miércoles, 21 de octubre de 2015
Un educador… para sacarse el sombrero
Escribe : Luis A. Castro Gavelán
Cuando en mi niñez iba al campo los fines de semana, acompañando a mi famoso abuelo, don Federico Castro, empecé a pergeñar lo vital que resulta la educación en los seres humanos. La educación es el proceso de transmitir habilidades y valores para provocar efectos intelectuales y afectivos en las personas. Y quienes se dedican a fomentar la capacidad intelectual en los seres humanos, merecen el máximo de los reconocimientos. Por eso fui feliz tener por padre a un pegadogo, y por eso, tal vez, estoy involucrado con obstinación en seguir siendo instruido.
Me siento como pez en el agua cuando escucho temas educativos y doblemente feliz cuando tengo la oportunidad de charlar con personajes que derrochan cortesía, civismo y transmiten cultura. Quizás pocos monsefuanos saben quién es don Francisco Farro Custodio, y no los culpo, pero les tengo una buena noticia. Está vivo, acaba de cumplir 82 años y es para mí, una leyenda viviente de la educación en el Perú.Es monsefuano y materia de orgullo para quienes nos sentimos hijos de la tierra de Diego Ferré.
Es doctor en educación, es catedrático en las mejores universidades del Perú, es autor de muchos libros y artículos educativos, ha ganado las Palmas Magisteriales con toda justicia y goza de mucho prestigio entre la flor y nata de los mejores educadores nacionales. Entre sus estudiantes se cuentan ministros, ex ministros, jefes de las fuerzas armadas y policiales, catedráticos y reconocidos profesionales. Su prestigio es incluso internacional, pues figura en la Universidad Complutese de Madrid – una de las 80 mejores del mundo- como profesor-asesor de tesis doctorales.
Hijo de padres agricultores y el quinto de siete hermanos, supo llevar de la mano ese sincretismo de labrar tierras callancanas y arroparse con los libros en grácil decisión. Se alumbró con velas y linternas para hacer sus tareas escolares y siempre tuvo la dicha de ser becado. Desde niño aprendió a sonreír y familiarizarse con los primeros puestos a nivel primaria y secundaria. Las becas lo llevaron hasta la universidad La Cantuta, donde siguió su hegemónica costumbre de adueñarse de los cuadros de honor. Después recibió otra subvención del gobierno peruano para hacer su grado de magister en la Universidad del Valle, de Cali, Colombia. Luego ha hecho estudios en Puerto Rico, Italia, para consolidar su apego a la planificación educativa.
Tal es su fama de educador, que apenas bajó del avión a su retorno de Colombia, recibió una atractiva propuesta de la Universidad de Lima para formar del grupo de catedráticos que encaminaron el prestigio que hoy goza esa casa de estudios superiores. Luego se dio tiempo y maña para impartir clases en varias universidades limeñas, y centros de estudios militares y policiales, e incluso fue profesor de la Academia Diplomática del Perú, y director académico de la Asamblea Nacional de Rectores, (ANR).
“Mi entorno familiar fue importante para crecer como educador. Mi esposa y mis hijas son mis mejores críticas para escalar. Antes lo hicieron mis padres Gregorio y Fidela, quienes adecuaron mi enseñanza. Y en este acápite, no puedo reconocer el soporte inicial de mis profesores, entre ellos Federico Castro y Torcuato Barreto”, aseguró Francisco Farro.
Actualmente tiene 50 años al servicio de la educación, 30 de ellos como catedrático de la U. de Lima; y la misma cantidad de tiempo como profesor estatal. Ahora dicta cátedra en otras universidades, y también consolida su pasión de crear software educativos y planes estratégicos, apoyado por su hija Myriam. Es incansable en su trabajo, estudia, instruye, se prepara y crea dentro de su oficina, abarrotada de libros. Y sin duda, su proficua trayectoria le da autoridad para sostener que un 4 % del presupuesto estatal es muy poco para el sector educativo, que nuestro sistema está atrasado, que tenemos un déficit de miles de aulas, y que en área rural la situación es mucho más crítica.
Francisco Farro, acompañado de su hija Myriam, y su esposa.
Es partidario de una regionalización horizontal, que combine todos los pisos ecológicos, y un abierto crítico de la política nacional. “No tenemos cultura en política, la nuestra es subdesarrollada, los políticos improvisan por capturar los puestos y evidencian un trabajo a “la criolla”. Cambian los presidentes y cada quien cambia las cosas de acuerdo a sus intereses sin sostener un sistema nacional en política. Es vital un enfoque integral, un sistema económico que desarrolle todas las riquezas que tenemos, necesitamos un desarrollo cultural, un esquema político pero como sistema, con un conjunto de elementos que interactúen entre ellos hacia un fin común, como un reloj, complementando esfuerzos”.
Nuestra charla con este erudito no dejó de lado a Monsefú, nuestro inolvidable terruño que está a punto de cumplir 127 años de elevación a la categoría de ciudad. Su presencia como ciudadano notable en la comisión que planifica el alcalde Miguel Bartra se hace impostergable. Es un inquisidor de la planificación, es un obstinado de organizar todo con antelación, y tiene unos contactos a nivel gubernamental que atizarían avances apreciables para nuestro Monsefú.
“El mejor regalo que le hicimos a Monsefú en su centenario fue entregar un proyecto de desarrollo sostenido, principalmente en los aspectos salud, educación e industrial. Utilicé mi liderazgo para reunir a profesionales capaces, con quienes diagnosticamos y establecimos proyectos, pero muy poco se ha plasmado de ese trabajo, cuyas copias tiene ahora la presidenta del Club Social Monsefú, Pilar Puémape”, reveló Francisco Farro con cierta nostalgia, pero firme en su convicción, de ponerse a las órdenes de la autoridad edilicia si fuera el caso.
Si usted, estimado lector, aún no conoce a Francisco Farro, todavía tiene tiempo para conocerlo en persona. Es sencillo y ameno, es ínclito y pragmático, es amable y diligente; pero encopetado para luchar contra los estragos de la ignorancia.
