miércoles, 7 de septiembre de 2011

Fiebre de Sábado







La presencia de los hermanos cristianos en Monsefú significó no solo el fortalecimiento de nuestras creencias religiosas, sino también con su presencia nos alentaron a ser mejores personas en todo ámbito. Ellos forman parte del legado de extranjeros que “hicieron patria” en Monsefú, que dieron su tiempo y conocimientos a favor de varias generaciones de paisanos que -creo yo-jamás olvidan esos inolvidables momentos.
Y como recordar es volver a vivir…especialmente si se trata de hechos plausibles, vamos a leer esta nota escrita por Javier Sullivan, uno de esos protagonistas que hace poco nos visitó y que hoy vive en Cochabamba, Bolivia, aprendiendo quechua , comiendo pampaku ( parecido a nuestra pachamanca) y bebiendo garapiña.
Javier recuerda las jornadas de baloncesto, aquellos sábados cargados de emoción, vergüenza deportiva y distracción sana.
( El editor )

Por: Javier Sullivan
A Monsefú siempre lo llevo en mi corazón. Allá tengo muchos ex alumnos y especialmente muchos amigos, varios de los cuales cultivé durante aquellas jornadas deportivas de los sábados en la cancha de básquet del colegio nacional “San Carlos”.
Fue en ese campo deportivo que entre los años de 1979 a 1984 desarrollamos la Liga de Básquet Monsefuana con el apoyo de una entusiasta promotora, doña Colomba Vasallo de Chafloque. Empezábamos como a las tres de la tarde y las competencias se prolongaban hasta que la tarde se hacía noche y apenas nos daba tiempo para ir a la misa de ocho de la noche.
Entusiasmo había, deseos de practicar el baloncesto…sobraba, por eso una noche nos decidimos organizar todo y fue así que durante un baile “pro-fondos” en el Centro Social Progresista de la calle Ramón Castilla se pudo conseguir dinero para colocar nuevos tableros en la cancha sancarlina.
Quizás la promotora más activa fue doña Colomba quien incluso nos ofrecía la sala de su casa para las sesiones semanales, prestaba las camisetas del “Deportivo Monsefú” para que lo usara un equipo de nuevos valores y nos regalaba su grata presencia en la cancha alentando a los jóvenes y algunas veces regañándolos con un “qué manganzón” a alguien que fallaba una canasta aparentemente fácil. Ella era todo un personaje que se ganó el afecto y simpatía de los jugadores de todos los equipos.
El campo deportivo fue el epicentro de esos inolvidables partidos de baloncesto llenos de derroche de energía,pundonor y abundante amor propio.No quiero dejar de agradecer en esta nota a don Fidel González,el cuidador del colegio que nos permitía las instalaciones ,era un fanático más ,un hincha con calor humano.
Muchos equipos se formaron, los jóvenes tuvieron la distracción necesaria para tener un sábado diferente. Los niños, jóvenes y adultos de aquellos tiempos tuvieron la oportunidad de practicar el deporte que los “White Stars” pasearon con éxito por diferentes campos del Perú y que enalteció a Monsefú.
Mi cariño para Lucho Chafloque,Marcos Guevara Gavelán,el extinto Carlos Bances y Angel Boggio ,con quienes me turnaba para arbitrar los partidos.¡ Qué labor menos deseable!. La labor del árbitro es siempre cuestionable porque es difícil complacer al público y los jugadores rivales. A veces llevaba mi pastilla para el dolor de cabeza porque tenía que aguantar los insultos y las quejas. Al final comprendía que era el calor de las competencias , el ímpetu de los jóvenes.
Anécdotas existen muchas, en mi memoria están ,pero quiero resaltar esos lindos momentos, esas convocatorias que alegraron los corazones de quienes somos aficionados al básquet, esos días que ahora forman parte de la vida de los hoy cuarentones y cincuentones monsefuanos.
Era tanto el entusiasmo que muchas veces el último partido concluía entre las seis y siete de la noche,y eso era corroborado por los repiques de campana que se escuchaban a lo lejos proveniente de la iglesia “San Pedro”.A esa hora ya no caía agua de las duchas por decisión unilateral de la empresa del agua “Sedapal” y entonces qué hacer?. A la acequia… a bañarse, no había más remedio.
Un abrazo para todos los jugadores de esa época.
Javier Sullivan
Cochabamba, Bolivia.