ámbito donde se desarrollan. Pero mis queridos paisanos, el camino que tomaron fue equivocado. Entiendo que la paciencia tiene un límite y la impaciencia socava sus vidas. Pero los linchamientos populares no son sinónimo de seguridad; por el contrario, siembran terror y nos coludimos con el salvajismo y la barbarie que no tienen cabida en pleno siglo XXI .
Lo irónico de este hecho que es Arcadio Tocto se convirtió en el arma que necesitó nuestra alcaldesa y su comitiva para terminar de convencer al ministro del Interior Miguel Hidalgo que la policía que presta servicios en Monsefú debía ser removida de raíz. Las fotos elocuentes y el informe del servicio de inteligencia policial, dando cuenta de lo acontecido- se convirtió el frustrado linchamiento en una noticia nacional- simplificaron la tarea de Rita Ayasta para dar luz verde a un viejo anhelo .Pero no vamos a dejar de reconocer las gestiones de la burgomaestre, que intenta con algunos altibajos cumplir con las tareas que la población le ha encomendado. Así, justo en el medio año de la feria de nuestro Señor Cautivo, contamos con una policía renovada.
Pero los actos de injusticia no cesan. Mientras algunos toman conciencia que debemos mantener las calles limpias, otros arrojan desperdicios y basura sin el más mínimo reparo. Por favor, Monsefú es un pueblo que vive del turismo y por lo tanto hagamos el esfuerzo de madurar cívicamente.
La incomodidad también nace por el descaro de algunos mozalbetes que en el colmo del escarnio se llevaron las plantas que había sembrado Cristian Ñanfuñay para embellecer el parque “El Campesino”. Deleznable acción de injusticia.
Y en este artículo también llevan su parte personas que hacen periodismo en Monsefú y que con ligereza juzgan y se retractan como lo realizado por Lucho Gonzales durante un comentario contra el alcalde de Santa Rosa . Con motivo del Tsunami en Japón muchas familias se refugiaron en Monsefú y Gonzales insinuó que la autoridad había sido uno de los primeros en huir a Lima ante la amenaza del fenómeno natural. Minutos después el santarroceño , que ya había regresado de la Capital,fue entrevistado por un reportero radial cuando recogía en su vehículo a sus conciudadanos para trasladarlos de retorno a Santa Rosa.”Y qué bueno que esté con su gente”dijo Gonzales .
Y cuando llueve todos se mojan , un párrafo también merece César Flores, de radio “La Norteña”, que comete tremenda injusticia al propinarnos 15 minutos de publicidad ininterrumpida (cinco del “matutino del aire” y diez de” La verdad es noticia”. Eso mi querido Cesitar es falta absoluta de respeto a un público que ha tomado la decisión de escucharlos, pero que fácilmente puede cambiar de dial. Felipe Vallejo tampoco escapa en esta crítica constructiva. Llega tarde , desaparece y aparece mostrando que no es justo con su público cautivo.
Mis queridos paisanos injustos. Hay una regla de oro que merecen tomarla en cuenta en cada uno de sus actos, como una marca indeleble : “obra con los demás tal como te gustaría que hagan contigo”. ( Luis A. Castro )