viernes, 24 de abril de 2020

“Si yo pude, usted también puede”. El inspirador testimonio de un sobreviviente de coronavirus, el médico monsefuano Leonardo Capuñay


Escribe:
Luis A. Castro Gavelán
En momentos que el miedo acecha, que el planeta está a punto de superar los tres millones de contagiados y sobrepasa los doscientos mil muertos; hay historias de esperanza como el valiente testimonio de un sobreviviente, el joven médico monsefuano Leonardo Oliver Capuñay Effio, lleno de fortaleza y optimismo que nos alienta a permanecer en cuarentena y nos advierte sobre el horripilante virus covid-19.

Leonardo, el joven médico monsefuano


Leonardo Oliver tiene apenas 27 años, pero su madurez es encomiable. Es de lo que tienen en mente aquella frase del filósofo griego Platón: “Donde quiera que se ama el arte de la medicina, también se ama a la humanidad”, por eso su anhelo de relatar esos infaustos catorce días que estuvo al filo de la muerte para que la población sepa cómo enfrentar esta pandemia.

Si bien es cierto que estadísticamente el 95.4% de los fallecidos son los adultos mayores de 45 años y que el 4.5% están entre los 17 y 44 años, todos los hombres, mujeres y niños son vulnerables al contagio, pero que en su mayoría son aquellos que están en la etapa de la senectud. Leonardo es un paciente recuperado que forma parte de ese 4.5%.
Su drama se inició el pasado 28 de marzo cuando regresó a su casa tras sus labores como pediatra en un hospital de Chiclayo. Al comienzo no le dio importancia a la rinorrea transparente o mucosidad, y los consecutivos estornudos. Pensó que era un simple proceso gripal, pero al día siguiente empezó a perder los sentidos del gusto y el olfato, aunado a una disminución del apetito.
“Soy médico y esos síntomas no eran una simple congestión nasal. Ya había estado leyendo sobre los síntomas neurológicos en pacientes infectados por el covid-19 y por eso respiré hondo y profundo, guardé la calma y llamé a colegas de Chiclayo para que me tomaran una prueba molecular. Mi malestar se agudizó al tercer día, me dolía todo el cuerpo, tuve diarreas y opté por aislarme. Al séptimo día me confirmaron el resultado del test: era positivo. Estuve aislado pero lleno de fe, acompañado de mi Dios; estuve solo en mi dormitorio, pero sentí el calor y el apoyo incondicional de mis padres”, recuerda Leonardo.
Los siguientes días fueron cruciales. Acrecentó la tos, los vómitos y la hiporexia o falta de apetito se intensificó. El joven facultativo llegó a beber hasta tres litros de agua al día, era lo único que su organismo quería. “En esos momentos apareció el proceso febril y una tos seca esporádica. Al toser me quedaba sin aire, como que presionaban mi pecho y hubo períodos de quiebre anímico, sentía que mi vida se estaba extinguiendo”, relata el sobreviviente.
A continuación, tuvo dificultades para respirar, dolor de garganta, un cansancio generalizado y lo que es peor, el proceso febril se combinaba como que “estrujaban mi pecho, una sensación indescriptible”.
Hasta el momento no puede discernir cómo se contagió, pero según su propia confesión, nunca perdió la calma, mantuvo la fe y se siente privilegiado de ser un paciente recuperado, como lo están sus padres, Julio Capuñay y Elsa Effio. El joven pediatra recuerda sus 14 días, los que resume de la siguiente manera: Del primer al quinto día se inició con mucosidad, dolor de cabeza y de huesos, problemas gastrointestinales, pérdida del sentido del olfato, el gusto e inapetencia. Del quinto al décimo día los síntomas fueron más severos, incluido de una fiebre permanente y dolor en el pecho.  
Los síntomas revelados por Leonardo son similares a los difundidos este viernes por los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos: fiebre, la tos, falta de aire, escalofríos, temblores, dolores musculares, dolor de cabeza, dolor de garganta y pérdida abrupta del sentido del olfato o el gusto.

