domingo, 21 de junio de 2020

Manifiesto a los hijos de mi amado Monsefú





Este manifiesto va dirigido a mis paisanos y vecinos de Monsefú. Represento a muchos de los cientos de monsefuanos que por razones profesionales y laborales vivimos lejos de la “patria chica”, y que sentimos una mezcla de tristeza, preocupación e indignación por lo que acontece. Quienes vivimos lejos de Monsefú jamás hemos dejado de pensar y recordar nuestra ciudad, ese terruño que nos arranca a diario un suspiro de añoranza.

Hace 18 años, Monsefú inició una curva descendente, una evolución negativa que preocupa. Nuestro pueblo está trunco, su desarrollo ha quedado empantanado y las razones saltan a la vista. Nos hemos acostumbrado a nominar autoridades, verdaderos embaucadores que hacen prevalecer sus intereses personales, muchas veces colindantes con la mezquindad y que convierten sus promesas electorales en meros cantos de sirena.
Pero esas autoridades jamás habrían salido elegidas si no hubiera imperfecciones en el sistema democrático. Entonces nosotros, como electores, no hemos hecho nuestra tarea, la de elegir con aséptico nivel de conciencia. Incluso algunos paisanos tuvieron la infausta decisión de comprometer su voto por prebendas.

Cuando los alcaldes asumían labores sin remuneración alguna, es cuando logramos éxitos que nos encaminaron a soñar en una futura provincia lambayecana. Aquella generación brillante que nació entre los años 1920 y 1950 dio su tiempo a favor de la “patria chica”, jamás percibieron algún salario, fue suficiente su inmenso amor por Monsefú. Fueron los hijos epónimos a quienes admiré en mi niñez.

A partir de la decisión del gobierno central, de pagar honorarios a los alcaldes y demás autoridades, apareció una retahíla de personas que no solo se benefició de los emolumentos, sino que tomó el sillón municipal para protagonizar desatinos que han sumido a Monsefú en un estado de inactividad y somnolencia. Nuestro pueblo está postrado en la sala de cuidados intensivos.

Ese letargo persiste con la nueva autoridad. Su nominación nunca me inspiró confianza. A día siguiente que ganó las municipales del 7 de octubre del 2018 dije en una de mis crónicas que “Pisfil Míñope no es mudo de nacimiento ni tampoco tiene cierta discapacidad en sus cuerdas vocales. Es insonoro por naturaleza, su aspecto es liso, pasa desapercibido y tiene una personalidad introvertida que nos hace dudar de su futura labor edilicia en un mundo donde triunfan los extrovertidos”.  

Y mi preludio se hizo realidad, el actual alcalde es la autoridad ausente, ha perdido todo tipo de representatividad. Su desproporcionada mediocridad ha hundido a la “Ciudad de las Flores” en un desgobierno que ha originado la execración de muchos monsefuanos, como podemos corroborar en los comentarios aparecidos en la página de Facebook de “Crónicas de Monsefú”.  Casi el 99% de esas opiniones cuestionó al alcalde. La decepción que provoca esta autoridad está impregnada de indignación. En el seno municipal hay empleados que renuncian impagos, personas que se conmocionan por su imprudente trato, por el irrespeto que evidencia en sus actos.

Cual energúmeno, no acepta asesoramientos, vocifera, es malcriado y se ufana de una posición que solo durará 4 años. Incluso, anda distanciado con su partido político, no admite sus errores. Es quisquilloso, se exalta tanto que su jugo biliar lo tiene dominado, sus arranques hepáticos exacerban los ánimos de la sociedad civil. Y las consecuencias de su funesta gestión nos perjudican. Monsefú sobrevive, se encuentra en un estado de inanición, endeudado, sin obra de planeamiento, sin mayores obras de infraestructura, con cámaras de vigilancia inservibles; con pobladores que sufren mezquinos servicios de agua, desagüe y energía eléctrica y al no llevar “bien puestos los pantalones”, no reclama por mejores servicios ante las empresas pertinentes. Todo este panorama ha empeorado, la aparición del covid-19 y su nefasto gobierno municipal han logrado una perfecta cópula en desmedro de la “patria chica”. Todo es un pandemónium.

¿Merece ser defenestrado? por supuesto que sí. La Ley 30315 que habla sobre los derechos de participación y control ciudadanos lo especifica. Y hay tres fórmulas inmediatas para lograrlo:

A). Alentar su revocatoria. Para ello necesitamos recolectar firmas, correspondiente al 25% de los electores. En Monsefú hay 26,934 electores hábiles. Aquel 7 de octubre del 2018, el Apra ganó con 5,173 votos. En la situación que experimentamos, con confinamientos y recojo de firmas, su correspondiente verificación por parte de RENIEC y otras gestiones adicionales va a resultar un proceso tedioso.

