viernes, 26 de junio de 2015

Las embajadoras monsefuanas que se exhiben en Estados Unidos


Escribe: Luis A. Castro Gavelán

Antes tenía preferencia por los lirios y tulipanes, pero ahora me gustan las margaritas. No son tan vistosas, pero son naturales; no son de colores encendidos, pero denotan transparencia, frescura. Y así se mostraron nuestras nuevas embajadoras: Margarita Mechán Lluén y Margarita Guzmán Cornejo, dos auténticas monsefuanas que en la capital política del mundo, Washington DC., Estados Unidos, se erigen como dos genuinas representantes del arte culinario y la artesanía de nuestro Perú.
Y para orgullo nuestro, son monsefuanas, fidedignas cholas de capús y trenzas, que se ganan el corazón de los turistas gringos y europeos que frecuentemente visitan la capital de los Estados Unidos. Campechanas, humildes y cándidas, ambas hacen gala, por estos días, de su innegable arte en el noveno museo más importante del mundo, el Smithsonian Institution.
Fue un lujo para nuestro país ser protagonista del Smithsonian Folklife Festival, un evento con pocos años de existencia que estaba programado para que los países de América exhiban un día cada uno, lo mejor de su artesanía y arte culinario. Sin embargo, en este año 2015, el Smithsonian museo ha apostado por el Perú como único participante, para que durante dos semanas demuestre al mundo el porqué somos un polo atractivo del turismo.
Jacqueline Ayasta muestra a un niño americano cómo se hacen los bordados. Margarita Guzmán, elaborando un sombrero de paja macora

Y nuestras autoridades peruanas se han esmerado para llevar a los Estados Unidos a numerosos artistas de todas las regiones. Cantantes como Eva Ayllón y Julie Freundt, Susana Baca, expertas cocineras norteñas, de la sierra y la selva, artesanas y representantes de nuestro folklore nacional. Y ahí están Margarita Mechán y Margarita Guzmán, quienes se enseñorean haciendo paños, alforjas, sombreros; cocinando pepián de pavo, garbanzos guisados. Jacqueline Ayasta es otra de nuestras paisanas, una experta que enseña a bordar vestidos, blusas, paños.
Emocionadas y con ojos brillosos recibí de ellas un fraterno abrazo cuando me identifiqué como monsefuano. “Es un sueño, me siento muy feliz. Es la primera vez que subía a un avión y no sabía cuánto iba a durar el viaje. A veces sentía como que estaba en una combi porque el avión se movía. Casi no dormí en el viaje”, dijo Margarita Mechán, con esa naturalidad y sinceridad que es propia de nuestras mujeres.Ella vive en la calle Simón Bolívar.
Jacqueline y Margarita Guzmán frente a la entrada del festival Perú Pachamama en el museo Smithsonian. Era imposible no tomarme una foto con estas genuinas representantes de Monsefú.

La otra Margarita fue un poco más allá. “Como que se me salía el corazón, un poco de nervios y un poco preocupada por las experiencias de ir a un país muy grande y donde hablan otro idioma”, dijo nuestra experta cocinera, madre de siete hijos y que se ganó los aplausos de muchas personas interesadas en la receta del pepián de pavo, el plato bandera de Monsefú.
Ninguna de las dos tenía pensado en su vida conocer y pisar el país del tío Sam. Se sienten orgullosas de ser monsefuanas, de ser madres y representantes de nuestro arte. Margarita Mechán incluso pudo hablar con su hija Yesenia. A través del celular, eliminamos los más de 6,300 kilómetros de distancia y propicié esa comunicación que fue un acto de amor puro, de ese afecto filial que muy pocas veces se ve por estos lares. Los americanos son un poco más fríos para exhibir sus sentimientos.
La invitación del Smithsonian Folklife Festival para observar el arte culinario de nuestras embajadoras

Todavía van a estar unos días más y tal vez las vuelva a visitar. Quiero recibir de ellas – otra vez- ese abrazo fraterno, esa sonrisa lozana. He aprendido que aún me queda mucho por profundizar el amor al terruño que me vio nacer. Ojalá nuestro alcalde Miguel A. Bartra haga un espacio en las actividades del Fexticum para premiar a estas bellas y auténticas cholas, las mujeres que me han cambiado el gusto por las margaritas. Dalai Lama, el jefe espiritual del budismo tibetano dice que “Solo existen dos días en el año en los que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto hoy es el día ideal para amar, creer, hacer y principalmente vivir” (LCG)