Las recetas que ayudaron a su sistema de inmunidad. –

Leonardo Oliver Capuñay compartió las infusiones, gárgaras y fármacos que lo ayudaron a recuperarse. Hay preparados que las personas pueden hacer en casa para mejorar su sistema respiratorio e inmune, pero el fármaco que él utilizó recomienda siempre y cuando sea recetado por un doctor. “Luego que tuve síntomas extraños empecé a leer investigaciones científicas hechas en España, Francia, Italia, Estados Unidos y las adopté a mi realidad”. Por eso sugirió:
-Hacer gárgaras de bicarbonato cuando sentimos cierto dolor en la garganta
-Hacer vaporizaciones con eucalipto. El vapor caliente con olor a eucalipto alivia el sistema respiratorio.
- Para mejorar el sistema inmune preparar una infusión elaborada de la siguiente forma: 4 dientes de ajos chancados, dos cebollas pequeñas, un trozo de kion o jengibre,3 limones partidos. Todos estos productos se hierben en 3 libros de agua por 15 minutos y el resultado tomarlo 3 veces al día.
Este preparado y las otras sugerencias no previenen ni sanan el contagio, pero sí mejoran su sistema respiratorio e inmune. Recuerde usted que ante la falta de una vacuna es preciso evitar que el virus ingrese a sus pulmones. El covid-19 es resistente a los antibióticos y por eso los profesionales de la salud tratan los síntomas para que el paciente se sienta mejor.
- En caso haya dolor de cabeza, fiebre y dolor leve o moderado es bueno tomar paracetamol o acetaminofén.  
- Un fármaco que sólo es posible bajo una prescripción medica es azitromicina. Leonardo Oliver la ingirió porque él es médico. Este antibiótico sirve para ciertas infecciones bacterianas como bronquitis o neumonía, pero repetimos, debe ser medicamentada por un facultativo porque puede provocar alergias o incrementar problemas hepáticos. Es contraindicado para mujeres embarazadas o pacientes con ciertos problemas cardiacos, etc.  
Leonardo Oliver está en proceso de recuperación, sigue aislado en su casa, pero ya empezó a trabajar. Ha dado su número de teléfono para hacer consultas gratuitas, una loable labor como la están haciendo otros colegas suyos como Percy Capuñay, Enrique Cachay y Jorge Gonzales. También, algunos psicólogos como Johnny Reyes Cigueñas y otros tantos profesionales que suman para apoyar a la población monsefuana. 
“Quiero agradecer en primer lugar a Dios por la vida, por esta segunda oportunidad. A mis padres, mi reconocimiento eterno y mi promesa de ponerme al servicio de la humanidad. Todavía tengo leves molestias, ciertas secuelas como un ligero dolor muscular que aparece en forma esporádica, pero pronto van a pasar”, sostuvo el joven profesional, quien reconoce que la pandemia ha desnudado un problema multisectorial: los pobladores como principales actores para evitar el contagio de la pandemia, por su desconocimiento, desatención, despreocupación o desinterés por la enfermedad. “Hay muchos que creen tener un sistema inmune muy bueno y que nada les va a pasar; pero hay otros que se exponen como consecuencia de la situación económica que estamos atravesando; y por otro lado, el servicio de salud nacional que definitivamente desde décadas atrás viene en estado de colapso, un estado de salud muy precario”.
Leonardo Oliver pide a la población guardar distancia social y salir cuando sea necesario. Reconoce que desde el sexto grado decidió ser médico cuando observó que muchas veces no había dinero en la familia para las consultas con sus ahora colegas. Estudió en el colegio “Federico Castro” y su profesor, Angel Montenegro reveló que siempre obtuvo los primeros lugares, que su nivel académico fue muy alto y que denotaba una gran sensibilidad social.  