B). Promover su vacancia, que puede darse luego de una sesión extraordinaria con el voto aprobatorio de dos tercios del número legal de sus miembros. Nuestro municipio tiene 7 concejales o regidores. Ellos son: Mary Julia Peña Salazar (APRA), Jorge Yocya Lluén (APRA), Raúl Túllume Pisfil (APRA), Jesús Míñope Muga (APRA), Manuel Mechán Cornejo (APRA), Sabino Flores (PL), José Mercedes Montalbán Santisteban (SN) De ellos depende una rápida solución. Decía el recordado Martín Luther King “no me preocupan los violentos, los miserables sin escrúpulos y los que carecen de ética, me preocupa el silencio de las personas buenas”. Y a ellos me dirijo, a ejecutar un examen de conciencia. He visto la foto de los regidores y estoy convencido que Manuel Mechán fue mi alumno, y yo le enseñé a hacer cosas buenas.

Foto: diario "La Industria"

C). Acelerar su remoción por malos manejos, llámese apropiarse de lo ajeno utilizando su posición. Ya tiene denuncias, vamos a invitar a los monsefuanos abogados a investigar por lo menos esos dos casos ya establecidos. Además, podemos instar a algunas damas que trabajan en el municipio a entender que el acoso está penado y que pueden hacer su denuncia. Tengo fundadas esperanzas en estas mujeres, quienes con coraje moral pueden confrontar a los desatinados.   

Mis queridos paisanos. Agradezco mucho sus pronunciamientos, sus comentarios y anhelos. Pero al tiempo que este manifiesto es para inventariar nuestras desgracias, es también para autoanalizarnos, que cada uno, ciudadanos de a pie, compruebe que podemos revertir esta tribulación que nos pasma y dista con lo malsonante.
Influenciado por Aristóteles, el irlandés Edmund Burke dijo alguna vez que “todo lo que se necesita para que las fuerzas del mal se apoderen del mundo es que haya un número suficiente de gente de bien que no haga nada”. Y ustedes han dado muestras que no son de ese grupo. Yo los insto a una vida más digna para nosotros y nuestras generaciones. Por ese amor a nuestro “pedacito de cielo” vamos a bajarnos de esa inmensa platea y cimentar el legado de Diego Ferré y Manuel María Izaga. No hay pretexto para la abstención.

No sé cuál de las tres fórmulas funcionará, voy a escuchar opiniones, pero de lo que estamos seguros es que debemos defenestrar a ese individuo que hasta sus propios paisanos de Chacupe deploran por sus ignominiosas mentiras y su escasa sensibilidad. “Es egoísta, malo, lo hemos visitado en el municipio y no nos recibió, nos dejó plantados, se escapó por otra puerta”, manifestó uno de los conciudadanos que ya tiene listo el mamífero équido llamado burro.

Quiero decirles, estimados paisanos, que infortunadamente sus intenciones y las mías no irán a buen puerto si no somos conscientes que las personas que demandamos un cambio, estamos en minoría y jamás podremos ganar las elecciones o cualquier destitución del alcalde. Somos pocos en número, pero poderosos si logramos difundir ideas y clarificar proyectos de fondo. Para nuestra desazón, hay una mayoría de monsefuanos que ha sido contaminada por los embaucadores políticos, quienes utilizan el hambre y el analfabetismo para sus desproporciones. Nuestra labor inmediata es educar, que cada uno de nosotros nos empeñemos en ser mejores padres o madres, que estemos comprometidos con la educación de nuestros hijos, que preparemos mejor a las nuevas generaciones, que sepamos que, una vez acabada una elección debemos despojarnos de nuestros partidarismos políticos y que la única camiseta a exhibir sea la de Monsefú.

La cultura cívica es vital. Que exista el compromiso que vamos a persuadir a cinco o diez de nuestros vecinos para no arrojar basura a la calle, cuidar del ornato, promover el amor por nuestro terruño. Que vuelvan las mingas, como lo estimuló el padre Carlos Conroy. Decía el español Antonio Maura y Montaner que “la patria no existe sin el amor de sus hijos”.

Tengo la seguridad que muchos paisanos profesionales y con buenas intenciones van a secundar esta intención porque aman de verdad a Monsefú.

Queridos paisanos, Monsefú es la ciudad donde pasamos nuestra infancia, donde nacimos y nos criamos, donde nos hemos sentido felices; añoramos el parque, el viejo mercado, el Señor del Cautivo, las personas con quienes compartimos nuestras primeras vivencias, nuestras primeras cuitas y sensaciones de felicidad.

Vamos a ser sensatos y al mismo tiempo patriotas, asumamos el compromiso que prolijamente describió nuestro cosmonsefuano vate Alfredo Delgado Bravo: 

Monsefuanos al Pie de la historia
Bajo el ínclito Sol del Perú
Elevemos este himno de gloria

Por un nuevo y mejor Monsefú.



viernes, 12 de junio de 2020

La muerte ronda, Monsefú siente aflicción


Escribe: Luis A. Castro Gavelán
Nos estamos acostumbrando a llenar las plataformas sociales de mensajes de condolencias. La muerte y su inefable guadaña acechan con su infausto proceder, arrebatando hombres y mujeres que aún no han terminado de construir su legado y que deseaban seguir compartiendo con sus seres queridos.


Lucho Gonzáles, Eugenio López, Ethel Niquén, Pedro Llontop, Gilberto Chanduví, Marco Chafloque.

Agustín Chavesta

De repente muere mi compañero de promoción, el buen Agustín Chavesta Cornejo, un fotógrafo que radicaba en Cajamarca y que hace apenas dos días había comentado en mi página de Facebook, su tristeza por el deceso de Marco Antonio Chafloque Custodio.

