Escribe:
Luis A. Castro Gavelán
La mayoría anda por base cinco, muchos ya superaron el medio siglo de vida. Esos
jóvenes eternos de espíritu llevaban por frase “Siempre listos” y pertenecían a una agrupación
internacional que en Monsefú dirigió el hermano cristiano Diego Gloss. Los Boy
Scouts rotularon la vida de muchos monsefuanos.
Eran los años 70, los hermanos cristianos marcaban la pauta en la vida
de los jóvenes de esos tiempos que participaban de los grupos de oración. Además, unos practicaban karate con el hermano
Eduardo. Otros disfrutaban jugando al baloncesto con Javier Sullivan y la tía
Colomba Vasallo. Y un grupo mayoritario estaba inmerso en algún deporte, pero
también integraba aquella organización que nació en Irving, Texas, fundada por
William Boyce y Ernest Thompson.
Todos los sábados nos reuníamos en el colegio San Carlos o en la casa de
Los Hermanos Cristianos. Era un ambiente de jolgorio y camaradería, cantábamos
y desarrollábamos actividades al aire libre aprendiendo a sobrevivir en
circunstancias adversas. Los jóvenes, el futuro de Monsefú, anhelábamos vivir
en un mundo responsable, desarrollar aptitudes propias de los “chicos exploradores”,
con honestidad y civismo. Por algo habíamos hecho el juramento “Por mi honor,
yo haré todo lo posible para cumplir con mi deber hacia Dios y mi país;
obedecer la Ley Scout para ayudar a los demás en todo momento; para mantenerme
físicamente fuerte, mentalmente despierto y moralmente recto”.
Con una pañoleta característica, amarilla y marrón; pantalón jean y una
camisa beige, los Boy Scouts estuvieron a la altura de las circunstancias.
Éramos niños, jóvenes y adultos sin maledicencias ni apatías; al contrario,
éramos personas que irrumpíamos reclamando un papel en el presente y seguros de
erigirnos en promesas del futuro.
Muchos de los integrantes de la Tropa Scout Nro. 198 tenían innatas
cualidades. Solo buscaban las oportunidades necesarias para potenciar esas capacidades
y habilidades. Como decía el empresario John Rockefeller, “lo importante para
un joven es establecer su carácter, una reputación y un crédito”.
Durante la celebración de la primera FEXTICUM, en 1973, los Boy Scouts estuvieron
presentes en dos actividades, tal como recordó el hermano Diego Gloss, quien
actualmente labora en un colegio de Lima y disfruta de sus 80 años “Nos
pidieron cuidar las joyas y ornamentos del Señor del Cautivo que se exhibían
para los turistas, y por otro lado, nos encargamos junto a la policía, de
controlar el tráfico de carros que entraba y salía de la ciudad”, recuerda el
siempre ponderado Diego. Los Boy Scouts también tuvieron activa participación
en muchas actividades en beneficio de la ciudad, entre ellas la pavimentación
de calles como Mariscal Castilla, 7 de Junio, 28 de Julio, María Izaga; la
limpieza de las calles y el parque de la ciudad,etc.
Una labor a favor del pueblo. Podemos ver a los integrantes de la Tropa Scout 198 en acción |
Sus orígenes. - En 1972, un grupo de jóvenes Boy Scouts de Chiclayo llegó a Monsefú para desfilar. “Nos impresionó su gallardía, su nobleza y compromiso”, refiere Walter Salazar, hoy médico veterinario, quien estaba al lado de su “collera”, entre ellos Pablo “colambo” Custodio, Marco Chafloque, Gustavo Casas, Matías Montalván, Miguel Llontop, Francisco Uceda, César Incio, Lucio Reyes, Tomás Farro, Jorge Llontop, el popular “guineo”, Carlos Senmache “pirulo”, entre otros. En ese mismo momento se acercaron a los “chicos exploradores” y preguntaron por los requisitos para formar un grupo en Monsefú.
“Nosotros recién habíamos terminado la secundaria y queríamos invertir
nuestro tiempo en algo importante”, dice Walter Salazar, quien recuerda su
inicial decepción, al recibir la noticia que por la edad que representaban, no
podían ser Boy Scouts.