Monsefú vive momentos aciagos, esta pandemia nos está denostando y de alguna manera una gran mayoría de la  población es culpable de esta expansión del coronavirus, tal como lo reconoce el padre de Leonardo, Julio Capuñay:” Los valores se han perdido en casa, parece que los padres de familia han olvidado su misión de formar hijos. En la escuela educan, pero los valores vienen de casa, no es posible que desatendamos las advertencias de nuestras autoridades, que no respetemos a los mayores. Ahora hay gente que no respeta ni a la propia policía”, sentenció                                                                                                                                                                                    
El coronavirus avanza con su secuela trágica en todo el mundo. Las muertes incrementan, las cifras históricas de desempleo son alarmantes y las familias evidencian calamidades que impactan. Después de la aparición del covid-19 o PcCh virus (virus del partido comunista chino) nada será igual. China nos debe muchas respuestas. Solo deseo que cuando pase ese shock, los países del mundo pidan cuentas claras al régimen chino, no al pueblo chino, pero sí a ese sistema comunista que ha puesto en crisis al mundo.
"China nos debe muchas respuestas. Solo deseo que cuando pase ese shock, los países del mundo pidan cuentas claras al régimen chino, no al pueblo chino, pero sí a ese sistema comunista que ha puesto en crisis al mundo".
Otras recomendaciones. – Mientras se ponga a disposición de la humanidad la vacuna contra el PcCh virus es importante considerar:
-Guardar distancia social. Utilizar una mascarilla para protegerse.
-Lavarse las manos con agua tibia y jabón cada vez que tengamos contacto con superficies fuera de su hogar o después de sonarse la nariz, toser o estornudar. Antes y después de comer; de acudir al baño o cuando tenga las manos visiblemente sucias. El jabón o el alcohol son muy efectivos para disolver y desaparecer el recubrimiento líquido grasiento del virus. Según el virólogo Dr. John Williams, jefe de la división de enfermedades infecciosas pediátricas del Hospital de Niños de Pittsburgh del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh, cuando el germen pierde la capa externa de grasa se inactiva físicamente y ya no puede unirse y entrar a las células humanas.
-Hacerse las gárgaras de bicarbonato.
-Mejorar el sistema inmune con el preparado recomendado por nuestro médico Leonardo Oliver Capuñay.
-Recuerden que el enemigo principal del virus es el jabón o cualquier otro detergente que matan su capa lipídica al instante. No olviden que el principal amigo del virus es la humedad. El virus no puede vivir en un ambiente que no sea húmedo.
Me despido con dos frases que alientan. En medio de la tempestad hay que mirar el lado positivo de la vida y como Marcel Proust refiere, “hay que tratar de mantener un trozo de cielo encima de la cabeza”; pero por, sobre todo, en estos azarosos momentos, el español Noel Clarasó nos llena de optimismo al recordarnos que “en cada amanecer hay un vivo poema de esperanza, y, al acostarnos, pensemos que pronto amanecerá” (LCG).
Leyendas:
-Este joven pediatra está identificado con los niños. 
-La familia Capuñay Effio en pleno. Julio, Elsa y la hermana mayor.
-Leonardo está flanqueado por dos alumnas y también aparece  el profesor Angel Montenegro.




jueves, 23 de abril de 2020

El “Día del idioma” y los 124 años del maestro Federico


Escribe:

Luis A. Castro Gavelán


El 23 de abril es de mucha significación. El mundo entero celebra el “Día del idioma español” y Monsefú, además de hacer suya esa efeméride, también recuerda el nacimiento uno de sus más insignes maestros, don Federico Castro Pisfil. Como nieto de este inolvidable educador aplaudo y comparto esta extraña y feliz coincidencia. Si estuviera vivo, el fundador de la escuela “Sabogal” y de la actual escuela pública 11029 cumpliría nada menos que 124 años.


         Al cumplir 50 años de fundación de la escuela "Sabogal", el maestro Federico Castro recibió el homenaje                        de muchos de sus ex-alumnos.

