miércoles, 16 de febrero de 2011
El buen "Kiko" Custodio
Los días pasan y los seres envejecen. Los días transcurren pero las instituciones y los recuerdos se perpetuan. Y en ese evocar de hechos acontecidos viene a mi memoria una persona que ya no está con nosotros,pero que sus detalles con Monsefú y su enorme profesionalismo permanecen inalterables.
Larguirucho de estatura, pasó sus días entre el estudio y su presencia custodiando los tres maderos de su querido Estudiantes Parroquial.Jamás fue la sombra y por el contrario sacó lustre a su posición de hijo de un grande,el doctor Miguel Custodio Pisfil.
Así es, estamos rememorando al buen “Kiko Custodio“ ,todo un experto –junto a su collera- tocando puertas de noche en sus épocas de adolescente “ mataperro“ y toda una promesa que Dios recogió a temprana hora, cuando apenas iba a cumplir 56 años( abril 1952- abril 2008.
Pedro Enrique Custodio Diez hizo de la ingeniería su tribuna y desde esa posición descolló para convertirse en un afamado catedrático que dictó clases y creó conciencias en famosas universidades del país.Pero al tiempo que se dio el lujo de eregirse como director de la escuela de Ingeniería de la universidad “Ricardo Palma“ de Lima y profesor principal en otros claustros, acrecentó su amor por Monsefú y fue artífice de silenciosas jornadas benéficas que no divulgó porque fue reacio a la publicidad barata.
“Kiko Custodio“ tuvo un enorme concepto y un profundo amor por la “patria chica“, por esta tierra monsefuana que algunos mezquinos quieren opacar con su equivocado accionar – llámese autoridades y público sin conciencia cívica- y que él revitalizó cada vez que volvía desde Lima para darse un baño de monsefuanismo y acallar su nostalgia.
Por razones de trabajo Kiko vivió en Lima,pero aprovechaba cualquier oportunidad para volver a Monsefú,al lugar de sus recuerdos y dar una mirada retrospectiva al hogar que muchos añoramos.Y tuvo la bendita costumbre que estoy seguro muchos ya están imitando ,porque fue acuñante su amorosa demostración.Y su compadre Walter Yeckle fue testigo de excepción, y su hermano el ex-alcalde Teodoro Custodio respetó el gesto.
La melancolía que exhalamos por el lugar de nacimiento es un sentimiento que va de la mano con una gran capacidad de imaginación; y ese ingenio y amor puro fue el detonante para que Kiko Custodio tuviera la eterna costumbre de arrodillarse con solemnidad y besar la “santa tierra“ cada vez que hacía su ingreso a la ciudad. No le interesaba si iba en un vehículo público o privado.Siempre pedía bajarse antes del arco de bienvenida y hacía su hermoso ritual.
Si sentir amor por Monsefú fuera pecado,muchos monsefuanos seríamos pecadores empedernidos,sin esperanza de redención...nos les parece!! ( Luis A. Castro )
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