El nivel encumbrado por este amauta es digno de panegíricos homenajes…pero en vida. Los monsefuanos tenemos de qué, sentirnos ufanos. En este 127 aniversario de Monsefú, el 26 de octubre, mi honra a mi ciudad natal es mostrar a uno de sus hijos, ese hombre de pelo cano y hablar pausado, que derrocha nobleza y reúne los pergaminos que, sobre un educador, opinó Martin Luther King, Jr. “La función del educador es enseñar a pensar intensa y críticamente. Formar inteligencia y carácter, esa es la meta del verdadero educador”( LCG)
Francisco Farro, también es pintor...durante sus tiempos de relax.
lunes, 5 de octubre de 2015
El león de la peruanidad
Escribe: Luis A. Castro Gavelán
Cada domingo, a partir del mediodía, un público cautivo, nacional e internacional, se enlaza a través de las ondas radiales o usando el internet para, a través de la música, aliviar sus penas, tener un feliz contacto con los suyos o arropar ese sentimiento de peruanidad que acrecienta cuando más lejos está el ser humano de los suyos. Y quien propicia ese estado de ánimo, esa emoción, es un locutor monsefuano hijo de “su adorada Paulita Ballena”, la anciana mujer que vendía chicha y tejía sombreros y que ahora se ha erigido en una especie de albacea inspiradora de este personaje radial.
Su picardía e innata forma de hacer locución inquietaron mi ánimo de conocer personalmente quién estaba detrás del micrófono, conocer a ese animador que cada tarde dominical recibe de sus seguidores botellas de chicha, cerveza, variados platos de comida en señal de complacencia; el profesional del micrófono que regala, juega con su público, que congestiona las comunicaciones telefónicas y logra contactos con peruanos desde recónditos lugares del orbe.
“Corazón Norteño“ fue su inicial programa. Empezó con una hora de duración hace cinco años, propalando música criolla, valses donde hacía gala de tener una buena fonoteca. Y ahora esos 60 minutos de criollismo se transformaron en una programación donde incluye marineras, cumbias peruanas y boleros. Su público está feliz, las fiestas familiares se prolongan, aunque haya tenido que cortar sus acostumbrados paseos dominicales con su esposa Daysi y sus dos pequeños. César Flores Ballena es el animador que se roba los halagos de un heterogéneo radioescucha, aquel que arranca sonrisas, lloriqueos de felicidad, momentos joviales, domingos amenos, placenteros.
Su vena artística es innata. Siempre estuvo vinculado a la animación, a través de “Sonido Betsy”, de cantar en actividades del colegio, de involucrarse en la organización de uno y otro evento social. Y cuando empezó a crecer, un inaudito asalto criminal lo privó de todo lo logrado, de codearse incluso con la muerte y de retornar a fojas cero. “Cuando sufrí un asalto y secuestro hace siete años, pensé que mi mundo había terminado. Pero ahí estuvo mi esposa Daysi, con quien hicimos de todo para recuperarnos, incluso vender comida en Chiclayo“. Lo demás ya es historia, siempre los hombres y mujeres que están predestinados, jamás claudican, nunca se amilanan a tesituras y vicisitudes, siempre caen de pie y cubren sus dramas con sonrisas y una coraza a toda prueba.
“De aquella noche en que no pude venir desde Lima a Chiclayo para pasar la Navidad con los míos porque el pasaje costaba 120 soles y apenas tenía 40, logré sacar una lección de vida. Sólo pude por teléfono decir a mi esposa e hijos que los amaba, y que renovaba mis intenciones de no volver a repetir esa escena. Lloré como un niño, mis hijos sin juguetes, con un padre lejos y una esposa triste pero emprendedora, que siempre me estimuló a creer en la vida, que los infortunios no duran siempre“.
Al lado de su progenitora, su amada Paulita Ballena
Su exitoso y famoso programa es sinónimo de lo que acontece con la radio que administra: “La Norteña“, que en apenas 5 años se ha posesionado en una de las mejores del departamento de Lambayeque. El alto nivel de sintonía es corroborado por las encuestas, y el público al que entrevisté en las calles de Monsefú. “Lo escucho por su forma de ser, por su música, porque me contagia su animación”. “Es un orgullo, es único “. “Cesitar está en el corazón del pueblo “. “Me gusta por sus consejos, porque hace una fiesta para la familia“, fueron algunos de los comentarios recibidos.
Durante dos horas permanecimos en su cabina, donde se respiró felicidad, sabor a peruanidad, amor por lo nuestro. Un libérrimo ambiente en el que César Flores engendró en el alma colectiva de su público una innegable aura de carisma, un magnetismo personal con el que cala y cala. Es dueño del micrófono, es un transmisor de sensaciones.
Daysi, la esposa de César Flores, recibe el cariño de la gente, platos de comida y chicha.
Gracias a él, ha habido una reconciliación con nuestra música criolla, ahora muchas emisoras nacionales también tienen en su programación espacios de valses, reivindicando al artista nacional, propalando canciones de Eva Ayllón, del zambo Cavero, Los Kipus y tantos trovadores.Por eso lo llaman desde Callanca, Pimentel, Trujillo, Lima, Arequipa; España, Estados Unidos, Chile, Japón, Venezuela, Argentina y tantas ciudades y países del mundo.
César Flores es nuestro símbolo pertinaz de haber apostado por lo nuestro y de seguir promoviendo reuniones familiares bajo su música, abrigados con su peculiar forma de animar. César es un convencido, al igual que el filósofo griego Platón, de que “la música es para el alma, lo que la gimnasia es para el cuerpo”. (Luis Castro)
Nuestro personaje muestra parte de su fonoteca.
Cada domingo, a partir del mediodía, un público cautivo, nacional e internacional, se enlaza a través de las ondas radiales o usando el internet para, a través de la música, aliviar sus penas, tener un feliz contacto con los suyos o arropar ese sentimiento de peruanidad que acrecienta cuando más lejos está el ser humano de los suyos. Y quien propicia ese estado de ánimo, esa emoción, es un locutor monsefuano hijo de “su adorada Paulita Ballena”, la anciana mujer que vendía chicha y tejía sombreros y que ahora se ha erigido en una especie de albacea inspiradora de este personaje radial.
Su picardía e innata forma de hacer locución inquietaron mi ánimo de conocer personalmente quién estaba detrás del micrófono, conocer a ese animador que cada tarde dominical recibe de sus seguidores botellas de chicha, cerveza, variados platos de comida en señal de complacencia; el profesional del micrófono que regala, juega con su público, que congestiona las comunicaciones telefónicas y logra contactos con peruanos desde recónditos lugares del orbe.
