Escribe:
Luis A. Castro Gavelán.
Que el Padre creador fue por demás benevolente con
Monsefú y nos regaló una variada gastronomía, eso nadie lo duda. Y para
complementar esa generosidad también nos regaló tierras fértiles para cosechar
frutas, verduras y legumbres; así como hombres y mujeres que jamás se morirán
de hambre porque tienen manos diestras para elaborar exquisitos platos
culinarios. Qué esplendidez la del divino hacedor.
El empujoncito que necesitaba nuestra gastronomía lo
dio la Fexticum, con la sabia iniciativa de los fundadores, los directores de
los centros educativos que exhibieron nuestros platos bandera. Esto ocurrió en
julio de 1973, hace aproximadamente unos 47 años. A partir de ahí empezaron a
surgir decenas de restaurantes no solo en el centro de la ciudad, sino también
los caseríos. La gastronomía pasó a ser una fuente de ingresos económicos para
los monsefuanos.
Este comentario lo hago como preludio a las
expresiones que deseo ofrecer sobre el restaurante “13 brasas”, ubicado en
Madrid, España, de propiedad de un monsefuano, que empieza a forjar su destino
bajo los mejores auspicios. En apenas 15 días el restaurante de mi hermano
Rubén Castro está consolidando sus objetivos. Los comentarios sobre la comida y
la atención son favorables. ¿Entonces, Rubén está teniendo buena suerte?
Es posible, pero aquí hay otros ingredientes que deseo
compartir con todos mis hermanos monsefuanos, especialmente quienes están
vinculados al rubro de la gastronomía. La tenacidad y el espíritu de lucha debe
ser constantes. Además, Rubén no estuvo solo, contó con el respaldo de toda la
familia, gozó de las oraciones y buenas intenciones de los miles de paisanos
monsefuanos, y de muchos amigos. Mi página de Facebook es testigo de excepción
de indulgentes comentarios y afables vibras. Muchos asimilaron el proyecto como
suyo. Incluso fueron de las palabras a los hechos, como César Flores de radio
“La Norteña”, que grabó un comercial y hasta ahora lo propala por su
radioemisora.
Por otro lado, hay algo esencial, digno de ser
destacado. Cocineros peruanos y españoles no cicatearon sus consejos. Fueron
indulgentes para compartir sus experiencias, sus recetas para elaborar el pollo
a la brasa, el lomo saltado, ají de gallina, los ceviches y tantas delicias que
tiene la cocina peruana. Este hecho tiene para mí el objetivo primordial de
esta crónica. Al carajo los celos y envidias. Lo que está pasando con “13 brasas”
ratifica aquello que ya ha consolidado Gastón Acurio: las ambiciones y codicias
no tienen lugar cuando pretendemos triunfar.
El exitoso Gastón Acurio organizó una agrupación de chefs
que redundó en Mistura, la feria gastronómica de fama mundial que aún no toca
techo. Entonces mi pregunta se cae de
madura: ¿Por qué los propietarios de restaurantes y picanterías de Monsefú no
estructuran una asociación para trabajar de forma mancomunada, sin recelos ni
golpes bajos?
Si los
propietarios de negocios gastronómicos se unen, Monsefú podría consolidarse en
un emporio de las comidas típicas del norte del país y todos saldrían ganando.
El turista vendría directamente a Monsefú y el beneficio redundaría en todos
los aspectos: económico, laboral, social, familiar. Nuestro distrito también
saldría ganando porque estoy seguro que los empresarios y expositores del arte
culinario monsefuano ayudarían a implantar mayor seguridad en las calles, mejorarían
el ornato de la ciudad, etc.
Cuando pregunté a mi hermano Rubén el buen comienzo de
“13 brasas”, no dudó en confirmar que la limpieza y excelente presencia del
local es importante. Luego combinar la buena elaboración del plato con una
prolija decoración al momento de entregarlo al cliente. A continuación, el
servicio tiene que ser de calidad, con meseros respetuosos y atentos.
Rubén también corroboró el fuerte impulso que le
dieron los comentarios de los paisanos. “Es increíble, estoy muy agradecido con
mi familia pequeña (los Castro Gavelán) y mi familia grande (los miles de
monsefuanos que se identificaron con su proyecto). Me sentí privilegiado por
tantas bendiciones y buenos deseos. Estoy eternamente agradecido con mi gente,
amo a mi Monsefú”. Rubén se siente identificado con lo expresado por la
norteamericana Margaret Carty “lo más hermoso del trabajo en equipo es que
siempre tienes a otros de tu lado”.
Monsefú tiene una gastronomía que cautiva. “13 brasas”
ha tomado ventaja de esa fama. Los potajes como la carne seca, arroz con pato, los
ceviches. O tal vez unos chicharrones de chancho con sus camotes fritos y ese
pan especial que solo Monsefú lo saben hacer. Guarde estómago, porque también
hay pepián de pavo, arroz con pato, panquitas de lifes, espesado, tortilla de
raya, parihuela de mero…etc. tantos platos deliciosos que los turistas terminan
extasiados.
Nuestra propuesta está sobre la mesa, esperando que la
acojan nuestros empresarios gastronómicos. La unión hace la fuerza. Juntos
somos más porque trabajar en equipo nos aproxima hacia una visión común. Me
despido con una frase de la poetisa Jasleen Kaur Gumber, de India. “Este mundo
no es un campo de batalla. Algún día te darás cuenta de cómo tu éxito depende
de un montón de otras personas y ese día serás más sabio. Tú sabrás que todos
estamos conectados. O lo hacemos todos o ninguno de nosotros lo hace” (LCG).
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