Escribe:
Luis A.
Castro Gavelán
El “Cautivito” salió a las calles y Monsefú vivió el martes por la tarde y
parte de la noche momentos de mucho sentimiento. Por supuesto que no pude
evitar derramar algunas lágrimas ver a mi pueblo desprotegido, a hombres y
mujeres; a niños y ancianos, algunos en sillas de rueda, ocultar sus rostros
con mascarillas o trapos, sin llegar a disimular sus miedos, sus angustias, sus
infortunios y las infaustas vivencias que experimentan como consecuencia de
esta pandemia que nos diezma cada día.
Jesús Nazareno Cautivo salió en una especial procesión. Lo llevaron en
la parte trasera de una camioneta peregrinando por avenidas, calles y algunos
pueblos jóvenes, acompañado de algunos autos de policía, previa coordinación con
la Hermandad Mayor del Santo Patrón, el párroco y la policía local. No tengo
dudas que fue un acierto, porque el pueblo, ávido de protección y avivado por
su religiosidad, dio rienda suelta a sus expresiones de arrepentimiento y clamó
por el cese de esta catastrófica pandemia que azota el mundo entero.
Las expresiones de ayer, de gente arrodillada, de hombres y mujeres que
alzaban los brazos entre lágrimas, fueron la antífrasis que lo que aconteció días
antes, en que cientos desoyeron las recomendaciones y fueron caldo de cultivo
del coronavirus, que ya se ha llevado a muchas personas, aunque las autoridades
de Salud digan lo contrario. No, ayer la gente pidió piedad y mostró sus
debilidades, su atrición en medio de conmovedoras escenas, desgarradores y lastimosos
llantos.
Los mensajes en mi teléfono eran incesantes, personas de Monsefú
trataban de hacerme conocer sobre la salida del Señor Cautivo. En ese momento quería
dar por terminada mi clase por internet, pero el respeto por mis estudiantes pudo
más. En los minutos de descanso ingresaba a Facebook y veía las enternecedoras imágenes
de mi querido Monsefú. La fe al Cautivo es y será inquebrantable en la mayoría de
los monsefuanos, aunque algunos energúmenos no lo reconozcan. El respeto a la creencia
de las personas se interrumpió muchas veces y Facebook se convirtió en pedidos
de perdón y misericordia, por un lado; y comentarios infelices de algunos no católicos
que trataban de zaherir con desagradables opiniones contra el Cautivo de Monsefú.
No sé si el Patrón de Monsefú llegó a cubrir la zona urbana, los pueblos
jóvenes y los caseríos. Tanto ha cambiado mi tierra que, confieso, desconocía
la existencia de P.J. San José, Villa del Carmen, Los Algarrobos, San Juan, Las
Animas, etc. Muchos clamaban que el Nazareno Cautivo vaya y bendiga sus
hogares. Lo hacían a través de las redes sociales, que fueron cubiertas con las
imágenes de TvCable Monsefú.
Increíble, la fe en el Nazareno arrancó promesas de la población, “Cautivo,
protégenos”, “Zambito, danos tu bendición, ya no saldremos a las calles, aleja
el virus”, “Cautivito, no nos desampares, nosotros también vamos a cuidarnos”, decían
entre sollozos desde las puertas de sus casas, sus ventanas, los techos. A
muchas mujeres les pareció inverosímil ver al Cautivo pasar por sus casas y
entregaban ramos de flores, echaban pétalos de rosas y arroz a la imagen
nazarena.
Hermanos monsefuanos, por favor, aún estamos a tiempo para detener esta
creciente cantidad de fallecidos. Quedémonos en casa, respetemos las sugerencias
de nuestras autoridades y no se olviden de los momentos vividos ayer. Unidos podemos
impedir que el coronavirus siga asolando nuestra población. Pude ver rostros
llenos de fe, rostros llenos de lágrimas por esa experiencia extraordinaria de
ayer. Les dejo esta arenga de la Madre
de Calcuta: “Cada obra de amor, llevada a cabo con todo el corazón, siempre
logrará acercar a la gente a Dios” ( LCG)
Buenas noches señor Luis Angel Castro Gavelán, es grato dirigirme a usted y que goce de buena salud al igual que su familia. Le escribo para pedirle de favor si puede compartime información sobre la Festividad de Jesús Nazareno Cautivo, ya que estoy haciendo un trabajo de investigación que me piden en la Universidad. Le agradezco de antemano por su atención, Dios quiera me pueda ayudar con tan valiosa información. Atte, Jorge Ismael Pisfil Gonzales.
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