El profesor  Castro y varios de sus ex-estudiantes. Los hermanos
Custodio y el ex-alcalde Miguel A. Bartra.
Feliz concomitancia digo yo. Mientras el Instituto Cervantes conmemora el “Día de la lengua castellana” y rinde tributo a Miguel de Cervantes Saavedra, autor de “Don Quijote de la mancha”; la Unesco también recuerda a Cervantes, el fallecimiento del dramaturgo William Shakespeare y la muerte del historiador y escritor el Inca Garcilaso de la Vega. Y aunque en Monsefú no hay actividades festivas, estoy seguro que miles de paisanos guardan en su corazón al profesor Federico Castro, el querido abuelo que siempre influyó en la vida profesional que sigo afianzando.
Cuando en mi niñez iba al campo los fines de semana, acompañando a mi famoso abuelo, empecé a pergeñar lo vital que resulta la educación en los seres humanos. La educación es el proceso de transmitir habilidades y valores para provocar efectos intelectuales y afectivos en las personas. Y quienes se dedican a fomentar la capacidad intelectual en los seres humanos, merecen el máximo de los reconocimientos. El ex presidente de Sudáfrica Nelson Mandela decía que “la educación es el arma más poderosa que podemos usar para cambiar al mundo; y respecto a la importancia del docente, el senador norteamericano Joe Manchin resume su influencia con cándida emoción “Cada niño debería tener en sus vidas un adulto que se preocupe por ellos. Y no siempre es un padre biológico o un miembro de la familia. Puede ser un amigo o un vecino, pero con mayor frecuencia es un maestro”.

Fundador de la escuela “Sabogal” un primero de julio de 1918, también tuvo la responsabilidad de patrocinar el nacimiento de la escuela 2209 (actualmente centro educativo 11029), a la que dirigió por más de 12 años. Fueron 44 años y 6 meses de proficua labor pedagógica y muchos de sus alumnos aún con vida recuerdan la frase que acuñó para estimularlos: “Hay que estudiar mucho para un futuro mejor, hay que luchar y trabajar sin desmayo para sentirnos realizados y que sus padres se sientan orgullosos”.

En su libro “Pinceladas históricas de Monsefú”, mi extinto padre Luis Castro Capuñay resume con orgullo al también fundador de los “Boys Scout” en Monsefú: “El nombre de mi padre, el maestro Federico Castro Pisfil, vive en el recuerdo y perdurará en la memoria desinteresada de tantas familias, de tantos profesionales y hombres de bien que él formó desde la infancia y en los que sembró huellas de responsabilidad y disciplina, amor a los valores espirituales, el respeto a la familia y a la majestad de su suelo natal”.

El maestro Federico Castro nació un 23 de abril de 1896. Sus padres fueron don Luis Castro Chumioque y doña Mercedes Pisfil Ballena. Se casó con Rosa Capuñay, con quien tuvo 6 mujeres y 2 varones. De su numerosa familia sólo está con vida mi madrina, doña Blandina Castro, quien aún rebosante de vida cumplirá 96 años el próximo 2 de Junio.

                      Rosa,Luis Isaías, Elena, Rosario y Blandina, aún con vida, durante una reunión familiar.


Maestro, periodista (fundador del semanario “La razón”), político fundador del Partido Aprista en Monsefú y, un gran consejero social, falleció el 10 de junio de 1984 cuando tenía 88 años. Desde 1988 una calle de la ciudad lleva su nombre, gracias a las gestiones del entonces alcalde Víctor Custodio López. Corresponde a la actual autoridad edilicia hacer lo que otros burgomaestres no cumplieron, cambiar las placas. No más calle Tacna. En memoria de este educador de profesionales como el doctor Miguel Custodio Pisfil, el poeta Alfredo José Delgado Bravo, el doctor Francisco Farro, el odontólogo y político Miguel Angel Bartra, el ingeniero Angel Pejerrey, entre otros, debemos completar la iniciativa de “Vitucho” Custodio.

Tengo un sano orgullo por mi abuelo y por mi padre, dos pedagogos que dejaron su herencia, rica en disciplina y apego por el mundo del saber. Al abuelo Federico lo pongo al lado de otro grande, don Oscar Torrez Asurza. El abuelo Federico decía que su éxito fue posible por el binomio que formó con los padres de familia, quienes siempre confiaron en su labor. Aún recuerdo sus clases de historia, sus conversaciones sobre la forma de aprender matemáticas, su amor por Monsefú y sus ganas de influir en las mentes de los jóvenes monsefuanos, etenanos y lambayecanos en general. Fueron entretenidas charlas donde demostró su extraordinaria capacidad para explicar los conceptos y teorías. También recordamos la “importancia” de la famosa “palmeta”.