“Corazón Norteño“ fue su inicial programa. Empezó con una hora de duración hace cinco años, propalando música criolla, valses donde hacía gala de tener una buena fonoteca. Y ahora esos 60 minutos de criollismo se transformaron en una programación donde incluye marineras, cumbias peruanas y boleros. Su público está feliz, las fiestas familiares se prolongan, aunque haya tenido que cortar sus acostumbrados paseos dominicales con su esposa Daysi y sus dos pequeños. César Flores Ballena es el animador que se roba los halagos de un heterogéneo radioescucha, aquel que arranca sonrisas, lloriqueos de felicidad, momentos joviales, domingos amenos, placenteros.
Su vena artística es innata. Siempre estuvo vinculado a la animación, a través de “Sonido Betsy”, de cantar en actividades del colegio, de involucrarse en la organización de uno y otro evento social. Y cuando empezó a crecer, un inaudito asalto criminal lo privó de todo lo logrado, de codearse incluso con la muerte y de retornar a fojas cero. “Cuando sufrí un asalto y secuestro hace siete años, pensé que mi mundo había terminado. Pero ahí estuvo mi esposa Daysi, con quien hicimos de todo para recuperarnos, incluso vender comida en Chiclayo“. Lo demás ya es historia, siempre los hombres y mujeres que están predestinados, jamás claudican, nunca se amilanan a tesituras y vicisitudes, siempre caen de pie y cubren sus dramas con sonrisas y una coraza a toda prueba.
“De aquella noche en que no pude venir desde Lima a Chiclayo para pasar la Navidad con los míos porque el pasaje costaba 120 soles y apenas tenía 40, logré sacar una lección de vida. Sólo pude por teléfono decir a mi esposa e hijos que los amaba, y que renovaba mis intenciones de no volver a repetir esa escena. Lloré como un niño, mis hijos sin juguetes, con un padre lejos y una esposa triste pero emprendedora, que siempre me estimuló a creer en la vida, que los infortunios no duran siempre“.
Al lado de su progenitora, su amada Paulita Ballena
Su exitoso y famoso programa es sinónimo de lo que acontece con la radio que administra: “La Norteña“, que en apenas 5 años se ha posesionado en una de las mejores del departamento de Lambayeque. El alto nivel de sintonía es corroborado por las encuestas, y el público al que entrevisté en las calles de Monsefú. “Lo escucho por su forma de ser, por su música, porque me contagia su animación”. “Es un orgullo, es único “. “Cesitar está en el corazón del pueblo “. “Me gusta por sus consejos, porque hace una fiesta para la familia“, fueron algunos de los comentarios recibidos.
Durante dos horas permanecimos en su cabina, donde se respiró felicidad, sabor a peruanidad, amor por lo nuestro. Un libérrimo ambiente en el que César Flores engendró en el alma colectiva de su público una innegable aura de carisma, un magnetismo personal con el que cala y cala. Es dueño del micrófono, es un transmisor de sensaciones.
Daysi, la esposa de César Flores, recibe el cariño de la gente, platos de comida y chicha.
Gracias a él, ha habido una reconciliación con nuestra música criolla, ahora muchas emisoras nacionales también tienen en su programación espacios de valses, reivindicando al artista nacional, propalando canciones de Eva Ayllón, del zambo Cavero, Los Kipus y tantos trovadores.Por eso lo llaman desde Callanca, Pimentel, Trujillo, Lima, Arequipa; España, Estados Unidos, Chile, Japón, Venezuela, Argentina y tantas ciudades y países del mundo.
César Flores es nuestro símbolo pertinaz de haber apostado por lo nuestro y de seguir promoviendo reuniones familiares bajo su música, abrigados con su peculiar forma de animar. César es un convencido, al igual que el filósofo griego Platón, de que “la música es para el alma, lo que la gimnasia es para el cuerpo”. (Luis Castro)
Nuestro personaje muestra parte de su fonoteca.
viernes, 26 de junio de 2015
Las embajadoras monsefuanas que se exhiben en Estados Unidos
Escribe: Luis A. Castro Gavelán
Antes tenía preferencia por los lirios y tulipanes, pero ahora me gustan las margaritas. No son tan vistosas, pero son naturales; no son de colores encendidos, pero denotan transparencia, frescura. Y así se mostraron nuestras nuevas embajadoras: Margarita Mechán Lluén y Margarita Guzmán Cornejo, dos auténticas monsefuanas que en la capital política del mundo, Washington DC., Estados Unidos, se erigen como dos genuinas representantes del arte culinario y la artesanía de nuestro Perú.
Y para orgullo nuestro, son monsefuanas, fidedignas cholas de capús y trenzas, que se ganan el corazón de los turistas gringos y europeos que frecuentemente visitan la capital de los Estados Unidos. Campechanas, humildes y cándidas, ambas hacen gala, por estos días, de su innegable arte en el noveno museo más importante del mundo, el Smithsonian Institution.
Fue un lujo para nuestro país ser protagonista del Smithsonian Folklife Festival, un evento con pocos años de existencia que estaba programado para que los países de América exhiban un día cada uno, lo mejor de su artesanía y arte culinario. Sin embargo, en este año 2015, el Smithsonian museo ha apostado por el Perú como único participante, para que durante dos semanas demuestre al mundo el porqué somos un polo atractivo del turismo.
Jacqueline Ayasta muestra a un niño americano cómo se hacen los bordados. Margarita Guzmán, elaborando un sombrero de paja macora
Y nuestras autoridades peruanas se han esmerado para llevar a los Estados Unidos a numerosos artistas de todas las regiones. Cantantes como Eva Ayllón y Julie Freundt, Susana Baca, expertas cocineras norteñas, de la sierra y la selva, artesanas y representantes de nuestro folklore nacional. Y ahí están Margarita Mechán y Margarita Guzmán, quienes se enseñorean haciendo paños, alforjas, sombreros; cocinando pepián de pavo, garbanzos guisados. Jacqueline Ayasta es otra de nuestras paisanas, una experta que enseña a bordar vestidos, blusas, paños.
Emocionadas y con ojos brillosos recibí de ellas un fraterno abrazo cuando me identifiqué como monsefuano. “Es un sueño, me siento muy feliz. Es la primera vez que subía a un avión y no sabía cuánto iba a durar el viaje. A veces sentía como que estaba en una combi porque el avión se movía. Casi no dormí en el viaje”, dijo Margarita Mechán, con esa naturalidad y sinceridad que es propia de nuestras mujeres.Ella vive en la calle Simón Bolívar.
Jacqueline y Margarita Guzmán frente a la entrada del festival Perú Pachamama en el museo Smithsonian. Era imposible no tomarme una foto con estas genuinas representantes de Monsefú.
