sábado, 20 de marzo de 2010

Una visita añorada


Fue impactante. Eran varios los años que no los veía y las lágrimas acudieron a mi llamado. El tiempo es tirano e implacable, eso lo pude comprobar al mirar sus rostros llenos de arrugas y el cabello adornado del color de la nieve que muchas veces veo por estos lares. Ahí estaban mis padres, muy de madrugada, esperando mi salida del aeropuerto. No pude aguantar esperar las valijas y fui al encuentro de ellos.
“Lucho, te queremos mucho. Tus padres”, rezaba el cartelito que mi vetusto padre hizo para darme la bienvenida. Vino a mi mente las mil y una vivencias que tuve al lado de ellos. Mi madre acercó a mí un peluche, un osito que ahora vive conmigo, está a mi lado cada noche, junto a mi almohada.
Comer ese delicioso “frito” en el desayuno sacudió mi paladar. Ese manjar a base de carne de cerdo, yucas y camotes provocó en mí una extraordinaria reacción. Qué diferencia el arte culinario monsefuano con la comida americana!! Modestia aparte, la nuestra tiene lo suyo .Ese arroz con cabrito, el ceviche de pescado con mariscos, ese sudado de lifes , la parihuela de mero…sinceramente nuestra comida tiene ángel, su sazón es extraordinaria. Por algo ahora hay decenas de “picanterías” en la ciudad, la carretera a Larán y el poblado de Callanca. Tenemos una envidiable gastronomía.
La carretera luce mejor, ya no hay “baches”. El arco de bienvenida es un toque de distinción para una ciudad como la nuestra, que ya merece ser provincia. Monsefú luce cierta modernidad, pero no es por trabajo de sus autoridades, es por acción de voluntarios, de gente comprometida por convicción. El alcalde se llama Lázaro, fue mi compañero de promoción en el colegio y le di mi apoyo cuando me hicieron una entrevista radial. Pero me ha decepcionado. Ahora le digo cristianamente Lázaro, ”levántate” de esa silla burócrata y vete a tu casa. Recuerdo que Lázaro tocaba el bajo en nuestro famoso “Grupo 5” y ahora sigue tocando el “bajo”, pero a la violencia, a las discotecas de “mal vivir”, a la inanición y la desidia del gobierno local.
Qué delicia fue saborear el “champús” de la tía Fifi. ¡ Vaya qué sabor!.Y comer esos pancitos que una dama monsefuana me obsequió al reconocerme. El mercado de abastos tiene otra cara, dicen que luce mejor por acción de la primera alcaldesa monsefuana de nombre Rita. Saludar a una y otra persona fue algo agradable, como lo fue aquella frase de una pícara comerciante “casarito,se acuerda de mí,venga que le doy su yapa”. Ahí estaban los recordados “zambones” Uceda vendiendo su carne de res, ahí pude apreciar y adquirir pescado fresco para los ceviches que me hizo mi madre; la variedad de verduras para las ensaladas que preparé.
En medio de recuerdos y remembranzas Monsefú ha cambiado,le está dando paso a la modernidad. En sus calles pavimentadas y casas de material noble se puede notar, pero también está llegando gente extraña que parece no identificarse con la tranquilidad y honestidad de nuestras gentes. Algunos son de “mal vivir”, me contaron que en algunas calles vacías te arranchan la cartera o el celular, que asesinaron a un amigo de adolescencia como Mañuco Senmache por oponerse a ser asaltado. Que ahora ya no está en la comisaría “Poli” Bonilla y que entonces la policía brilla por su ausencia al momento de poner freno a la delincuencia.
Monsefú tiene lo suyo, tiene ese encanto que te atrae, que provoca en cada uno de nosotros ese romanticismo, ese orgullo de haber salido de sus entrañas. Siento que son muy pocos quienes tienen ese privilegio y yo me cuento entre ellos. Por eso soy un peruano feliz, porque soy monsefuano.
Hace poco tuve una conversación telefónica con alguien que tiene autoridad para expresar lo que siente. Y ese señor, Angel Pejerrey, ex alcalde e interminable dirigente dijo algo con cojones.”Tenemos todo para ser un pueblo líder, pero a las nuevas autoridades les falta conciencia cívica. Si esos políticos tuvieran mejor iniciativa cuando llegan al poder, estaríamos mejor. Y esto tiene que ver con las nuevas leyes municipales que ahora remuneran al alcalde y concejales. Entonces llegan a ese sitial más por interés económico que por desarrollar un trabajo a conciencia”. Y vaya que tiene mucha razón .Por ahí se ha visto a los candidatos y sus partidarios visitando caseríos con medio kilo de arroz intentando hacer trueque con un voto.
Pero mientras exista gente con empuje ,personas que aman a Monsefú con convicción, nuestra querida “Ciudad de las Flores” seguirá dando que hablar en el Perú y a nivel internacional. Cada uno desde su tribuna, los Yaipén con la música;los Angel Pejerrey con su experiencia como profesional y burgomaestre ; los Felipe Vallejos desde el micrófono incentivando a no arrojar basura por las calles; los innumerables anónimos que ponen su grano de arena para engrandecerla; esta bendita tierra de Diego Ferré y sangre mochica seguirá dando que hablar. Soy monsefuano…a mucho orgullo.
Luis Castro Gavelán

2 comentarios:

  1. Me da mucho gusto que sienta tanto orgullo por su tierra, la redacción de este ensayo demuestra cuanto la ama. Yo estuve hace poco en la "Ciudad de la Flores" y me agrado mucho, pero al leer este ensayo me dan muchas mas ganas de volver.

    Mucha Suerte!

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  2. Se puede apreciar de veras en lo escrito lo mucho que estima y valora a su Monsefu y a sus padres tambien .Dios lo bendiga y siga escribiendo.

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