El maestro Federico, mi padre y los profesores de la escuela "Sabogal" durante un desfile.

Hoy 23 de abril, el abuelo Federico sigue en mi memoria. Solía ser estricto y exigente en las aulas, pero reconocía que jamás se podía orientar al estudiante si no conocíamos su día a día.

En estos días en que es todo un reto brindar una educación de calidad, hay dos elementos que están revolucionando la educación en Europa. En la escuela Rinkeby de Suecia, su director Börje Ehrstrand reconoce el éxito de su modelo educativo gracias al trabajo compartido con los padres de familia y su afán por ganarse la confianza de los educandos impregnado de tolerancia y frecuente estímulo. Mario Varga Llosa dice que la escuela debe ser la institución espejo de cómo debería ser la sociedad humana.

Me despido con una frase del demócrata norteamericano Brad Henry, que recapitula la labor del abuelo: “Un buen maestro puede crear esperanza, encender la imaginación e inspirar amor por el aprendizaje”. Y el abuelo Federico lo hizo, de eso no tengo dudas. Transmitía sus conocimientos con pasión, sentía lo que hacía porque la enseñanza fue su mejor virtud (LCG).









martes, 21 de abril de 2020

Jesús Nazareno Cautivo llenó de fe a Monsefú


Escribe:
Luis A. Castro Gavelán

El “Cautivito” salió a las calles y Monsefú vivió el martes por la tarde y parte de la noche momentos de mucho sentimiento. Por supuesto que no pude evitar derramar algunas lágrimas ver a mi pueblo desprotegido, a hombres y mujeres; a niños y ancianos, algunos en sillas de rueda, ocultar sus rostros con mascarillas o trapos, sin llegar a disimular sus miedos, sus angustias, sus infortunios y las infaustas vivencias que experimentan como consecuencia de esta pandemia que nos diezma cada día.



Jesús Nazareno Cautivo salió en una especial procesión. Lo llevaron en la parte trasera de una camioneta peregrinando por avenidas, calles y algunos pueblos jóvenes, acompañado de algunos autos de policía, previa coordinación con la Hermandad Mayor del Santo Patrón, el párroco y la policía local. No tengo dudas que fue un acierto, porque el pueblo, ávido de protección y avivado por su religiosidad, dio rienda suelta a sus expresiones de arrepentimiento y clamó por el cese de esta catastrófica pandemia que azota el mundo entero.

Las expresiones de ayer, de gente arrodillada, de hombres y mujeres que alzaban los brazos entre lágrimas, fueron la antífrasis que lo que aconteció días antes, en que cientos desoyeron las recomendaciones y fueron caldo de cultivo del coronavirus, que ya se ha llevado a muchas personas, aunque las autoridades de Salud digan lo contrario. No, ayer la gente pidió piedad y mostró sus debilidades, su atrición en medio de conmovedoras escenas, desgarradores y lastimosos llantos.

Los mensajes en mi teléfono eran incesantes, personas de Monsefú trataban de hacerme conocer sobre la salida del Señor Cautivo. En ese momento quería dar por terminada mi clase por internet, pero el respeto por mis estudiantes pudo más. En los minutos de descanso ingresaba a Facebook y veía las enternecedoras imágenes de mi querido Monsefú. La fe al Cautivo es y será inquebrantable en la mayoría de los monsefuanos, aunque algunos energúmenos no lo reconozcan. El respeto a la creencia de las personas se interrumpió muchas veces y Facebook se convirtió en pedidos de perdón y misericordia, por un lado; y comentarios infelices de algunos no católicos que trataban de zaherir con desagradables opiniones contra el Cautivo de Monsefú. 


No sé si el Patrón de Monsefú llegó a cubrir la zona urbana, los pueblos jóvenes y los caseríos. Tanto ha cambiado mi tierra que, confieso, desconocía la existencia de P.J. San José, Villa del Carmen, Los Algarrobos, San Juan, Las Animas, etc. Muchos clamaban que el Nazareno Cautivo vaya y bendiga sus hogares. Lo hacían a través de las redes sociales, que fueron cubiertas con las imágenes de TvCable Monsefú.
Increíble, la fe en el Nazareno arrancó promesas de la población, “Cautivo, protégenos”, “Zambito, danos tu bendición, ya no saldremos a las calles, aleja el virus”, “Cautivito, no nos desampares, nosotros también vamos a cuidarnos”, decían entre sollozos desde las puertas de sus casas, sus ventanas, los techos. A muchas mujeres les pareció inverosímil ver al Cautivo pasar por sus casas y entregaban ramos de flores, echaban pétalos de rosas y arroz a la imagen nazarena.