La otra Margarita fue un poco más allá. “Como que se me salía el corazón, un poco de nervios y un poco preocupada por las experiencias de ir a un país muy grande y donde hablan otro idioma”, dijo nuestra experta cocinera, madre de siete hijos y que se ganó los aplausos de muchas personas interesadas en la receta del pepián de pavo, el plato bandera de Monsefú.
Ninguna de las dos tenía pensado en su vida conocer y pisar el país del tío Sam. Se sienten orgullosas de ser monsefuanas, de ser madres y representantes de nuestro arte. Margarita Mechán incluso pudo hablar con su hija Yesenia. A través del celular, eliminamos los más de 6,300 kilómetros de distancia y propicié esa comunicación que fue un acto de amor puro, de ese afecto filial que muy pocas veces se ve por estos lares. Los americanos son un poco más fríos para exhibir sus sentimientos.
La invitación del Smithsonian Folklife Festival para observar el arte culinario de nuestras embajadoras
Todavía van a estar unos días más y tal vez las vuelva a visitar. Quiero recibir de ellas – otra vez- ese abrazo fraterno, esa sonrisa lozana. He aprendido que aún me queda mucho por profundizar el amor al terruño que me vio nacer. Ojalá nuestro alcalde Miguel A. Bartra haga un espacio en las actividades del Fexticum para premiar a estas bellas y auténticas cholas, las mujeres que me han cambiado el gusto por las margaritas. Dalai Lama, el jefe espiritual del budismo tibetano dice que “Solo existen dos días en el año en los que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto hoy es el día ideal para amar, creer, hacer y principalmente vivir” (LCG)
sábado, 18 de abril de 2015
Los primeros meses de la era Bartra
Escribe:
Luis A. Castro Gavelán
Un nuevo alcalde, una nueva ilusión, y como dice Pablo Alborán, ocurra lo que ocurra, las ilusiones hay que mantenerlas vivas hasta el último minuto. Se fue Rita y el actual alcalde de Monsefú ya tiene algunos meses que dan para el análisis.
A la luz de los hechos, Miguel Angel Bartra tiene oficio. Sus años como burgomaestre provincial de Chiclayo y una dilatada experiencia como político le dan cierta solvencia para moverse como pez en el agua. Y ya se vislumbran ciertas obras, atisbos de buenas intenciones. El parque principal de Monsefú luce mejor, se arreglan algunas calles y avenidas, se evidencian mejoras.
Incluso ya se está trabajando con antelación la festividad del Fexticum. La idea es recuperar su brillantez como feria de exposiciones. También se busca – a través de gestiones – culminar el “plan Maestro” y mejorar el pésimo servicio de agua y desagüe.
Sr. Bartra, va usted por buen camino. Tenemos fe en su labor edilicia, pero permítanos darle algunas sugerencias para que sus zapatos no se malogren rápidamente si pretende llegar a la meta por rutas pedregosas.
Algunos amigos llegaron a conocer Monsefú, unos son españoles, otros americanos, junto a ciertos anfitriones limeños. Como buenos hijos de la globalización irrumpieron por Monsefú y durante esos tres días pensaron que Monsefú estaba celebrando algún acontecimiento. Había fiesta por aquí, fiesta por allá, mentadas de madre, botellas que volaban por los aires y peleas que pusieron nerviosos a mis amigos visitantes. En realidad, aquellas fiestas de mala muerte no formaban parte de ninguna festividad importante, sino que eran consecuencia de la falta de autoridad.
¿No cree usted que estos hechos opacan su desempeño edil? Hace falta poner mano dura. La autoridad es usted y es necesario que corte de raíz esas benditas autorizaciones para bailes populares que acrecientan la inseguridad ciudadana.
A propósito, ya que hemos tocado el tema de seguridad, es bueno recordarle que en este campo seguimos huérfanos. Para “recuperar el liderazgo” que usted pregona, necesita dar el máximo de su esfuerzo para disminuir los niveles de criminalidad. No hay, no existe un plan de seguridad ciudadana, se trabaja sin una verdadera planificación, siguen los robos, y eso le está costando sus primeras rencillas con los ciudadanos y la prensa.
Un gobierno local como usted nos prometió, debe y tiene que hacerse en forma mancomunada con la ciudadanía. La prensa es su vocera. Hace algunos días escuché al periodista radial Felipe Vallejo, y sentí pena por sus críticas. Parece que Felipe olvida que es el presidente de la institución tutelar de la cultura, baja de nivel, y hace comentarios que no corresponden a lo que hasta el momento ha conseguido. Ni Felipe ni usted, Sr. Bartra, están actuando correctamente. En todo caso pondero la ecuanimidad de Lucho Gonzáles y Karina Cuyate, que tienen mesura para hacer críticas constructivas.
Alcalde Bartra, en aras de seguir creyendo en su labor, trate de limar asperezas con la prensa. Tiene ahí a César Flores, el propietario de radio “La Norteña”, para tender puentes.
Es imperativo que sus empleados de mando medio dejen de emitir autorizaciones para esas denigrantes fiestas. Es indispensable que el regidor de seguridad ciudadana dé más batalla, seguimos esperando más de él. Es oportuno recordar a usted que tiene en los amigos del “Club Social Monsefú”, con sede en Lima, a excelentes aliados para gestiones a nivel estatal.
No quiero terminar esta nota sin dar un verdadero “jalón de orejas” a esos necios y chalados que sin cultura cívica arrojan la basura a las calles. El progreso de una ciudad no depende únicamente de sus autoridades. Es también una labor inherente de sus ciudadanos. (LCG)
(Fotos tomadas de la cuenta de M.A. Bartra en Facebook)
Luis A. Castro Gavelán
Un nuevo alcalde, una nueva ilusión, y como dice Pablo Alborán, ocurra lo que ocurra, las ilusiones hay que mantenerlas vivas hasta el último minuto. Se fue Rita y el actual alcalde de Monsefú ya tiene algunos meses que dan para el análisis.
A la luz de los hechos, Miguel Angel Bartra tiene oficio. Sus años como burgomaestre provincial de Chiclayo y una dilatada experiencia como político le dan cierta solvencia para moverse como pez en el agua. Y ya se vislumbran ciertas obras, atisbos de buenas intenciones. El parque principal de Monsefú luce mejor, se arreglan algunas calles y avenidas, se evidencian mejoras.