Agustín posee un interesante material gráfico de Monsefú que no debe extraviarse, era el recambio generacional de José Ferré Vílchez, Eugenio Reyes Flores y Juan Farro Capuñay. Muchas de sus fotos aparecen en el libro de mi padre “Monsefú, memorias de un pueblo líder”. Espero que alguien de sus familiares valore ese legado fotográfico.

Hace unos días también sentimos el deceso del contador público y eterno auxiliar de educación Marco Chafloque Custodio, popularmente conocido como “Maico”. Su labor en el colegio Diego Ferré fue encomiable. Gracias a él, a su tolerancia y paciencia, decenas de alumnos cambiaron sus equivocados rumbos. Tenía el consejo oportuno y sabía cómo convencer a esos adolescentes zafios.

Por supuesto que algunas palabras de reconocimiento van para el periodista Lucho Gonzáles Llontop. Fue honesto e independiente. Siempre matizó sus labores profesionales como abogado, con la dirección de su “Matutino del aire”, programa que algunas veces escuché para informarme del acontecer local y regional.

Ha dejado la vida terrenal Eugenio López Pisfil,”geño” para sus amigos. Recio defensa central en sus tiempos de juventud, plasmó una actividad pedagógica que muchos reconocen.  Días después también falleció otro deportista ejemplar. El popular “manco” Gilberto Chanduví, dueño de una envidiable trayectoria deportiva. Su olfato goleador lo llevó a ser la estrella indiscutible del club Independiente (1957) cuando apenas era un adolescente, y tres años más tarde fue campeón olímpico departamental con el elenco rojo. Tuvo una agitada vida deportiva con el José Pardo de Tumán, San Lorenzo de Almagro de Chiclayo, Estudiantes de Pimentel, e incluso el equipo profesional del Defensor Lima, de la capital de la república. Cuando “colgó los chimpunes” se convirtió en un reconocido profesor de educación física.

Muchos lamentamos también la muerte del honrado, íntegro y siempre activo dirigente político que muchas veces fue concejal de la municipalidad de Monsefú. Nos referimos a Pedro Llontop Galarreta. Aprovecho para expresar mis condolencias a Pedro y Margarita, mis amigos de generación. También a sus otros hijos y familiares.

Las siguientes líneas son para evocar a doña Ethel Ñiquén, aquella mujer que con su sonrisa afable se granjeó el cariño de sus decenas de clientes. Vendía el pollo con “yapa” y además contaba sus chistes que hasta su propia “competencia” reía a carcajadas. Era de inmensa alegría visitar su puesto en el mercado de Monsefú.

Ya no están con nosotros el carpintero Humberto Puicón Cuyate, el maestro constructor Manuel Bernabé, el músico saxofonista Walter Custodio, don José Santos Valencia, Pedro Salazar Rodríguez y otros monsefuanos más que nos llevan la delantera.
Quiero aprovechar esta crónica para compartir con ustedes, queridos lectores, una reveladora encuesta que el afamado diario estadounidense New York Times ha hecho a 511 científicos de todo el mundo, la totalidad de ellos epidemiólogos y especialistas en casos de infección. A propósito de la reapertura paulatina de muchos negocios y la posibilidad de flexibilizar el confinamiento, estos científicos han opinado acerca de los riesgos y expectativas de sociabilizar, guardar distancia social y llevar a cabo actividades que actualmente evitamos por miedo al contagio.

Las preguntas hechas por los periodistas del New York Times son las mismas que ahora intentamos alguna sabia contestación con sabor a consejo. Aunque sus respuestas no son directrices ni mucho menos infalibles, la posibilidad de una segunda ola de infecciones es latente y por eso merece de vuestro agudo análisis. En Perú empieza la temporada del frío y el virus puede camuflarse como un simple resfriado. Tiene dudas sobre sus futuras actividades a ejecutar, tal vez aquí va a encontrar algunas explicaciones a sus vacilaciones.

Quiere usted asistir a un funeral, desea participar de un evento público, dejar de usar la mascarilla, comer dentro de un restaurante, viajar en avión o autobús, abrazar o dar la mano a alguien…aquí puede usted encontrar eco a sus interrogantes.



La científica Ayaz Hyder, de la Universidad Estatal de Ohio, dijo que “El equilibrio entre las prácticas laborales, de salud pública y las obligaciones sociales y religiosas me ha abierto los ojos y me ha hecho ser más humilde como académico”, explicó. Muchos epidemiólogos dijeron que puede que nunca vuelvan a saludar a otros de la misma manera. El 42 por ciento de los encuestados manifestaron que no daría abrazos ni la mano durante más de un año y el seis por ciento sostuvo que jamás volvería a hacer ninguna de las dos cosas. Eduardo Franco de la Universidad McGill de Montreal reconoce que, “la peor víctima de la epidemia es la pérdida de contacto humano”.

