martes, 28 de junio de 2011

Un artista que nos pinta de orgullo


Nuestro artista con su familia: Su esposa Chabuca y sus dos hijos. Abajo, un cuadro del Nazareno pintado por Félix


Por Luis A. Castro

Es el hombre del momento, es el monsefuano que confirma la pureza de aquella bendita frase de cliché, “nadie es profeta en su tierra”. El privilegiado lugar que hoy ocupa nos llena de orgullo , pues lo ostenta nada menos que en la tierra de Ignacio Merino, el “Padre de la pintura republicana en el Perú”.
Tal vez no sea muy conocido en Monsefú porque pese a su corpulencia y elevada talla, siempre anda con perfil bajo, visita a su hermana Aurora en su casa de la calle Federico Castro cada quincena para saborear ese delicioso “sudado de lifes”, tomar el champús de la tía “Fifi”,adorar al Cautivito y luego volver a Piura, departamento que lo reclama suyo, que le ha extendido el pasaporte, le ha dado la nacionalidad ,pero que él gentilmente ha declinado porque está nacionalizado de por vida monsefuano.
Es un policía jubilado, hijo de un recordado caballero que también hizo arte con las tijeras y la máquina de coser, es descendiente ese ilustre consejero de cientos de monsefuanos que hace algunos años nos dejó para compartir sus bromas y ese innato ingenio con almas celestiales. Es vástago de don Eliseo Flores Castro.
A Félix Eliseo Flores Chafloque lo conocí personalmente en Piura cuando me dio cobijo durante algunos días en su casa de Piura hace más de 25 años. Junto a su esposa Chabuca y sus hijos, los ahora profesores Martín y María Isabel me dieron hospitalidad, fraternidad y absoluta demostración de un hogar solidario. En ese tiempo era aún policía, vestía el uniforme de la Guardia Civil y ya encumbraba su pasión por las artes. En paralelo ejercía su labor policial y también la de profesor de artes en el colegio Basilio Ramírez ,lugar donde trabajó por 14 años.
Y ese trabajo tesonero, la de policía por la mañana,profesor de arte por la tarde y aprovechar los ratos libres para perfeccionar su afición yendo a la Escuela de Artes de Piura como alumno,tuvo un corolario. A punta de pincelazos,talento y capacidad exhibe ahora satisfecho la casta del monsefuano triunfador al ser nombrado a comienzos del 2011 nada menos que director de la Escuela de Arte de Piura.
Salió de la santa tierra con las ilusiones de cualquier joven de 19 años y ahora nos regala esa gratísima y envidiable posición que nos enorgullece. En Piura,donde reside hace más de 45 años, es entrevistado por sus logros, por sus exhibiciones pictóricas, las conferencias que dicta; sus gestiones para convertir a la Escuela de Arte que dirige, en la primera Universidad de las Artes del norte del país.
Egresado de la escuela 223 cuando don Oscar Torrez Azurza hacía patria como director,pasó al glorioso colegio “San José” de Chiclayo y luego papá Eliseo le echó su bendición,lo envió a Lima con la misión de ser policía y no lo decepcionó. Al egresar como autoridad del orden fue enviado a Piura, compartió diversos trabajos en diferentes comisarías del departamento y en una de esas ocasiones que la divina providencia otorga, un alto oficial le encomendó hacer un organigrama gigante de la institución que Félix hizo derrochando su vena artística.
A partir de ese momento cosechó éxito tras éxito. Hizo murales ,cuadros pictóricos y también siguió tocando el silbato como policía por las calles de Piura. Luego lo promovieron –sin desentonar- a profesor de arte en el colegio policial de Piura .Ahí tuvo el espacio suficiente para mostrar que no solo era un admirador del egregio Ignacio Merino, sino que reunía características de ese ilustre piurano y podía fácilmente hacerse paso, labrarse un nombre como artista.


Nuestro personaje con su uniforme de Guardia Civil

Y la vida le sonrió porque siempre tuvo presente los consejos de papá Eliseo:”Me inculcó a hacer las cosas pensando como cristiano, a ser estricto y tener presente los valores que debe poseer un ser humano”. Por eso no deja de hacer trabajos como voluntario, porque sabe que más importante es recibir un “gracias” que solicitar una recompensa económica. Como aquel día de 1,999 en que una monja le pidió elaborarle unas letras y Eliseo las hizo .La religiosa, sonriente y asombrada por el excelente trabajo pretendió pagar, pero nuestro personaje no estuvo de acuerdo y ella reconoció en Félix sus dotes de gente, se arrodilló frente a él y le pidió “por favor Félix, écheme su bendición”. Entonces nuestro artista –perplejo por la acción de la monja dominica - aceptó el pedido y paralelamente requirió lo mismo ubicándose en la misma posición. Creo que esa bendición de la prolija monja ha repercutido en la felicidad que hoy tiene nuestro artista.
Félix se considera un docente innato,le gustan las aulas,pero ahora tiene que ejercer acciones de ejecutivo como director de la Escuela de Arte. Y sus propios discípulos confirman esta apreciación, como aquel estudiante de apellido Silva, que inmensamente contento porque su profesor era nombrado director,en medio de ese rostro de júbilo empezó a llorar y al ser inquirido por aquellas lágrimas sostuvo que había ganado a un gran director, pero que estaba perdiendo a su mejor profesor.
Félix Eliseo Flores pinta cuadros al óleo y ahora está consolidando el estilo “puntillista”,una expresión artística que pocos cultivan en el Perú. Hace puntos yuxtapuestos de diferentes colores y lo engendra con tanta armonía que consigue crear figuras y fondos con un mensaje que los espectadores entienden. Además afianza la forma “mosaico”,donde los amantes de su arte pueden apreciar imágenes virtuales que aparentemente cobran vida .Todo un maestro!!.
Encumbrado y victorioso, Félix Eliseo no ha cambiado la brocha del petulante por el pincel del afable. Pisa tierra y de su propia confesión ha dicho que muchas veces tocó puertas en Monsefú para capacitar gratuitamente a quienes desean involucrarse en el arte,que pretende hacer exhibiciones y dar lo mucho que sabe;pero nadie le ha hecho caso hasta el momento. Tal vez porque algún enjuto mental no sabe los puntos que calza este orgullo monsefuano.