martes, 8 de noviembre de 2011
Un reencuentro con gratitud
Nota de redacción .- Este artículo es un homenaje a las monjas y religiosos canadienses que nos visitaron con motivo de recordar los 50 años de su llegada.Fue una linda experiencia que graficamos gracias a la contribución de mi primo Marcos Guevara Gavelán.
Por Luis A. Castro
Escuché la noticia, supe que ellos ,las religiosas y religiosos que forman parte del legado histórico de Monsefú iban a retornar 50 años después para confirmar que no se han olvidado de nuestra tierra. Entonces cerré los ojos e ingresé a la “máquina del tiempo” para recordar aquellos rostros blancos, diáfanos y llenos de dulzura ; e imaginarme cómo estarían ahora, con el semblante geronto como consecuencia de los años que marcan y dejan huellas, con una estela de canas que coronan sus níveas figuras.
Y gracias a Dios por haberlos puesto en el camino correcto a esos religiosos, que una buena mañana de octubre de 1,951 llegaron desde tierras distantes para compartir sus creencias e impulso cultural en nuestra sociedad monsefuana; y gracias a Dios por esos ex alumnos carlinos y gente que llegó desde sus arrabales para – en nombre de Monsefú -expresar su afecto y decir sin medias tintas que somos personas agradecidas y que no olvidamos a las Madres de la Misericordia y a los sacerdotes como el interfecto Carlos Conroy, y que aún palpitan en nuestros corazones esos buenos gestos .
Monsefú se reencontró con un puñado de hombres y mujeres que hace 50 años comparecieron para cambiar –para bien- las mentes de jóvenes que forjaron una educación a la americana-canadiese, con disciplina, puntualidad y amor cristiano. Llegaron Carmelita,Alicia,Wilma,Mercedes,Brígida,Liz, Gabriela y otras mujeres que desde jóvenes consagraron sus vidas al servicio de Dios y que buena parte de sus años los dedicaron a esos cientos de ex carlinos ,hoy cincuentones, que alborozados y sonrientes comprometieron su asistencia para reiterar su agradecimiento.
La agenda estuvo nutrida, muchas reuniones y actos de camaradería,muchas muestras de afecto y vivencias que incluso dio pie a la participación de la alcaldesa Rita Ayasta.Junto a las monjas y ex monjas también engalanaron la delegación sacerdotes como el padre Juan Madiggan, el padre Diego; el padre Terry, hoy retirado.
Y la alegría que me embarga por la presencia de las monjas en Monsefú acrecienta por la actitud de Liliana Escajadillo, Damna Moree, Itala Kant, Angelillo Boggio, Griselda Uceda ,la “china Miura”,Pilar Senador, Higinio Capuñay ( padre de Harold) y otros tantos ex carlinos que hicieron lo conveniente y ejecutaron tareas que asumen personas de verdad, individuos que tienen principios y saben valorar la palabra “agradecimiento”.
Por eso las expresiones de simpatía,los episodios rebosantes de ternura con abrazos y besos que jamás claudicaron, con esas lágrimas que cayeron en las mejillas de los participantes. Porque los sentimientos eran de verdad, incluyendo la presencia de una buena cantidad de monsefuanos que por razones laborales y profesionales ya no viven en la “patria chica”, pero volvieron, se dieron el justo tiempo y eso es encomiable.
Gracias a los ex carlinos estamos siendo agradecidos con nuestra historia, reivindicamos que esa congregación ya no esté entre nosotros y alumbramos un vivo ejemplo para que nuestros jóvenes sepan que la vida tiene sus aristas, entras ellas aquellas que nos permiten evocar instancias que tienen que ver con la gratitud.
Gracias a esta bella experiencia la canción “Yo soy de Monsefú” se ha hecho más famosa, los canadienses la han hecho suya y se sienten identificados con “la hermosa tierra donde eché a volar mis sueños”.La bendita tierra del Cautivo Nazareno fue escenario de entusiastas danzas, de bailes de cabecitas blancas con sus ex alumnos, de contorneados movimientos liderados por el entusiasmo,por las ganas de arrancarle un verso a la vida.
Quedan muchos recuerdos de estas vivencias, entre ellas la imborrable imagen de estos ancianos extranjeros confabulándose con nuestras costumbres y bailando como unos monsefuanos más. Ellos se ganaron el cariño y nuestro corazón, ellos se sintieron como en casa y sacaron a bailar, se contagiaron con el ambiente y entre cumbias,vals y marinera demostraron que son tan monsefuanos como nosotros.
Y para coronar su presencia…hicieron una donación al Centro de Salud de Monsefú. Qué grato…!!.
Leyendas.-
1.Hombres y mujeres, religiosas y religiosos en un baile de camaradería.