Todos los datos están en porcentajes. Decía Isidoro de Sevilla, el erudito católico, que “ la prevención atenúa las molestias futuras; la previsión suaviza la llegada de los males” (LCG)    





domingo, 31 de mayo de 2020

Una imperdible anécdota sobre la inauguración de la carretera Larán- Monsefú


Cuando estaba a punto de ser inaugurada la carretera Larán- Monsefú, la única vía que nos comunicaba con el mundo exterior, algo sucedió a escasos días de la ceremonia que se cumplió el 3 de marzo de 1958. Esta es una historia que involucra a las autoridades edilicias de ese entonces, y a personalidades que estaban cerca del poder. Es un hecho anecdótico que pocos monsefuanos conocen y que ahora vamos a revelar. Muchos de los protagonistas como José Dolores Soto, Bartolomé Burga, Teodoro Flores Atencio, José Alfredo Delgado Bravo ya no están con nosotros; tampoco está el presidente del Perú de ese tiempo, don Manuel Prado Ugarteche, personaje principal de esta historia.


El presidente Manuel Prado y nuestro alcalde Bartolomé Burga en Palacio de Gobierno (1957)

Escriben:
Luis A. Castro Gavelán
Walter Llontop Relúz

Aquella tarde de 1957 fue memorable para los monsefuanos. El alcalde de Monsefú, Bartolomé Burga Gonzales, fue recibido en Palacio de Gobierno por el mismísimo presidente peruano Manuel Prado Ugarteche. Fue un gesto inolvidable del mandatario que accedió a recibir a la comisión de personalidades de la “Ciudad de las Flores”. Con sus mejores galas y aún nerviosos por la innata posibilidad de pararse frente al poderoso jefe de estado, los nuestros tenían una triple misión: desbordar simpatía, convencer y presionar para que en ese mismo momento se consiguiera una estimulante respuesta: la aceptación de un presupuesto para la construcción de la carretera Larán- Monsefú.

Eran los tiempos en que las autoridades ediles no se elegían por voto secreto y universal. Simplemente se escogía a una personalidad de la ciudad para ejercer el cargo de alcalde. Todo era por “amor al arte”, sin compensación económica alguna; se trabajaba por predilección, por ese inconmensurable apego a la santa tierra. El Perú era gobernado por Manuel Prado, quien en su segundo mandato intentaba dar prioridad a la educación y la construcción de vías de comunicación para descentralizar el país.

Monsefú tenía muchos profesionales que destacaban en el acontecer nacional y por ello se hicieron menos estresantes las coordinaciones para pedir al gobierno central algo que clamábamos a gritos, una carretera que permitiera el acceso a la Panamericana Norte, a Chiclayo y muchas ciudades cosmopolitas de la nación. Hay quienes afirman que el congresista Armando de la Flor Valle, quien esos momentos era el tesorero del Congreso de la República, también intercedió a favor de Monsefú.
El profesor Santiago Burga estaba investido de alcalde de la ciudad y escogió como concejales a Graciano Lluén, a nuestro querido Oscar Kamt, aún con vida, Teodoro Flores Atencio, el poeta José Alfredo Delgado Bravo, Jorge Guevara Rojas y Artemio Santa Cruz (sobrino de las señoritas Santa Cruz, parteras de la época).

El cuerpo de concejales del alcalde Burga. Aún con vida nuestro querido Oscar Kamt, al lado de Teodoro Flores

El poeta Delgado Bravo y el propio alcalde Burga Gonzales dieron forma al petitorio y cuando estuvo listo, se recibió la noticia que no era necesario enviar por correo el documento. El presidente Prado, en persona, había consentido que una comisión de monsefuanos fuera a la “Casa de Pizarro” para entregárselo en persona.
El alcalde Burga encabezó la delegación y fue acompañado por varios de sus regidores. Para nuestros paisanos fue la ocasión de atisbar las excentricidades que ofrece la “Casa de Pizarro”, tener la experiencia de penetrar los ámbitos del poder político, percibir los avatares y el inextricable mundo del Poder Ejecutivo.

La reunión se llevó a cabo. El alcalde Burga, al comienzo con voz trémula, entregó al presidente Prado artesanía elaborada por mujeres monsefuanas y el mandatario al observarla, quedó fascinado con el sombrero y un paño de hilo. La conversación se tornó mucho más animada y en ese mismo momento el jefe de Estado prometió presupuestar la obra y culminarla en menos de un año, comprometiéndose además a inaugurarla personalmente.

La comisión de monsefuanos salió de Palacio de Gobierno en medio de una algarabía frenética. La felicidad embargaba a todos, incluso a Oscar Kamt, que tiene los ojos rasgados por naturaleza, no se le veían los ojos al sonreír. Todos estaban embelesados.  

Y la obra empezó a ejecutarse. Hubo trabajo para muchos paisanos; máquinas excavadoras, tractores y motoniveladoras se veían a lo largo de la incipiente vía que iba a significar un gran paso para la modernidad de la ciudad.
El profesor Santiago Burga era la “vedette” del momento. Todos lo felicitaban y reconocían su labor. La carretera Larán- Monsefú era un sueño anhelado y para muchos, su labor edil fue determinante.

Los días pasaron y la vía fue tomando cuerpo. Entonces todo quedó listo para su inauguración. Se hicieron las gestiones pertinentes y el presidente Manuel Prado ratificó su deseo de estrenar la obra de infraestructura. Una ceremonia por todo lo alto que terminaría con un gran banquete en el acondicionado mercado de abastos.