Hermanos monsefuanos, por favor, aún estamos a tiempo para detener esta creciente cantidad de fallecidos. Quedémonos en casa, respetemos las sugerencias de nuestras autoridades y no se olviden de los momentos vividos ayer. Unidos podemos impedir que el coronavirus siga asolando nuestra población. Pude ver rostros llenos de fe, rostros llenos de lágrimas por esa experiencia extraordinaria de ayer.  Les dejo esta arenga de la Madre de Calcuta: “Cada obra de amor, llevada a cabo con todo el corazón, siempre logrará acercar a la gente a Dios” ( LCG)


miércoles, 8 de abril de 2020

Los héroes aparecen en esta pandemia, mientras el alcalde brilla por su ausencia


Escribe:
Luis A. Castro Gavelán
Las cifras alarman. Según el Washington Post de USA. el crecimiento exponencial diario de los contagiados en el Perú por el Covid-19 es del orden del 30%, el más grande a nivel del continente. Todos los días esta epidemia se dispersa infectando a miles de peruanos y la posibilidad de elevar el número de muertos es real. México con el 29% y Brasil con el 24 % le siguen tristemente a nuestro país. En lo que se refiere a Monsefú, infortunadamente lideramos junto a Ferreñafe la mayor cantidad de muertos y contagiados en el departamento de Lambayeque.
¿Hay culpables en esta infausta estadística? Los culpables somos nosotros mismos, porque muchos de nosotros no hemos escuchado los consejos de los expertos y mucho menos, acatado las disposiciones del gobierno, de quedarnos en casa. La pandemia ha desbordado a nuestro país, es duro pero real, decenas de policías, militares, bomberos y personal de servicio están contagiados; y mucho personal médico: doctores, enfermeros, ya no están en sus puestos porque el miedo se ha apoderado de ellos (como el personal médico de Monsefú).

Largas colas durante el "Toque de queda"
Al gobierno central, al presidente Vizcarra, una reflexión. ¿Por qué no se tomaron otras alternativas para distribuir los 380 soles y las canastas familiares? ¿Acaso no sabíamos que hay millones de peruanos en extrema pobreza y otros con bajo nivel educacional que poco les importó la distancia social y formaron largas y pegajosas colas para recibir ese dinero o alimentos?
Me voy a referir a mi ciudad, Monsefú, para dar el ejemplo de lo que puede estar ocurriendo en todo el Perú. Hombres y mujeres formaron largas colas desde las 11 de la noche del día anterior haciendo caso omiso al “toque de queda” y cuando estuvo cerca una patrulla policial, evitaron ser descubiertos escondiéndose en solares llenos de basura, verdaderos focos de infección ¿Se imaginan las consecuencias?
Ayer martes 7 de abril había oficialmente 2,954 infectados y 107 muertos. Hoy, luego de la conferencia ofrecida por el presidente Vizcarra, en la que se confirma la ampliación de la cuarentena hasta el 26 de abril, los contagiados superan los 4,342. Entonces las previsiones del Washington Post son reales y sin duda, quedan cortas. 
Víctor Hugo....un héroe
Quiero utilizar las siguientes líneas para que esta crónica sirva de reconocimiento a la aparición de héroes, de verdaderos ciudadanos que están poniendo el pecho en estas circunstancias. En Monsefú hay hombres y mujeres dignos de reconocimiento. En orden de méritos quiero expresar mi admiración por Víctor Hugo  Yaipén, un médico veterinario con especialización en salud ambiental y post grado en epidemiología. Cuajado de experiencia en dos epidemias que ocurrieron en Huamachuco, La Libertad y Huamanga, Ayacucho, este padre de 3 hijos se las juega a diario con su equipo de cinco personas, entre ellos mi promoción Mariano Custodio Chavesta. Todos los días se encomienda a Dios y sale a las cinco de la madrugada, con miedo, pero dispuesto a cumplir con su vocación de servicio. “Siento que debo hacerlo, ésta es mi tierra, la tierra de mis padres, la tierra donde yo tengo buenos amigos. Hago este trabajo por mi pueblo” sostuvo este valeroso profesional que recorre las calles desinfectando posibles focos que expandan la epidemia.  
Mi agradecimiento al mayor PNP Rubén Duran Rojas. Aunque a veces peca de ser demasiado flexible, tiene liderazgo y personalmente sale al “campo de batalla” para concientizar a la población y algunas veces arrestar a tercos infractores de la ley.
Por supuesto que deseo que la población reconozca el trabajo tesonero de los comunicadores sociales que hacen malabares para seguir informándonos. A César Flores, propietario de Radio “La norteña”, a los periodistas Karina Cuyate, Luis Gonzales, Felipe Vallejo, Erick Huertas. Una mención para César Augusto Sánchez, el popular "muerto", quien de manera entusiasta sale a las calles para hacer reportajes radiales.
Periodistas monsefuanos... amor a su tierra en tiempos difíciles.