2. La alcaldesa honra a los religiosos a través de la madre líder.Se les declaró Huéspedes Ilustres.
3. El padre Juan Madiggan y la madre Mercedes bailando cumbia peruana durante la cena de honor.
4. Madre Mercedes al centro con la primera Promoción egresada de "La Misericordia".
De izq. a Derecha: parados:Norma Montenegro,Gilberto Sánchez Barco, Yoconda LLontop, Juan Arce y Flores Llontop. Abajo: Alicia Vílchez, Martha Campos, Madre Mercedes, Onelia Huertas, Rosario Tello, y Buenaventura Míñope.
5. Madres: Brígida,Mercedes, Anita, Alicia, Elizabeth, madresuperiora, Wilma....
durante un homenaje a ellas.
6.Madre Alicia rodeada de Alicia Yaipén, Liliana Escajadillo y Blanca LLontop.
7. Los Padres Juan y Diego reunidos con mienbros de la segunda promooción,entre ellos
Raymundo Ayasta, Higinio Capuñay(uno de los coordinadores del evento), Jacinto Custodio,Benigno Flores, y Harold Percy Capuñay.
8. Colocación de una ofrenda floral al busto en honor al reverendo Carlos Conroy.
9.Un ingreso a Monsefú en olor a multitud.
10. Una muestra de la identificación de las canadieses con Monsefú. Madre Mercedes bailando una salerosa marinera.
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A Gricelda Uceda, Ytala Kamt, Higinio Capuñay, Vilma Custodio, Liliana Escajadillo, Damna More, Ángel Boggio, y a todas aquellas personas que hicieron posible el desarrollo de los festejos por la celebración del 50avo. Aniversario de la llegada de la Congregación Canadiense a Monsefú, nuestro sincero agradecimiento por vuestra entrega a tan noble y esforzada labor.
ResponderBorrarUstedes hicieron posible un tan anhelado sueño del pueblo monsefuano y de todos nosotros, ex alumnos de los colegios Nuestra Señora de la Misericordia y Carlos O´Neill Conroy Colegio, de decir gracias, mil veces gracias a aquellas personas que con insuperable amor, entrega y perseverancia, le cambiaron el rostro a nuestro querido pueblo y nos cambiaron la vida.
Nunca existirán palabras para tanto agradecimiento, todo lo que podamos decir y hacer, siempre será insuficiente. Ha sido un reencuentro maravilloso y emotivo, nuevamente gracias!.
Mantengámonos en contacto y cuenten con nuestro apoyo en el momento en que nos necesiten, somos una familia.
Con un fuerte abrazo se despiden con un hasta luego,
Onelia Huertas Niquén Martha E. Campos Carmona
César Augusto Flores Llontop
Las palabras son insuficientes y muy cortas para poder expresar nuestro eterno agradecimiento a la Congregación Canadiense de las Hermanas de la Misericordia por su labor realizada en nuestro querido Monsefú. El pueblo y los exalumnos le expreamos nuestro cariño y nuestro eterno agradecimiento. Fue una reencuentro maravilloso.
ResponderBorrarA todos ustedes muchas gracias por cada uno de los minutos y personas que pasaron por mi mente, corazón y alma en las pocas horas en que he podido estar con cada uno de ustedes. Ya que solo estuve unas horas, me siento doblemente agradecido ya que no he participado en nada de los preparativos, aca los que vivimos en Lima no pudimos hacer nada significativo, pero lo bueno es que tuvimos colegas en Monsefú que tomaron la decisión de sacar todo esto y así lo hicieron. Tenemos que estar en primer lugar muy agradecidos a todos ellos, sea que se llamen o no comisión , pero ya lo hicieron y estuvo bueno.
ResponderBorrarGracias nuevamente y creo que tengo suficiente emoción para esperar los primeros 50 años de la primera promoción. Creo que por ser la primera tendríamos que reunirnos todos…..tenemos 10 años para que todo salga bien….
Los quiero mucho y verlos ha sido un refrescamiento a mi corazon. A quienes no estuvieron les digo que siempre estuvieron presentes en nuestra mesas y conversaciones y que entendemos las ganas de venir y las limitaciones que uno encuentra en ciertos tramos de la vida…. Sin embargo escribámonos y sigamos comunicados.
Seguramente en los próximos días vamos a tener una lluvia de fotos así que hay que seguir compartiéndolas.
Muchos, pero muchos abrazos
Juan Arce
La presencia de los religiosos canadieses y norteamericanos fue muy importante para la cristalización de un futuro diferente en los jóvenes de esa época. Bien por ustedes,los ex carlinos.
ResponderBorrarLuis
Este comentario va para Juan Arce.
ResponderBorrarLa acción del grupo de personas que amoldó dicha celebración y la presencia de cientos de ustedes que llegaron desde diversos lugares fue muy importante. Es un vivo ejemplo de lo que significa la palabra gratitud. Y eso es lo que todos los monsefuanos sin excepción debemos tener presente con nuestros padres, maestros y quienes aportan a nuestro desarrollo.
Creo yo que la presencia de los religiosos fue un punto de quiebre que engrandeció aún más a Monsefú.
