domingo, 22 de marzo de 2020

Usted elige: morir sepultado como un perro… o quedarse en casa

Paciente con coronavirus en hospital de Estados Unidos.

Escribe:
Luis A. Castro Gavelán
En estos días difíciles a causa de la pandemia generada por el COVID-19, hay que escoger dos alternativas: ser sepultado como un apestado, que ningún familiar pueda acompañar el funeral de su contagiado cuerpo; o hacer un esfuerzo, obedecer los consejos de los epidemiólogos y quedarnos en casa.
Claro que el titular de mi crónica suena agresivo y tal vez irrespetuoso, pero lo hago porque miles de peruanos, entre ellos mis paisanos monsefuanos, no entramos en razones y no hemos tomado conciencia del real peligro que nos acecha este virus que genera la pandemia del coronavirus.
Algunos amigos me dijeron que en Monsefú muchos siguen haciendo vida social, juegan sus “pichanguitas” futbolísticas y llevan adelante sus actividades sin importarles el riesgo que corren y el contagio generalizado que podrían provocar a decenas de conciudadanos. Aquí voy a hacer una comparación odiosa, pero necesaria. Vivo en Estados Unidos, país que lleva un adelanto de muchos años a nuestro Perú. La modernidad se exhibe por doquier… pero los 330 millones de personas que aquí residimos nos sentimos amenazados y aunque estamos tomando las precauciones, tenemos pavor, una trepidación que carcome y angustia. Nadie, por más rico o famoso, está exento de ser contagiado y morir de una neumonía, la fase final del coronavirus.

Si aquí en Estados Unidos, donde hay mucha higiene y un mejor sistema sanitario, estamos indefensos; ¿se imaginan ustedes lo que podría pasar si algún contagiado se pasea por el mercado de Monsefú o camina por el parque principal? ¿Tenemos un sistema sanitario capaz de contrarrestar esta pandemia? Dios nos coja confesados. Ayer escuché el programa de Lucho Gonzales y pude informarme de los focos infecciosos que hay en varios lugares, donde las garrapatas y las moscas pululan, donde el sentido común no existe y arrojamos la basura irresponsablemente.
Este no es un pedido, es una súplica a mis paisanos y conciudadanos. No juguemos con fuego, por favor, tomemos conciencia y evitemos que la pandemia llegue a nuestro Monsefú querido. Mi hermano Rubén que vive en España desde hace 30 años, experimenta una tragedia y ha llamado al coronavirus “la película de terror”. La nación europea es la tercera, estadísticamente hablando, con mayor cantidad de víctimas (cerca de 29,000 infectados y 1,758 muertos). Al mediodía de hoy domingo 22 de marzo, el planeta tiene 319,675 infectados y los muertos alcanzan 13,699. En nuestro Perú hay 318 contagiados y 5 muertos.  
Doctor Li Wenliang
En esta crónica quiero usar mi dedo acusador a China. El gigante asiático gobernado por el régimen de Xi Jinping mintió al planeta sobre el brote del coronavirus y “desapareció” a los expertos en salud que alertaron al mundo sobre esta pandemia. Mi homenaje al difunto doctor Li Wenliang que fue apresado y castigado por un chat que hizo para alertar a sus colegas el 30 de diciembre del 2019. ¿Se imaginan ustedes si China hubiera compartido esta alerta a los gobiernos democráticos y las autoridades tomaban rápidas medidas? Estoy seguro que no estaríamos contando esos 13, 699 muertos y el planeta no estuviera viviendo ese inicio de recesión económica que acabará con miles de posiciones laborales y la bancarrota de muchas empresas. Prepárense queridos conciudadanos, la crisis económica mundial está tocando nuestras puertas y sobrevivirán lo que tengan sus ahorritos. Por ejemplo, en Canadá, más de medio millón de personas han solicitado el seguro de desempleo, a consecuencia del cierre de empresas y el cese de actividades por la pandemia del Covid-19. Estas cifras son comparables a la Gran Depresión que vivió Canadá en 1932.
Por eso mi indignación con China. Ahora el planeta sabe que los habitantes de Wuhan y varios lugares del gigante asiático comen murciélago, culebras, ratas, perros y muchos animales por “beneficios de salud”. Y la gravedad del caso persiste porque el régimen comunista chino nos quiere hacer creer que ya han derrotado al COVID-19 y sostienen que ya no hay muertos ni tienen nuevos casos de contagio. Semejante mentira. Voy a revelarles algo que pone al descubierto la desfachatez de los líderes comunistas. Tengo un estudiante que es sacerdote de la iglesia católica. Prefiero guardarme su nombre. Me dijo que el último fin de semana oraron por un seminarista que es de nacionalidad china. Este religioso se había comunicado dos días antes con sus familiares en China y estaba llorando. Once, sí, 11 de sus familiares tenían coronavirus y que funcionarios del régimen chino sólo aceptaron ayudar y poner en las estadísticas a dos de ellos. El resto irremediablemente debía morir. Los otros 9 fueron aislados, sin medicinas y alejados de sus parientes. Así de cruel es el régimen y así estamos quienes por infortunio nacemos en lugares donde las libertades se conculcan.
Lavar sus manos al menos 20 segundos.
Quiero finalizar recomendando a mis conciudadanos tomar en cuenta los consejos del médico estadounidense Larry Brilliant, quien ha luchado contra los brotes de viruela, gripe y polio, y ha calificado el brote de coronavirus como “la pandemia más peligrosa de nuestra era”. Brilliant pidió auto-aislamiento o mejor dicho distanciamiento social. La distancia entre una persona y otra debe ser de al menos un metro y medio.
Otros consejos:
-Lavarnos las manos frecuentemente con agua y jabón por más de 20 segundos.
-Utilizar desinfectantes frecuentemente. El COVID-19 puede sobrevivir en la superficie por horas o días. En el aluminio, de 2 a 8 horas. En el acero, unas 48 horas. En la madera y el vidrio hasta 4 días. En el papel de 4 a 5 días. En el plástico, unos 5 días. El tiempo puede variar de acuerdo a la temperatura y la humedad.
-Podemos contagiarnos a través de la boca, las fosas nasales y los ojos. La transmisión se da de persona a persona cuando estornudamos, tosemos o nos damos la mano.
- Los síntomas son: dolor de cabeza y malestar, fiebre alta, secreción nasal, tos o dolor de garganta, problemas al respirar y finalmente, una neumonía generalizada.
Que Dios bendiga a nuestro Perú y en especial a mi pedacito de cielo, mi Monsefú (LGC).

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