Incluso ya se está trabajando con antelación la festividad del Fexticum. La idea es recuperar su brillantez como feria de exposiciones. También se busca – a través de gestiones – culminar el “plan Maestro” y mejorar el pésimo servicio de agua y desagüe.
Sr. Bartra, va usted por buen camino. Tenemos fe en su labor edilicia, pero permítanos darle algunas sugerencias para que sus zapatos no se malogren rápidamente si pretende llegar a la meta por rutas pedregosas.
Algunos amigos llegaron a conocer Monsefú, unos son españoles, otros americanos, junto a ciertos anfitriones limeños. Como buenos hijos de la globalización irrumpieron por Monsefú y durante esos tres días pensaron que Monsefú estaba celebrando algún acontecimiento. Había fiesta por aquí, fiesta por allá, mentadas de madre, botellas que volaban por los aires y peleas que pusieron nerviosos a mis amigos visitantes. En realidad, aquellas fiestas de mala muerte no formaban parte de ninguna festividad importante, sino que eran consecuencia de la falta de autoridad.
¿No cree usted que estos hechos opacan su desempeño edil? Hace falta poner mano dura. La autoridad es usted y es necesario que corte de raíz esas benditas autorizaciones para bailes populares que acrecientan la inseguridad ciudadana.
A propósito, ya que hemos tocado el tema de seguridad, es bueno recordarle que en este campo seguimos huérfanos. Para “recuperar el liderazgo” que usted pregona, necesita dar el máximo de su esfuerzo para disminuir los niveles de criminalidad. No hay, no existe un plan de seguridad ciudadana, se trabaja sin una verdadera planificación, siguen los robos, y eso le está costando sus primeras rencillas con los ciudadanos y la prensa.
Un gobierno local como usted nos prometió, debe y tiene que hacerse en forma mancomunada con la ciudadanía. La prensa es su vocera. Hace algunos días escuché al periodista radial Felipe Vallejo, y sentí pena por sus críticas. Parece que Felipe olvida que es el presidente de la institución tutelar de la cultura, baja de nivel, y hace comentarios que no corresponden a lo que hasta el momento ha conseguido. Ni Felipe ni usted, Sr. Bartra, están actuando correctamente. En todo caso pondero la ecuanimidad de Lucho Gonzáles y Karina Cuyate, que tienen mesura para hacer críticas constructivas.
Alcalde Bartra, en aras de seguir creyendo en su labor, trate de limar asperezas con la prensa. Tiene ahí a César Flores, el propietario de radio “La Norteña”, para tender puentes.
Es imperativo que sus empleados de mando medio dejen de emitir autorizaciones para esas denigrantes fiestas. Es indispensable que el regidor de seguridad ciudadana dé más batalla, seguimos esperando más de él. Es oportuno recordar a usted que tiene en los amigos del “Club Social Monsefú”, con sede en Lima, a excelentes aliados para gestiones a nivel estatal.
No quiero terminar esta nota sin dar un verdadero “jalón de orejas” a esos necios y chalados que sin cultura cívica arrojan la basura a las calles. El progreso de una ciudad no depende únicamente de sus autoridades. Es también una labor inherente de sus ciudadanos. (LCG)
(Fotos tomadas de la cuenta de M.A. Bartra en Facebook)
miércoles, 31 de diciembre de 2014
Recibamos el 2015 con ilusión
Escribe:
Luis A. Castro Gavelán
A pocas horas de terminar el 2014 hay un tiempo para la reflexión. Y en esa introspección están el presente y el futuro de nuestras acciones personales y profesionales, y todo lo que está concatenado a través de nuestras emociones y sentimientos.
Y en ese vínculo aparece la ilusión, aquella imagen sugerida por los sentidos que aunque carezca de una realidad, muchos nos aferramos de ella como un símbolo de esperanza. Es la ilusión la que nos atrapa a creer que, todavía es posible retornar a Monsefú por la senda que heredamos de nuestros abuelos.
Decía el poeta inglés Gilbert Chesterton que “Hay algo que da esplendor a cuanto existe, y es la ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina”. Y ese anhelo puede hacerse realidad no a la vuelta de la esquina, pero sí al inicio del nuevo año 2015.
No dudo de la palabra de Miguel Angel Bartra, nuestro nuevo burgomaestre, quien hizo una pública promesa. Va a salir a las calles desde las primeras cuatro horas del nuevo año y junto a un grupo de obreros y voluntarios, limpiará las calles para cambiarle cara a Monsefú, como símbolo de lo que hará con sus cuatro años de gestión municipal. Es decir, mientras los monsefuanos viven en medio de la resaca por las celebraciones, él estará armado de una escoba barriendo las calles.
Al margen de ello, Bartra tiene un ambicioso plan de trabajo. Experiencia como autoridad municipal la tiene. Contactos a nivel de gobierno regional y nacional también los posee, y lo esencial es que haga realidad sus promesas. Para eso están los cientos de monsefuanos profesionales y no profesionales acorazados por su amor a Monsefú, para hacerle recordar su misión, y al mismo tiempo respaldar su labor. No podemos dejarlo solo en esta titánica tarea que emprenderá desde las primeras horas del 2015.
Tiene ya la palabra empeñada del presidente regional para ejecutar en el menor tiempo posible el nuevo mercado de abastos de la ciudad, así como un camal cuya infraestructura servirá para el sacrificio de ganado en todo el circuito Mochica. En febrero ha prometido una nueva forma de recoger la basura, la misma que será reciclada e industrializada acorde a las normas vigentes que exige el cuidado del medio ambiente.
Bartra pretende poner orden en la ciudad y para eso todos los vecinos tenemos que colaborar y formar parte de esa misión. Tiene las pautas y los elementos para mejorar la seguridad ciudadana. Y en esa dirección es menester reactivar y darle la importancia que se merecen las juntas vecinales y las rondas campesinas.
Queremos una ciudad limpia, segura y moderna. El alcalde es el líder, el administrador que debe y tiene que contar con el apoyo de sus vecinos. Las normas que haga para embellecer y hacer respetar sus parques, calles y recintos tienen que acatarse, nuestro deber cívico es apoyar todo aquello que redunde en beneficio del orden y el bienestar de la ciudad.
En esta labor es plausible la reaparición de los mingueros, aquellos voluntarios que con su patriótica labor contribuyeron al ornato de la ciudad. El 11 de enero habrá una minga para arreglar el parque principal y así recuperar la brillantez de aquella frase poética ‘La ciudad de las flores”, denominación con que es conocido nuestro pueblo.