El 24 de septiembre de 1957 llegó a Monsefú en misión proselitista el líder aprista Víctor Raúl Haya de la Torre. La “ciudad de las flores” tenía una arraigada militancia aprista, tal vez una de las más importantes en el departamento. Por eso el caudillo aprista decidió visitar Monsefú. Y Bartolomé Burga, reconocido simpatizante del Apra y alcalde de la ciudad, estaba entre la espada y la pared. Debía escoger entre rendir honores a su líder Víctor Raúl o minimizar su presencia.

A nivel nacional se conocía la enemistad entre el presidente Prado y Haya de la Torre. Después de haber llevado adelante unos proyectos políticos juntos, ahora eran enemigos acérrimos. El alcalde Burga conocía ese antagonismo y tenía que hilvanar fino para evitar alguna indisposición con el mandatario de turno.

Teodoro Flores Atencio, un sastre que manejaba los hilos y las telas tan bien como los entretelones de la política, estaba al tanto de la encrucijada que vivía su compañero de partido. Este extinto personaje hizo algunas revelaciones a su gran amigo Walter Llontop Relúz. “Bartolo estaba presionado. Llamaron desde Lima para pedirle al alcalde que no podía desairar a nuestro líder y debía recibirlo con todos los honores. Pero también otros políticos que no eran aprista lo coaccionaban porque querían evitar algún hecho desdeñable que estropeara la relación con el presidente Prado”, habría confesado Teodoro Flores.

Finalmente, más pudo su corazón aprista y Víctor Raúl Haya de la Torre fue recibido por el burgomaestre Burga. A las 4.55 de la tarde lo condecoraron, se le entregó las llaves de la ciudad y se le declaró huésped ilustre. Fue una actividad proselitista y masiva que llegó a oídos de las autoridades departamentales y nacionales.
En las siguientes semanas las relaciones con el gobierno central se resquebrajaron. Algunos atisbos de venganza empezaron a surgir, detrás de bambalinas los dimes y diretes estaban a la orden del día. Aciagas decisiones que aparecían como rumores se hicieron realidad.

            Gracias a una colaboración de Lucho Custodio Diez, mostramos el documento emitido por la Municipalidad de Monsefú. Se aprecia la firma de Víctor Raúl y de otro líder aprista,Andrés Townsend

A escasos diez días para la inauguración de la anhelada carretera, Bartolomé Burga fue citado a las oficinas del prefecto, representante político del presidente en el departamento de Lambayeque. Las explicaciones que dio Burga fueron vanas y estériles, fue canibalizado por su accionar. Le bajaron el dedo y al día siguiente salió una resolución que lo cesaba como alcalde.

José Dolores Soto fue el reemplazante, apareció en las fotos como el alcalde del estreno. El presidente Prado desistió venir a Monsefú y en su lugar llegó el premier de la República, el doctor Manuel Cisneros. La carretera Larán- Monsefú fue inaugurada el 3 de marzo de 1958. 

         El extinto presidente Alan García en Monsefú durante la reinaguración de la vía Larán-Monsefú

Y por cosas del destino, 49 años después, el desaparecido líder aprista Alan García, en ese entonces presidente del Perú, fue quien reinauguró la referida vía que con el pasar de los años necesitó de una remodelación. Ocurrió un 20 de abril del 2007 y para muchos apristas fue una forma de “lavarle la cara” a la decisión pardidarista del buen Bartolomé Burga (LACG).   

viernes, 24 de abril de 2020

“Si yo pude, usted también puede”. El inspirador testimonio de un sobreviviente de coronavirus, el médico monsefuano Leonardo Capuñay


Escribe:
Luis A. Castro Gavelán
En momentos que el miedo acecha, que el planeta está a punto de superar los tres millones de contagiados y sobrepasa los doscientos mil muertos; hay historias de esperanza como el valiente testimonio de un sobreviviente, el joven médico monsefuano Leonardo Oliver Capuñay Effio, lleno de fortaleza y optimismo que nos alienta a permanecer en cuarentena y nos advierte sobre el horripilante virus covid-19.

Leonardo, el joven médico monsefuano


Leonardo Oliver tiene apenas 27 años, pero su madurez es encomiable. Es de lo que tienen en mente aquella frase del filósofo griego Platón: “Donde quiera que se ama el arte de la medicina, también se ama a la humanidad”, por eso su anhelo de relatar esos infaustos catorce días que estuvo al filo de la muerte para que la población sepa cómo enfrentar esta pandemia.

