miércoles, 18 de agosto de 2010

Monsefú y sus encantos



Por: Grecia R. Castro Cabrejos

La primera vez que conocí esta ciudad era apenas una infanta, mi corta edad no me permitió conocer a esta bella cuidad adecuadamente, los recuerdos que tenía de ella eran muy vagos. En septiembre del año pasado, cumplida mi mayoría de edad regresé a la conocida “Ciudad de las Flores”.
“En aproximadamente 50 minutos aterrizaremos en la ciudad de Chiclayo”, manifestó el piloto. Era inevitable no sentirme ansiosa por volver a visitar a tan encantadora ciudad. A mi mente venían las anécdotas relatadas por mi padre y las historias escritas por mi abuelo en su libro, tales como la historia detrás del Arco de la Amistad, las travesuras que cometía en su juventud junto a sus hermanos, su colegio, sus profesores, las leyendas de ciertos personajes y las curiosas historias que siempre quedan en la memoria de sus residentes.
A mí llegada al aeropuerto me recibió mi familia que no veía por mucho tiempo. La presencia del profesor Castro, mi abuelo, y sus palabras “bienvenida a tu casa” me hicieron sentir a gusto y alegre de haber hecho ese viaje. Mi estadía recién comenzaba y en apenas días la gastronomía de Monsefu ya me había cautivado. Potajes como la carne seca, arroz con pato, el chinguirito y como no mencionar el ceviche monsefuano, confirmaron que son los platos más deliciosos y que a los turistas dejan encantados.
Apenas me quedé una semana en esta bella tierra, pero aproveché cada minuto para conocerla y aprender a quererla tanto como mi abuelo con el que tuve un tiempo muy agradable, ya que tenemos mucho en común. Es satisfactorio y admirable saber que dos personas de diferentes generaciones y a pesar de los años de no verse, se conectaron tan fácilmente en tan solo unos días. Su amor por esta tierra es tan palpable que te contagia.
Me quedé encanta con mi visita y espero volver muy pronto y esta vez poder ser partícipe del famoso Fexticum, del cual he oído maravillas. Hasta mi próxima visita.

2 comentarios:

  1. Grecia
    Por lo que puedo apreciar, escribes muy bien y tu relato es muy ameno y relajante. Te teletransporta al Monsefu de hoy. Que bueno que hayas compartido con tus abuelos no solo la familiaridad sino el sentimiento de ser monsefuano.Mil bendiciones y exito en tu vida futura. Esperamos leer mas de tí

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  2. Muchas gracias por sus comentarios. Se los haré llegar a la responsable de este artículo.
    Saludos,
    Luis

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