Que esa tenue llama de esperanza con que se alumbra Monsefú en el 2014, se convierta al amanecer del 2015 en una antorcha que ilumine mejores perspectivas. Que nuestras intenciones para revitalizar la ciudad sean el mejor combustible.
Sr. Bartra, luego de poner orden y seguridad, fomente el turismo aprovechando el potencial con que Monsefú es conocido: sus comidas, artesanía y hospitalidad. Estoy a su orden y creo yo, muchos cientos de monsefuanos amantes de su terruño.
Un abrazo y sincero saludo a todos los monsefuanos. Mi afecto a quienes cristalizaron e hicieron realidad la Compañía de Bomberos, una felicitación a los señores de radio “La Norteña”, cuya labor trasciende. Estas dos instituciones son un ejemplo de que la ilusión vale…cuando la realidad la toma de la mano. (LCG)
Luis A. Castro Gavelán
A pocas horas de terminar el 2014 hay un tiempo para la reflexión. Y en esa introspección están el presente y el futuro de nuestras acciones personales y profesionales, y todo lo que está concatenado a través de nuestras emociones y sentimientos.
Y en ese vínculo aparece la ilusión, aquella imagen sugerida por los sentidos que aunque carezca de una realidad, muchos nos aferramos de ella como un símbolo de esperanza. Es la ilusión la que nos atrapa a creer que, todavía es posible retornar a Monsefú por la senda que heredamos de nuestros abuelos.
Decía el poeta inglés Gilbert Chesterton que “Hay algo que da esplendor a cuanto existe, y es la ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina”. Y ese anhelo puede hacerse realidad no a la vuelta de la esquina, pero sí al inicio del nuevo año 2015.
No dudo de la palabra de Miguel Angel Bartra, nuestro nuevo burgomaestre, quien hizo una pública promesa. Va a salir a las calles desde las primeras cuatro horas del nuevo año y junto a un grupo de obreros y voluntarios, limpiará las calles para cambiarle cara a Monsefú, como símbolo de lo que hará con sus cuatro años de gestión municipal. Es decir, mientras los monsefuanos viven en medio de la resaca por las celebraciones, él estará armado de una escoba barriendo las calles.
Al margen de ello, Bartra tiene un ambicioso plan de trabajo. Experiencia como autoridad municipal la tiene. Contactos a nivel de gobierno regional y nacional también los posee, y lo esencial es que haga realidad sus promesas. Para eso están los cientos de monsefuanos profesionales y no profesionales acorazados por su amor a Monsefú, para hacerle recordar su misión, y al mismo tiempo respaldar su labor. No podemos dejarlo solo en esta titánica tarea que emprenderá desde las primeras horas del 2015.
Tiene ya la palabra empeñada del presidente regional para ejecutar en el menor tiempo posible el nuevo mercado de abastos de la ciudad, así como un camal cuya infraestructura servirá para el sacrificio de ganado en todo el circuito Mochica. En febrero ha prometido una nueva forma de recoger la basura, la misma que será reciclada e industrializada acorde a las normas vigentes que exige el cuidado del medio ambiente.
Bartra pretende poner orden en la ciudad y para eso todos los vecinos tenemos que colaborar y formar parte de esa misión. Tiene las pautas y los elementos para mejorar la seguridad ciudadana. Y en esa dirección es menester reactivar y darle la importancia que se merecen las juntas vecinales y las rondas campesinas.
Queremos una ciudad limpia, segura y moderna. El alcalde es el líder, el administrador que debe y tiene que contar con el apoyo de sus vecinos. Las normas que haga para embellecer y hacer respetar sus parques, calles y recintos tienen que acatarse, nuestro deber cívico es apoyar todo aquello que redunde en beneficio del orden y el bienestar de la ciudad.
En esta labor es plausible la reaparición de los mingueros, aquellos voluntarios que con su patriótica labor contribuyeron al ornato de la ciudad. El 11 de enero habrá una minga para arreglar el parque principal y así recuperar la brillantez de aquella frase poética ‘La ciudad de las flores”, denominación con que es conocido nuestro pueblo.
Que esa tenue llama de esperanza con que se alumbra Monsefú en el 2014, se convierta al amanecer del 2015 en una antorcha que ilumine mejores perspectivas. Que nuestras intenciones para revitalizar la ciudad sean el mejor combustible.
Sr. Bartra, luego de poner orden y seguridad, fomente el turismo aprovechando el potencial con que Monsefú es conocido: sus comidas, artesanía y hospitalidad. Estoy a su orden y creo yo, muchos cientos de monsefuanos amantes de su terruño.
Un abrazo y sincero saludo a todos los monsefuanos. Mi afecto a quienes cristalizaron e hicieron realidad la Compañía de Bomberos, una felicitación a los señores de radio “La Norteña”, cuya labor trasciende. Estas dos instituciones son un ejemplo de que la ilusión vale…cuando la realidad la toma de la mano. (LCG)
domingo, 5 de octubre de 2014
Ilusiona el futuro de Monsefú: ganó Bartra
Escribe: Luis A. Castro Gavelán
El pueblo es el soberano juez y ya dictaminó. Miguel Angel Bartra Grosso es el nuevo alcalde de Monsefú y las esperanzas acrecientan entre quienes creemos que nuestra norteña ciudad, de más de 35 mil habitantes, está estancada en su desarrollo; y que ha llegado el momento de reverdecer laureles, de tomar el protagonismo que hace años nos es adverso.
Unos 24,000 electores tomaron la decisión con valentía y por eso una multitud celebró alborozada esta buena nueva, y el experimentado burgomaestre, procedente de una familia de políticos y abogado de profesión, asumió jubiloso este reto de redimir a un pueblo enfermo, que convalece entre la inseguridad, la desorganización, la ignominia y el rezago en obras públicas.
Bartra ocupó el primer lugar. En la segunda posición se ubicó el Partido Aprista Peruano y tercero fue el Partido Frente Amplio, que lidera el Dr. Jorge Gonzáles. Un resultado idéntico al pronóstico que auguré en mi anterior entrega. Más atrás fueron relegados Rita Ayasta y Lázaro Puicón.
Desde los primeros días Bartra debe actuar con sensatez y tender la mano a todos los candidatos perdedores. Integrarlos y asimilar las mejores ideas de sus planes de gobierno es un buen síntoma. Así los electores sabrán que por delante tenemos a un buen administrador, con capacidad de manejo y simpatía. La contienda política ya es cosa del pasado; las diferencias, enemistades y mezquindades ya no tienen cabida.