Hay voluntarios que también están poniendo el hombro. Por ejemplo, los miembros de la Asociación juvenil “Monsefú, costumbres y tradiciones”, que han pintado el parque y diversas arterias para que las personas respeten la distancia social. Hay también vecinos que contribuyen con alimentos a los policías y militares que están trabajando en las calles. Algunos de ellos son los hijos de Rogger Custodio Cachay, el ingeniero Gustavo Gonzales, el biólogo Christiam Ñanfuñay, entre otros buenos monsefuanos.
Los contagiados en Monsefú son cada día más, los muertos también, y los focos infecciosos aumentan. Algunos lugares son: Las ánimas, la calle Federico Castro cercano a la avenida Venezuela; las calles María Izaga, 28 de Julio, 7 de junio, el pueblo joven Jesús Nazareno, La Victoria, la calle Claveles, el pasaje Unión. Por favor amigo monsefuano…evite salir a las calles. El virus está cerca de usted, es silencioso, no es posible verlo y es capaz de provocar su muerte en apenas unos días. Dios proteja a mi pueblo. El jueves y viernes santo 2020 será de mucha recordación.
Pintado de calles y arterias, gracias a un grupo de artistas.
Aunque deseaba cerrar esta crónica felicitando a los héroes monsefuanos, tengo que denunciar la incapacidad del actual alcalde, de nombre Manuel y de apellido Pisfil. Varios profesionales que pretendieron coordinar con él para apoyar tareas contra esta epidemia, recibieron un portazo, similar al que sufrió un periodista, quien fue vejado por unos sujetos que fungen de “guardaespaldas”.
Señor alcalde, el escritor británico G.K. Chesterton decía: “El verdadero soldado no lucha porque odia lo que tiene delante, sino porque ama lo que tiene detrás”. Asuma su liderazgo…carajo, busque a “Vitucho” Custodio, a “Pocho” Custodio” y que le den clases de como usar bien los pantalones. (LACG).
 
Un pueblo de rodillas es un pueblo que se reencuentra con su fe.

sábado, 4 de abril de 2020

LA HONESTIDAD DE DON FÉLIX


Escribe:
Luis A. Castro Gavelán
Se mantiene pobre, pero con la frente en alto, vive en condiciones precarias, pero piensa como el poeta y escritor inglés Schakespeare, sabe que “ningún legado es tan rico como la honestidad”.

En estos tiempos en que la honestidad de muchos peruanos está por los suelos, tenemos a un personaje y para orgullo nuestro es monsefuano. Don Félix es un anciano campesino de 71 años que se ha ganado el respeto y dignifica a todos los monsefuanos, aunque algunos no se lo merecen.

Qué temple, qué manera de decirnos mucho en escuetas y balbuceantes palabras; no tuvo dudas para sostener que en él hay un ámbito inviolable que se llama honestidad. Vive en el campo, en una casucha, y por sus condiciones merecía la bolsa de alimentos que, por encargo del Gobierno central, debe distribuir la municipalidad de Monsefú.