Si bien es cierto que estadísticamente el 95.4% de los fallecidos son los adultos mayores de 45 años y que el 4.5% están entre los 17 y 44 años, todos los hombres, mujeres y niños son vulnerables al contagio, pero que en su mayoría son aquellos que están en la etapa de la senectud. Leonardo es un paciente recuperado que forma parte de ese 4.5%.
Su drama se inició el pasado 28 de marzo cuando regresó a su casa tras sus labores como pediatra en un hospital de Chiclayo. Al comienzo no le dio importancia a la rinorrea transparente o mucosidad, y los consecutivos estornudos. Pensó que era un simple proceso gripal, pero al día siguiente empezó a perder los sentidos del gusto y el olfato, aunado a una disminución del apetito.
“Soy médico y esos síntomas no eran una simple congestión nasal. Ya había estado leyendo sobre los síntomas neurológicos en pacientes infectados por el covid-19 y por eso respiré hondo y profundo, guardé la calma y llamé a colegas de Chiclayo para que me tomaran una prueba molecular. Mi malestar se agudizó al tercer día, me dolía todo el cuerpo, tuve diarreas y opté por aislarme. Al séptimo día me confirmaron el resultado del test: era positivo. Estuve aislado pero lleno de fe, acompañado de mi Dios; estuve solo en mi dormitorio, pero sentí el calor y el apoyo incondicional de mis padres”, recuerda Leonardo.
Los siguientes días fueron cruciales. Acrecentó la tos, los vómitos y la hiporexia o falta de apetito se intensificó. El joven facultativo llegó a beber hasta tres litros de agua al día, era lo único que su organismo quería. “En esos momentos apareció el proceso febril y una tos seca esporádica. Al toser me quedaba sin aire, como que presionaban mi pecho y hubo períodos de quiebre anímico, sentía que mi vida se estaba extinguiendo”, relata el sobreviviente.
A continuación, tuvo dificultades para respirar, dolor de garganta, un cansancio generalizado y lo que es peor, el proceso febril se combinaba como que “estrujaban mi pecho, una sensación indescriptible”.
Hasta el momento no puede discernir cómo se contagió, pero según su propia confesión, nunca perdió la calma, mantuvo la fe y se siente privilegiado de ser un paciente recuperado, como lo están sus padres, Julio Capuñay y Elsa Effio. El joven pediatra recuerda sus 14 días, los que resume de la siguiente manera: Del primer al quinto día se inició con mucosidad, dolor de cabeza y de huesos, problemas gastrointestinales, pérdida del sentido del olfato, el gusto e inapetencia. Del quinto al décimo día los síntomas fueron más severos, incluido de una fiebre permanente y dolor en el pecho.  
Los síntomas revelados por Leonardo son similares a los difundidos este viernes por los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos: fiebre, la tos, falta de aire, escalofríos, temblores, dolores musculares, dolor de cabeza, dolor de garganta y pérdida abrupta del sentido del olfato o el gusto.

Las recetas que ayudaron a su sistema de inmunidad. –

Leonardo Oliver Capuñay compartió las infusiones, gárgaras y fármacos que lo ayudaron a recuperarse. Hay preparados que las personas pueden hacer en casa para mejorar su sistema respiratorio e inmune, pero el fármaco que él utilizó recomienda siempre y cuando sea recetado por un doctor. “Luego que tuve síntomas extraños empecé a leer investigaciones científicas hechas en España, Francia, Italia, Estados Unidos y las adopté a mi realidad”. Por eso sugirió:
-Hacer gárgaras de bicarbonato cuando sentimos cierto dolor en la garganta
-Hacer vaporizaciones con eucalipto. El vapor caliente con olor a eucalipto alivia el sistema respiratorio.
- Para mejorar el sistema inmune preparar una infusión elaborada de la siguiente forma: 4 dientes de ajos chancados, dos cebollas pequeñas, un trozo de kion o jengibre,3 limones partidos. Todos estos productos se hierben en 3 libros de agua por 15 minutos y el resultado tomarlo 3 veces al día.
Este preparado y las otras sugerencias no previenen ni sanan el contagio, pero sí mejoran su sistema respiratorio e inmune. Recuerde usted que ante la falta de una vacuna es preciso evitar que el virus ingrese a sus pulmones. El covid-19 es resistente a los antibióticos y por eso los profesionales de la salud tratan los síntomas para que el paciente se sienta mejor.
- En caso haya dolor de cabeza, fiebre y dolor leve o moderado es bueno tomar paracetamol o acetaminofén.  
- Un fármaco que sólo es posible bajo una prescripción medica es azitromicina. Leonardo Oliver la ingirió porque él es médico. Este antibiótico sirve para ciertas infecciones bacterianas como bronquitis o neumonía, pero repetimos, debe ser medicamentada por un facultativo porque puede provocar alergias o incrementar problemas hepáticos. Es contraindicado para mujeres embarazadas o pacientes con ciertos problemas cardiacos, etc.  
Leonardo Oliver está en proceso de recuperación, sigue aislado en su casa, pero ya empezó a trabajar. Ha dado su número de teléfono para hacer consultas gratuitas, una loable labor como la están haciendo otros colegas suyos como Percy Capuñay, Enrique Cachay y Jorge Gonzales. También, algunos psicólogos como Johnny Reyes Cigueñas y otros tantos profesionales que suman para apoyar a la población monsefuana. 
“Quiero agradecer en primer lugar a Dios por la vida, por esta segunda oportunidad. A mis padres, mi reconocimiento eterno y mi promesa de ponerme al servicio de la humanidad. Todavía tengo leves molestias, ciertas secuelas como un ligero dolor muscular que aparece en forma esporádica, pero pronto van a pasar”, sostuvo el joven profesional, quien reconoce que la pandemia ha desnudado un problema multisectorial: los pobladores como principales actores para evitar el contagio de la pandemia, por su desconocimiento, desatención, despreocupación o desinterés por la enfermedad. “Hay muchos que creen tener un sistema inmune muy bueno y que nada les va a pasar; pero hay otros que se exponen como consecuencia de la situación económica que estamos atravesando; y por otro lado, el servicio de salud nacional que definitivamente desde décadas atrás viene en estado de colapso, un estado de salud muy precario”.
Leonardo Oliver pide a la población guardar distancia social y salir cuando sea necesario. Reconoce que desde el sexto grado decidió ser médico cuando observó que muchas veces no había dinero en la familia para las consultas con sus ahora colegas. Estudió en el colegio “Federico Castro” y su profesor, Angel Montenegro reveló que siempre obtuvo los primeros lugares, que su nivel académico fue muy alto y que denotaba una gran sensibilidad social.  