Saludos Juan,
Lucho Castro
Publicado en la web: www.americasistemas.com.pe
ResponderBorrar¿Qué tienen en común San Juan de Terranova en Canadá y el distrito norteño de nuestra patria llamado Monsefú (15 minutos de Chiclayo)? Aunque usted no lo crea, amigo lector, existe una fuerte ligazón. Y lo que es más interesante, muchos paisanos tenemos una deuda inestimable.
Se lo contamos en breves líneas. Hace exactamente cincuenta años llegó una delegación de jovencitas monjas canadienses integrantes de la congregación “Nuestra Señora de la Misericordia”, que le cambiaron la vida a este pueblo de origen Mochica, del que me siento orgullosamente de pertenecer.
A los seis años de edad fui testigo y alumno de sus aulas y, al mismo tiempo, presencie profundos cambios estructurales en la vida de este lugar pueblerino como la gran mayoría desperdigados a lo largo y ancho del país. A punta de cariño, amor, disciplina y cultivando valores desde muy tiernos nos inculcaron una manera de ser que nos marcaron para siempre a muchos de nosotros.
Todo un pueblo lloró inconsolablemente cuando allá por los primeros días de marzo del año 1966 tres miembros de esta congregación fallecieron en un accidente automovilístico. Este hecho en lugar de amilanar a la integrantes de la congregación les permitió redoblar sus esfuerzos convocando a más miembros, siempre desde su lugar de origen, con la finalidad de trabajar codo a codo con la gente del lugar y desarrollar una mejor calidad de vida de sus pobladores que por esa época sumaban 16.000 habitantes (actualmente hay más de 30.000).
En ese tiempo se actualizaron las famosas Mingas (estilo de trabajo comunitario del pueblo incaico) para mejorar al pueblo: Fueron los iniciadores para colocar el agua y desagüe, fundaron dos colegios, uno primario y otro secundario equipados con los mejores adelantos para la época (no existía en la región un Centro Educativo con los niveles de servicio que estos), gestaron la fundación de una cooperativa de Ahorro y Crédito, el core era prestar dinero a agricultores y tejedores de paja para que puedan tener mayores insumos para la chacra y también para tejer sus sombreros, paños, alforjas, negocios, etc.
Además, velaban para que el pueblo tenga niveles aceptables de salubridad pública, abriendo zanjas y poniéndose al frente.
No comprendía cómo hacían muchas familias de escasos recursos económicos pagar treinta soles mensuales para educar a sus hijos en el Colegio. En mi familia éramos seis hermanos y hasta cierto punto nuestros padres podían pagarlo.
La realidad la conocí esta semana. Muchos de mis compañeros que ahora son profesionales y triunfan en varias partes del mundo se educaron pensionados, tanto en la primaria como secundaria, aparte que a otros con dotes artísticas eran becados para que viajen a Chiclayo a instruirse.
La llegada de estas religiosas canadienses se compenetra con la cotidianidad de Monsefú para afianzar la fe, en lo cultural, educativo y en toda clase de actividades. Por ello, en momentos de celebración todos los protagonistas de este gran cambio hablamos de un antes y después de la llegada a Monsefú de este grupo religioso. Hay una ligazón muy fuerte entre estos dos pueblos, el hermano mayor que vela por su menor.
En la vida hay que ser agradecidos y en momentos que se celebra las Bodas de Oro de su arribo, desde esta humilde tribuna les decimos gracias amigas canadienses. Infinitas gracias por habernos formado y hacernos personas con sólidos valores que no se negocian ni se transan, los mismos que tratamos de inculcar a nuestros hijos y puedan sentirse orgullosos de sus ancestros, así como nosotros nos sentimos.
Un norteño conmovido por las muestras de cariño a este grupo religiosos que hizo algo por esta parte de nuestro país.
El ayer, queda como una luz tenue de labores cotidianas, pero recordar la luz de sabiduría,de acción y firmeza de las madres de la misericordia, es una luz que brilla en el alma y estremece los sentimiento, tenemos una meta que cumplir y aún no la hemos logrado, cada uno por separado hace lo suyo, pero me gustaría unir y formar una sola fuerza y expresar nuestro cariño en hechos concretos para lo que fuimos formados, no conocí al padre Carlos , pero debe ser como Madre Carmelita, como líder es extraordinaria de amor a los mas humildes y su lucha por su liberación. Gracias por dejar el legado que vibra en el corazón y se hace realidad al no cejar en nuestro camino de hacer alumnos libres que con sabiduría y amor construyan un nuevo camino para Monsefú. ATTE. Angel Montenegro Castro.( angelmc_80@hotmail.com)
ResponderBorrarLas madres de la Misericordia y los sacerdotes extranjeros le dieron un matiz diferente,enriquecieron la identidad de la nueva generación que emergió principalmente de las aulas del San Carlos y La Misericordia.El padre Carlos es una figura insigne que llevamos en nuestros corazones.
ResponderBorrarUn abrazo primo Angel.
Luis