Alrededor de un centenar de llamadas telefónicas hechas a amigos y conciudadanos, caracterizados por su amor a la tierra que nos vio nacer, calificó como prioridad la puesta en marcha de un sistema de seguridad que devuelva tranquilidad a la población y permita que los cientos de turistas que cada día nos visitan se envuelvan en un ambiente de diversión culinaria y sosiego.
Acto seguido hicieron una urgente sugerencia. Tomar el toro por las astas en los temas de alumbrado público y los servicios de agua y alcantarillado. Luego ordenar el tráfico de mototaxis. Estas tareas deben ser compartidas con su cuerpo edilicio, otorgar responsabilidades y respaldar su trabajo. Gobernar es congregar y no disociar. La política es el arte de dialogar para construir consensos.
Luego de algunos meses de conocer la realidad económica-administrativa del municipio, Bartra Grosso necesita perfilar sus obras de infraestructura que tanto esperan los ciudadanos. El gran centro cívico, un moderno mercado de abastecimiento, un complejo deportivo acorde a los intereses de nuestra juventud monsefuana; y una acondicionada biblioteca que dibuje sonrisas de satisfacción entre sus concurrentes.
Darle un valor agregado al Fexticum es otra tarea, y para ello hay que rodearse de gente con visión empresarial. Buena parte del éxito de esta feria redundará en impuestos y ganancias para el municipio, los restaurantes de comida típica y nuestra atractiva rama de la artesanía.
Señor alcalde Miguel A. Bartra, usted cuenta con un respaldo masivo y le pido por nuestro convaleciente paciente llamado Monsefú, que no tenga miedo a morir, tenga miedo a no intentarlo (Jay Z). Le dejo una frase de aliento, pero también de compromiso, una frase del británico Winston Churchill que encierra el deseo de quienes creen en usted: “El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”. Dios lo bendiga Sr. Bartra, la “pequeña patria” está ilusionada. (LCG)
jueves, 25 de septiembre de 2014
Elecciones municipales: añoramos un mejor despertar
Luis A. Castro Gavelán
El próximo domingo 5 de Octubre la ciudad de Monsefú, con cerca de 35,000 habitantes, se jugará su destino. Las elecciones municipales convocadas por las autoridades electorales del país seleccionarán un nuevo burgomaestre monsefuano en el sillón municipal, un nuevo líder que administre mejor la ciudad. Y en la disyuntiva en que estamos, con un desgobierno y atraso evidente, abrigamos esperanzas que esta vez no nos equivoquemos, que elijamos a la persona idónea, que seamos sensatos y valoremos que con nuestra decisión, estamos condenando a la ciudad; o en su defecto, impulsando un mejor despertar para Monsefú.

Siempre fui partidario de tener una nueva autoridad edil potenciada por consenso. Los años de atraso no nos permiten seguir jugando al gran bonetón. Sin embargo, los que juegan a la política y están llenos de arribismos e intereses personales, desoyeron lo que es mejor para Monsefú.
Pero el pueblo, que es el mejor juez, ya casi ha sentenciado a esos sordos… a la derrota electoral, y es evidente que eso va a ocurrir.
Ahora todo va quedando en manos de tres candidatos. Mi amigo de infancia y juventud, el doctor Jorge González, un aspirante que tiene buenas intenciones, pero su sesgo político le impide tener mayor carisma y llegar al conglomerado de la población.
Otro pretendiente es el joven ingeniero Manuel Pisfil. Representa al Partido Aprista y tiene fuertes argumentos. Su plan de gobierno auspiciado por buenos profesionales, y ex alcaldes como Vitucho Custodio y Pocho Custodio le da solidez a su propuesta; pero él no posee el roce, la experiencia y esos ingredientes que por la situación de Monsefú ( es un enfermo en cuidados intensivos) se requieren, y con urgencia.
El tercer candidato es Miguel Angel Bartra, un abogado de profesión que tiene mucha experiencia e incluso fue alcalde de Chiclayo. Bartra estuvo deshojando margaritas pero al final se decidió retornar al pueblo que lo vio nacer y por su habilidad política, sus años de experiencia y además, los contactos que tiene con el presidente regional ( que será reelegido), y otras autoridades, se perfila como el futuro burgomaestre.
Cuando estuve por Monsefú en el mes de junio, recorrí varias calles y arterias, y tuve la oportunidad de dialogar con mucha gente, incluso en el mercado (que esta vez lucía con mejor aspecto) y las opiniones fueron marcadas por una aceptación mayoritaria a Miguel Angel. Quienes están preocupados por la situación de Monsefú que, repito, está literalmente en cuidados intensivos, reconocen que no podemos seguir perdiendo el tiempo.
Hay una lógica, si tendríamos que escoger entre dos médicos para mejorar la salud de un paciente con graves problemas, como está Monsefú, yo confiaría en el facultativo con experiencia, y sería más escéptico con aquel que acaba de egresar de la Universidad. Los dos son profesionales, van a hacer el mismo esfuerzo; pero en estos menesteres el “veterano” tendrá mejores argumentos y pericias.
Mis queridos paisanos. Si están preocupados por el grado de inseguridad que viven nuestras familias, si cada día se encrespan de furia porque nuestro pueblo está estancado en su desarrollo, vamos a dar nuestro voto a quien merece. Y que esa persona sienta ese mayoritario respaldo que lo obligue a ejecutar con creces sus promesas electorales. Si no cumple, que sepa que mayoritariamente le haremos sentir nuestra repulsa.

A una semana de las elecciones, añoro ver al actual mercado convertido en un gran teatro cívico. Que el llamado “Plan maestro” culmine y no tengamos problemas con el agua y desagüe; que el Centro Social Progresista de Monsefú, apoyado por el nuevo alcalde, se convierta en una moderna biblioteca para dar servicio eficiente a nuestros estudiantes. Que no existan problemas de inseguridad, que la ciudad no esté convertida en un pandemónium por la escasa regulación del tránsito de vehículos menores, que hagamos frente a ese aberrante servicio de las empresas eléctricas. Añoro a nuestros agricultores y comerciantes vendiendo sus productos sin intermediarios en un gran mercado; vislumbro un renacer de nuestro alicaído Fexticum. Hay mucho por hacer, y quienes amamos a Monsefú, tenemos derecho a pensar que sí podemos sacar de “cuidados intensivos” a la ciudad que soñaron Manuel María Izaga, el doctor Miguel Custodio, el padre Carlos Conroy, Alfredo José Delgado Bravo, mi padre Luis Castro Capuñay, y otras tantas personalidades.