Cuando lo estaban empadronando para insertarlo en la lista de personas que recibirían una donación, don Félix, que nació el 30 de mayo de 1949, respondió de manera transparente: “Yo he sido beneficiado con los 380 soles que está dando el gobierno a la gente pobre”. El empadronador insistió en comunicarle que iba a recibir una canasta con alimentos y don Félix sostuvo sin ambigüedades: “Yo soy pobre, yo necesito, pero hay otras personas que lo necesitan más”.

Mientras la prensa nacional divulga que algunos insensatos intentan tomar ventaja de la desgracia ajena en este estado de emergencia, nosotros tenemos con orgullo a un representante monsefuano que se rehúsa a claudicar y confirma que todavía hay una reserva moral. Don Félix es la antípoda a las denuncias de la fiscalía anticorrupción, que ha detectado 32 casos de funcionarios públicos, entre alcaldes y otro tipo de autoridades, que habrían cometido delitos aprovechando sus cargos en medio de la pandemia provocada por el covid-19.

Vecinos monsefuanos desafiando la muerte junto al mercado
Quiero aprovechar la ocasión para pedir a mis paisanos y connacionales escuchar los consejos de las autoridades, acatar las medidas y evitar formar parte de la larga lista de víctimas del coronavirus. He observado muy triste fotos de personas que no guardan la distancia en el mercado, en las largas colas que se forman en el Banco de la Nación par cobrar el bono de 380 soles ofrecido por el gobierno. Por supuesto que los connacionales pecan de ignorancia, pero también hay que acusar la desidia del alcalde, de nombre Manuel y de apellido Pisfil. No tiene los pantalones bien puestos y hace rato le queda largo y ancho el puesto. 

Estoy seguro que mis lectores no son quienes arriesgan su vida de manera innecesaria, pero los insto a persuadir a los testarudos. Si no hacen caso, un carajo o un mierda… los puede sacar de su ostracismo estúpido.  

Si bien es cierto que cualquier desgracia será exclusivamente de quienes en forma temeraria desobedecen el estado de emergencia, el problema es que este virus es demasiado contagioso y pueden morir justos por pecadores. Desde hace dos semanas me encuentro confinado en mi hogar, mientras la cifra de contagiados en Estados Unidos crece en forma vertiginosa. Hoy sábado a las siete de la noche tenemos 8,441 muertos y más de 309,728 contagiados. Perú ya tiene 1,746 infectados y 151 muertos. Recuerdo que, en mi última crónica, el 22 de marzo, Perú tenía 318 contagiados y 5 muertos. Solo han pasado 12 días y estoy seguro que esas no son las cifras exactas…multiplíquelo por cinco mi amigo.

No sé si sobreviviré, en algún momento tendré que salir a comprar alimentos y podría ser contagiado, pero de lo que estoy seguro es que permanezco en casa porque así lo aconsejaron las autoridades y con eso basta. Estados Unidos, con todos los adelantos tecnológicos está sufriendo. Ecuador, con un deteriorado e insuficiente equipo médico -como lo tiene Perú- está ofreciendo dramáticas escenas, espeluznantes vistas de cómo mueren a diario unas 150 personas y los cadáveres yacen en las calles o en sus viviendas por varios días.
No seamos parte de las estadísticas. Me recuerda la corta historia de Caperucita roja y el lobo feroz, con la salvedad que ese lobo ya está asomando. Monsefú, infortunadamente, ya tiene 3 muertos, víctimas de esta pandemia.

Esta crónica todavía no termina. Pido a mis lectores que me ayuden a identificar más a don Félix. Necesito sus apellidos, su historia. Se merece mi admiración y mi sueño es estrecharle la mano y llevarle algún presente. El abogado y líder religioso James Faust dijo algo sobre la honradez, y “le cae a pelo” al paisano Félix: ““La honestidad es más que no mentir. Es decir la verdad, hablar la verdad, vivir la verdad y amar la verdad.” (LACG)


Gente solidaria limpiando las calles de Monsefú