Monsefú vive momentos aciagos, esta pandemia nos está denostando y de alguna manera una gran mayoría de la  población es culpable de esta expansión del coronavirus, tal como lo reconoce el padre de Leonardo, Julio Capuñay:” Los valores se han perdido en casa, parece que los padres de familia han olvidado su misión de formar hijos. En la escuela educan, pero los valores vienen de casa, no es posible que desatendamos las advertencias de nuestras autoridades, que no respetemos a los mayores. Ahora hay gente que no respeta ni a la propia policía”, sentenció                                                                                                                                                                                    
El coronavirus avanza con su secuela trágica en todo el mundo. Las muertes incrementan, las cifras históricas de desempleo son alarmantes y las familias evidencian calamidades que impactan. Después de la aparición del covid-19 o PcCh virus (virus del partido comunista chino) nada será igual. China nos debe muchas respuestas. Solo deseo que cuando pase ese shock, los países del mundo pidan cuentas claras al régimen chino, no al pueblo chino, pero sí a ese sistema comunista que ha puesto en crisis al mundo.
"China nos debe muchas respuestas. Solo deseo que cuando pase ese shock, los países del mundo pidan cuentas claras al régimen chino, no al pueblo chino, pero sí a ese sistema comunista que ha puesto en crisis al mundo".
Otras recomendaciones. – Mientras se ponga a disposición de la humanidad la vacuna contra el PcCh virus es importante considerar:
-Guardar distancia social. Utilizar una mascarilla para protegerse.
-Lavarse las manos con agua tibia y jabón cada vez que tengamos contacto con superficies fuera de su hogar o después de sonarse la nariz, toser o estornudar. Antes y después de comer; de acudir al baño o cuando tenga las manos visiblemente sucias. El jabón o el alcohol son muy efectivos para disolver y desaparecer el recubrimiento líquido grasiento del virus. Según el virólogo Dr. John Williams, jefe de la división de enfermedades infecciosas pediátricas del Hospital de Niños de Pittsburgh del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh, cuando el germen pierde la capa externa de grasa se inactiva físicamente y ya no puede unirse y entrar a las células humanas.
-Hacerse las gárgaras de bicarbonato.
-Mejorar el sistema inmune con el preparado recomendado por nuestro médico Leonardo Oliver Capuñay.
-Recuerden que el enemigo principal del virus es el jabón o cualquier otro detergente que matan su capa lipídica al instante. No olviden que el principal amigo del virus es la humedad. El virus no puede vivir en un ambiente que no sea húmedo.
Me despido con dos frases que alientan. En medio de la tempestad hay que mirar el lado positivo de la vida y como Marcel Proust refiere, “hay que tratar de mantener un trozo de cielo encima de la cabeza”; pero por, sobre todo, en estos azarosos momentos, el español Noel Clarasó nos llena de optimismo al recordarnos que “en cada amanecer hay un vivo poema de esperanza, y, al acostarnos, pensemos que pronto amanecerá” (LCG).
Leyendas:
-Este joven pediatra está identificado con los niños. 
-La familia Capuñay Effio en pleno. Julio, Elsa y la hermana mayor.
-Leonardo está flanqueado por dos alumnas y también aparece  el profesor Angel Montenegro.




jueves, 23 de abril de 2020

El “Día del idioma” y los 124 años del maestro Federico


Escribe:

Luis A. Castro Gavelán


El 23 de abril es de mucha significación. El mundo entero celebra el “Día del idioma español” y Monsefú, además de hacer suya esa efeméride, también recuerda el nacimiento uno de sus más insignes maestros, don Federico Castro Pisfil. Como nieto de este inolvidable educador aplaudo y comparto esta extraña y feliz coincidencia. Si estuviera vivo, el fundador de la escuela “Sabogal” y de la actual escuela pública 11029 cumpliría nada menos que 124 años.


         Al cumplir 50 años de fundación de la escuela "Sabogal", el maestro Federico Castro recibió el homenaje                        de muchos de sus ex-alumnos.