Hagamos un cambio por nuestro Monsefú. Dejemos de lado esas críticas con sátira que se convierten en bajezas y palabras inmundas. Hay que voltear la página, demostremos civismo sin abyecciones, hagamos cultura y expongamos ante el mundo de qué estamos hechos los hijos de esa “pequeña patria” llamada Monsefú.
Para que sepan que no solamente escribo, voy a proponer al futuro alcalde que, si realiza ese gran centro cívico, me comprometo a gestionar la presencia en Monsefú de catedráticos y científicos de EE.UU. y España para fomentar la cultura, para que ellos dicten charlas magistrales. Por lo menos unas tres a cuatro veces por año.
Queridos paisanos, hagamos un voto de conciencia, emitamos un voto con sabiduría y no se olviden que, como dijo el poeta libanés Jalil Gibran, “por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes”.(LCG)
El próximo domingo 5 de Octubre la ciudad de Monsefú, con cerca de 35,000 habitantes, se jugará su destino. Las elecciones municipales convocadas por las autoridades electorales del país seleccionarán un nuevo burgomaestre monsefuano en el sillón municipal, un nuevo líder que administre mejor la ciudad. Y en la disyuntiva en que estamos, con un desgobierno y atraso evidente, abrigamos esperanzas que esta vez no nos equivoquemos, que elijamos a la persona idónea, que seamos sensatos y valoremos que con nuestra decisión, estamos condenando a la ciudad; o en su defecto, impulsando un mejor despertar para Monsefú.

Siempre fui partidario de tener una nueva autoridad edil potenciada por consenso. Los años de atraso no nos permiten seguir jugando al gran bonetón. Sin embargo, los que juegan a la política y están llenos de arribismos e intereses personales, desoyeron lo que es mejor para Monsefú.
Pero el pueblo, que es el mejor juez, ya casi ha sentenciado a esos sordos… a la derrota electoral, y es evidente que eso va a ocurrir.
Ahora todo va quedando en manos de tres candidatos. Mi amigo de infancia y juventud, el doctor Jorge González, un aspirante que tiene buenas intenciones, pero su sesgo político le impide tener mayor carisma y llegar al conglomerado de la población.
Otro pretendiente es el joven ingeniero Manuel Pisfil. Representa al Partido Aprista y tiene fuertes argumentos. Su plan de gobierno auspiciado por buenos profesionales, y ex alcaldes como Vitucho Custodio y Pocho Custodio le da solidez a su propuesta; pero él no posee el roce, la experiencia y esos ingredientes que por la situación de Monsefú ( es un enfermo en cuidados intensivos) se requieren, y con urgencia.
El tercer candidato es Miguel Angel Bartra, un abogado de profesión que tiene mucha experiencia e incluso fue alcalde de Chiclayo. Bartra estuvo deshojando margaritas pero al final se decidió retornar al pueblo que lo vio nacer y por su habilidad política, sus años de experiencia y además, los contactos que tiene con el presidente regional ( que será reelegido), y otras autoridades, se perfila como el futuro burgomaestre.
Cuando estuve por Monsefú en el mes de junio, recorrí varias calles y arterias, y tuve la oportunidad de dialogar con mucha gente, incluso en el mercado (que esta vez lucía con mejor aspecto) y las opiniones fueron marcadas por una aceptación mayoritaria a Miguel Angel. Quienes están preocupados por la situación de Monsefú que, repito, está literalmente en cuidados intensivos, reconocen que no podemos seguir perdiendo el tiempo.
Hay una lógica, si tendríamos que escoger entre dos médicos para mejorar la salud de un paciente con graves problemas, como está Monsefú, yo confiaría en el facultativo con experiencia, y sería más escéptico con aquel que acaba de egresar de la Universidad. Los dos son profesionales, van a hacer el mismo esfuerzo; pero en estos menesteres el “veterano” tendrá mejores argumentos y pericias.
Mis queridos paisanos. Si están preocupados por el grado de inseguridad que viven nuestras familias, si cada día se encrespan de furia porque nuestro pueblo está estancado en su desarrollo, vamos a dar nuestro voto a quien merece. Y que esa persona sienta ese mayoritario respaldo que lo obligue a ejecutar con creces sus promesas electorales. Si no cumple, que sepa que mayoritariamente le haremos sentir nuestra repulsa.

A una semana de las elecciones, añoro ver al actual mercado convertido en un gran teatro cívico. Que el llamado “Plan maestro” culmine y no tengamos problemas con el agua y desagüe; que el Centro Social Progresista de Monsefú, apoyado por el nuevo alcalde, se convierta en una moderna biblioteca para dar servicio eficiente a nuestros estudiantes. Que no existan problemas de inseguridad, que la ciudad no esté convertida en un pandemónium por la escasa regulación del tránsito de vehículos menores, que hagamos frente a ese aberrante servicio de las empresas eléctricas. Añoro a nuestros agricultores y comerciantes vendiendo sus productos sin intermediarios en un gran mercado; vislumbro un renacer de nuestro alicaído Fexticum. Hay mucho por hacer, y quienes amamos a Monsefú, tenemos derecho a pensar que sí podemos sacar de “cuidados intensivos” a la ciudad que soñaron Manuel María Izaga, el doctor Miguel Custodio, el padre Carlos Conroy, Alfredo José Delgado Bravo, mi padre Luis Castro Capuñay, y otras tantas personalidades.
Hagamos un cambio por nuestro Monsefú. Dejemos de lado esas críticas con sátira que se convierten en bajezas y palabras inmundas. Hay que voltear la página, demostremos civismo sin abyecciones, hagamos cultura y expongamos ante el mundo de qué estamos hechos los hijos de esa “pequeña patria” llamada Monsefú.
Para que sepan que no solamente escribo, voy a proponer al futuro alcalde que, si realiza ese gran centro cívico, me comprometo a gestionar la presencia en Monsefú de catedráticos y científicos de EE.UU. y España para fomentar la cultura, para que ellos dicten charlas magistrales. Por lo menos unas tres a cuatro veces por año.
Queridos paisanos, hagamos un voto de conciencia, emitamos un voto con sabiduría y no se olviden que, como dijo el poeta libanés Jalil Gibran, “por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes”.(LCG)
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