Pero luego recuperaron el dinamismo al escuchar que podían formar el
Clan Rovers, destinado a jóvenes entre los 17 y 21 años. “Yo conocía a todos
ellos porque practicábamos baloncesto y me pidieron apoyarlos en esta
iniciativa. Acepté sin inconvenientes porque los conocía mucho y no me
equivoqué, hasta ahora tengo comunicación con ellos”, refirió el hermano Diego
Gloss, quien fue el primer director. Carlos Ballena fue nominado jefe de clan y
Walter Salazar García se erigió como el subjefe.
Asignada la primera directiva del Clan Rover se dio inicio a la búsqueda
de un nombre. A muchos les gustó “Los Camarones” y cuando fue planteada la
propuesta al hermano Diego, se opuso porque él ya dominaba bien el español y se
había enterado que “camarón” le decían a la persona que ingresaba a las fiestas
sin invitación. Entre risas, los Rovers aceptaron el cambio y se bautizaron
como “The shrimp”. Era el mismo apelativo, pero más estilizado, traducido al
inglés.
Hermanos Diego Gloss y Javier Sullivan en foto reciente |
Meses después se formaron los Boy Scouts para adolescentes entre 11 y 17
años, y posteriormente las “chicas guías” y los Lobatos, los niños de 7 a 11
años (fueron dirigidos por Orfelinda Sierra y la querida tía Colomba Vasallo).
“Para mí fue algo muy lindo, siento que hice algo diferente, aprendimos a hacer
fogatas, perfeccionar nuestro carácter, conocer técnicas de sobrevivencia,
compartir con mis amigos”, rememora Jorge Chafloque Vasallo, el popular
“Cucho”, radicado en Argentina.
A muchos les gustó “Los Camarones” y cuando fue planteada la propuesta al hermano Diego, se opuso porque él ya dominaba bien el español y se había enterado que “camarón” le decían a la persona que ingresaba a las fiestas sin invitación.
Los cachorros, Los toros, Los lobos, Los tigres, Los panteras, fueron
algunas de las patrullas (grupos de 5 a 8 personas) que se formaron con jóvenes
impetuosos que aprendimos técnicas del escultismo, aprendimos a valorar la
vida, participar de campamentos, hacer cabañas, amar la naturaleza, realizar
tareas del hogar y participar voluntariamente en actividades solidarias a favor
de las personas necesitadas.
Uno de los scouts entrevistados recordó un campamento realizado en
Pomalca, donde había mucha caña de azúcar. Muchos integrantes de las patrullas se
apoderaron de decenas de esos dulces bambús, y por la noche, comieron tanto que,
más de una veintena de “chicos exploradores”, terminó con dolor de quijada.
Habían mordido y masticado demasiada caña que terminaron con las mandíbulas
duras, con mucha dificultad para accionarlas.
"Cucho" Chafloque y Walter Salazar |
El destino de los Boy Scouts estuvo marcado por la aparición de la dictadura
del General Juan Velasco, reacio a convivir con algo o alguien de procedencia
norteamericana. Su régimen político le bajó el dedo a esta organización nacida
en Estados Unidos, tan igual como ocurrió con los primeros “chicos
exploradores” que tuvo Monsefú.
Los Boy Scouts del hermano Diego Gloss fueron la versión moderna. Esta agrupación
ya había existido por iniciativa de mi abuelo Federico Castro, allá por los
años de 1925. Los estudiantes del quinto de primaria de la escuela “Sabogal”
fueron los primeros integrantes, como podemos confirmar con una gráfica muy
antigua. Esta brigada dejó de existir
durante la junta militar de gobierno del general Manuel Odría.
En 1925 se fundó la primera organización scout. La mayoría era procedente de la escuela "Sabogal" |
Hay una frase que el hermano cristiano Diego Gloss dijo y encierra
aquellos añorados días de los Boy Scouts “Aprendimos a valorar a la gente,
aprendimos que se puede progresar cuando trabajamos mano a mano” (LCG).