El profesor  Castro y varios de sus ex-estudiantes. Los hermanos
Custodio y el ex-alcalde Miguel A. Bartra.
Feliz concomitancia digo yo. Mientras el Instituto Cervantes conmemora el “Día de la lengua castellana” y rinde tributo a Miguel de Cervantes Saavedra, autor de “Don Quijote de la mancha”; la Unesco también recuerda a Cervantes, el fallecimiento del dramaturgo William Shakespeare y la muerte del historiador y escritor el Inca Garcilaso de la Vega. Y aunque en Monsefú no hay actividades festivas, estoy seguro que miles de paisanos guardan en su corazón al profesor Federico Castro, el querido abuelo que siempre influyó en la vida profesional que sigo afianzando.
Cuando en mi niñez iba al campo los fines de semana, acompañando a mi famoso abuelo, empecé a pergeñar lo vital que resulta la educación en los seres humanos. La educación es el proceso de transmitir habilidades y valores para provocar efectos intelectuales y afectivos en las personas. Y quienes se dedican a fomentar la capacidad intelectual en los seres humanos, merecen el máximo de los reconocimientos. El ex presidente de Sudáfrica Nelson Mandela decía que “la educación es el arma más poderosa que podemos usar para cambiar al mundo; y respecto a la importancia del docente, el senador norteamericano Joe Manchin resume su influencia con cándida emoción “Cada niño debería tener en sus vidas un adulto que se preocupe por ellos. Y no siempre es un padre biológico o un miembro de la familia. Puede ser un amigo o un vecino, pero con mayor frecuencia es un maestro”.

Fundador de la escuela “Sabogal” un primero de julio de 1918, también tuvo la responsabilidad de patrocinar el nacimiento de la escuela 2209 (actualmente centro educativo 11029), a la que dirigió por más de 12 años. Fueron 44 años y 6 meses de proficua labor pedagógica y muchos de sus alumnos aún con vida recuerdan la frase que acuñó para estimularlos: “Hay que estudiar mucho para un futuro mejor, hay que luchar y trabajar sin desmayo para sentirnos realizados y que sus padres se sientan orgullosos”.

En su libro “Pinceladas históricas de Monsefú”, mi extinto padre Luis Castro Capuñay resume con orgullo al también fundador de los “Boys Scout” en Monsefú: “El nombre de mi padre, el maestro Federico Castro Pisfil, vive en el recuerdo y perdurará en la memoria desinteresada de tantas familias, de tantos profesionales y hombres de bien que él formó desde la infancia y en los que sembró huellas de responsabilidad y disciplina, amor a los valores espirituales, el respeto a la familia y a la majestad de su suelo natal”.

El maestro Federico Castro nació un 23 de abril de 1896. Sus padres fueron don Luis Castro Chumioque y doña Mercedes Pisfil Ballena. Se casó con Rosa Capuñay, con quien tuvo 6 mujeres y 2 varones. De su numerosa familia sólo está con vida mi madrina, doña Blandina Castro, quien aún rebosante de vida cumplirá 96 años el próximo 2 de Junio.

                      Rosa,Luis Isaías, Elena, Rosario y Blandina, aún con vida, durante una reunión familiar.


Maestro, periodista (fundador del semanario “La razón”), político fundador del Partido Aprista en Monsefú y, un gran consejero social, falleció el 10 de junio de 1984 cuando tenía 88 años. Desde 1988 una calle de la ciudad lleva su nombre, gracias a las gestiones del entonces alcalde Víctor Custodio López. Corresponde a la actual autoridad edilicia hacer lo que otros burgomaestres no cumplieron, cambiar las placas. No más calle Tacna. En memoria de este educador de profesionales como el doctor Miguel Custodio Pisfil, el poeta Alfredo José Delgado Bravo, el doctor Francisco Farro, el odontólogo y político Miguel Angel Bartra, el ingeniero Angel Pejerrey, entre otros, debemos completar la iniciativa de “Vitucho” Custodio.

Tengo un sano orgullo por mi abuelo y por mi padre, dos pedagogos que dejaron su herencia, rica en disciplina y apego por el mundo del saber. Al abuelo Federico lo pongo al lado de otro grande, don Oscar Torrez Asurza. El abuelo Federico decía que su éxito fue posible por el binomio que formó con los padres de familia, quienes siempre confiaron en su labor. Aún recuerdo sus clases de historia, sus conversaciones sobre la forma de aprender matemáticas, su amor por Monsefú y sus ganas de influir en las mentes de los jóvenes monsefuanos, etenanos y lambayecanos en general. Fueron entretenidas charlas donde demostró su extraordinaria capacidad para explicar los conceptos y teorías. También recordamos la “importancia” de la famosa “palmeta”.

El maestro Federico, mi padre y los profesores de la escuela "Sabogal" durante un desfile.

Hoy 23 de abril, el abuelo Federico sigue en mi memoria. Solía ser estricto y exigente en las aulas, pero reconocía que jamás se podía orientar al estudiante si no conocíamos su día a día.

En estos días en que es todo un reto brindar una educación de calidad, hay dos elementos que están revolucionando la educación en Europa. En la escuela Rinkeby de Suecia, su director Börje Ehrstrand reconoce el éxito de su modelo educativo gracias al trabajo compartido con los padres de familia y su afán por ganarse la confianza de los educandos impregnado de tolerancia y frecuente estímulo. Mario Varga Llosa dice que la escuela debe ser la institución espejo de cómo debería ser la sociedad humana.

Me despido con una frase del demócrata norteamericano Brad Henry, que recapitula la labor del abuelo: “Un buen maestro puede crear esperanza, encender la imaginación e inspirar amor por el aprendizaje”. Y el abuelo Federico lo hizo, de eso no tengo dudas. Transmitía sus conocimientos con pasión, sentía lo que hacía porque la enseñanza fue su mejor virtud (LCG).