jueves, 25 de septiembre de 2014

Elecciones municipales: añoramos un mejor despertar

Luis A. Castro Gavelán

El próximo domingo 5 de Octubre la ciudad de Monsefú, con cerca de 35,000 habitantes, se jugará su destino. Las elecciones municipales convocadas por las autoridades electorales del país seleccionarán un nuevo burgomaestre monsefuano en el sillón municipal, un nuevo líder que administre mejor la ciudad. Y en la disyuntiva en que estamos, con un desgobierno y atraso evidente, abrigamos esperanzas que esta vez no nos equivoquemos, que elijamos a la persona idónea, que seamos sensatos y valoremos que con nuestra decisión, estamos condenando a la ciudad; o en su defecto, impulsando un mejor despertar para Monsefú.


Siempre fui partidario de tener una nueva autoridad edil potenciada por consenso. Los años de atraso no nos permiten seguir jugando al gran bonetón. Sin embargo, los que juegan a la política y están llenos de arribismos e intereses personales, desoyeron lo que es mejor para Monsefú.
Pero el pueblo, que es el mejor juez, ya casi ha sentenciado a esos sordos… a la derrota electoral, y es evidente que eso va a ocurrir.
Ahora todo va quedando en manos de tres candidatos. Mi amigo de infancia y juventud, el doctor Jorge González, un aspirante que tiene buenas intenciones, pero su sesgo político le impide tener mayor carisma y llegar al conglomerado de la población.
Otro pretendiente es el joven ingeniero Manuel Pisfil. Representa al Partido Aprista y tiene fuertes argumentos. Su plan de gobierno auspiciado por buenos profesionales, y ex alcaldes como Vitucho Custodio y Pocho Custodio le da solidez a su propuesta; pero él no posee el roce, la experiencia y esos ingredientes que por la situación de Monsefú ( es un enfermo en cuidados intensivos) se requieren, y con urgencia.
El tercer candidato es Miguel Angel Bartra, un abogado de profesión que tiene mucha experiencia e incluso fue alcalde de Chiclayo. Bartra estuvo deshojando margaritas pero al final se decidió retornar al pueblo que lo vio nacer y por su habilidad política, sus años de experiencia y además, los contactos que tiene con el presidente regional ( que será reelegido), y otras autoridades, se perfila como el futuro burgomaestre.

Cuando estuve por Monsefú en el mes de junio, recorrí varias calles y arterias, y tuve la oportunidad de dialogar con mucha gente, incluso en el mercado (que esta vez lucía con mejor aspecto) y las opiniones fueron marcadas por una aceptación mayoritaria a Miguel Angel. Quienes están preocupados por la situación de Monsefú que, repito, está literalmente en cuidados intensivos, reconocen que no podemos seguir perdiendo el tiempo.
Hay una lógica, si tendríamos que escoger entre dos médicos para mejorar la salud de un paciente con graves problemas, como está Monsefú, yo confiaría en el facultativo con experiencia, y sería más escéptico con aquel que acaba de egresar de la Universidad. Los dos son profesionales, van a hacer el mismo esfuerzo; pero en estos menesteres el “veterano” tendrá mejores argumentos y pericias.

Mis queridos paisanos. Si están preocupados por el grado de inseguridad que viven nuestras familias, si cada día se encrespan de furia porque nuestro pueblo está estancado en su desarrollo, vamos a dar nuestro voto a quien merece. Y que esa persona sienta ese mayoritario respaldo que lo obligue a ejecutar con creces sus promesas electorales. Si no cumple, que sepa que mayoritariamente le haremos sentir nuestra repulsa.

A una semana de las elecciones, añoro ver al actual mercado convertido en un gran teatro cívico. Que el llamado “Plan maestro” culmine y no tengamos problemas con el agua y desagüe; que el Centro Social Progresista de Monsefú, apoyado por el nuevo alcalde, se convierta en una moderna biblioteca para dar servicio eficiente a nuestros estudiantes. Que no existan problemas de inseguridad, que la ciudad no esté convertida en un pandemónium por la escasa regulación del tránsito de vehículos menores, que hagamos frente a ese aberrante servicio de las empresas eléctricas. Añoro a nuestros agricultores y comerciantes vendiendo sus productos sin intermediarios en un gran mercado; vislumbro un renacer de nuestro alicaído Fexticum. Hay mucho por hacer, y quienes amamos a Monsefú, tenemos derecho a pensar que sí podemos sacar de “cuidados intensivos” a la ciudad que soñaron Manuel María Izaga, el doctor Miguel Custodio, el padre Carlos Conroy, Alfredo José Delgado Bravo, mi padre Luis Castro Capuñay, y otras tantas personalidades.
Hagamos un cambio por nuestro Monsefú. Dejemos de lado esas críticas con sátira que se convierten en bajezas y palabras inmundas. Hay que voltear la página, demostremos civismo sin abyecciones, hagamos cultura y expongamos ante el mundo de qué estamos hechos los hijos de esa “pequeña patria” llamada Monsefú.
Para que sepan que no solamente escribo, voy a proponer al futuro alcalde que, si realiza ese gran centro cívico, me comprometo a gestionar la presencia en Monsefú de catedráticos y científicos de EE.UU. y España para fomentar la cultura, para que ellos dicten charlas magistrales. Por lo menos unas tres a cuatro veces por año.
Queridos paisanos, hagamos un voto de conciencia, emitamos un voto con sabiduría y no se olviden que, como dijo el poeta libanés Jalil Gibran, “por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes”.(LCG)